Victoria G. Mora. Raquel Chillón es doctora en Fisioterapia por la Universidad de Sevilla. Su pasión por esta disciplina la introdujo también en el mundo de la docencia y la investigación. Actualmente, el corazón de su trabajo académico, profesional y científico es la Fisioterapia Pediátrica.
Además de impartir la asignatura de Fisioterapia en Pediatría, Raquel colabora en las escuelas infantiles conveniadas con la Universidad de Sevilla y ha puesto en marcha varios proyectos de formación de posgrado que, actualmente, están teniendo un importante reconocimiento en el ámbito profesional.
En septiembre de 2017, Chillón fue la primera mujer candidata a la presidencia del Colegio de Fisioterapeutas de Andalucía. Entre sus propuestas abordaba algunos de los temas que ahora nos cuenta: acercar la disciplina a la sanidad pública, erradicar el intrusismo laboral o establecer una mayor relación informativa con la ciudadanía.
-¿La decisión de dedicarte a la fisioterapia fue vocacional?
-Debo decir que desde que nos empezaron a estimular para pensar en nuestro futuro sentí la necesidad de elegir qué quería ser de mayor, y por algún motivo quizá romántico o espiritual, ser fisioterapeuta empezó a ser mi destino; tanto es así, que desde muy pequeña era de las pocas personas que levantaba la mano con firmeza cuando preguntaban en clase: “¿Habéis pensado qué carrera vais a estudiar?”. A lo que contestaba: “Sí, quiero ser fisioterapeuta”. A día de hoy, después de veinte años de recorrido profesional, siento que la Fisioterapia llena la mayor parte de mis días, mis pensamientos, mis anhelos, mis preocupaciones y mis proyectos de presente y futuro. Seguramente podría dedicarme a otra cosa, pero no creo que pudiera ser tan feliz.
-Adentrándonos en la Fisioterapia Pediátrica… En cuanto a los dispositivos de movimiento en bebés, ¿qué tipo de problemas puede causar su uso en los niños? ¿Cuáles recomendarías y cuáles no?
-De todos los dispositivos que se han diseñado, quizá los famosos andadores (conocidos como “taca taca” o “tacatá”) y los saltadores sean los más perjudiciales. En el primer caso, son dispositivos que impiden un estímulo adecuado de carga en el pie, tobillo, cadera y pelvis, dificultan la estabilidad pélvica, impiden el reclutamiento motor de grandes grupos musculares para la bipedestación y marcha y fomentan marchas de puntillas prolongadas (que pueden provocar alteraciones músculo-esqueléticas de diverso tipo). En el segundo caso, los saltadores son dispositivos que se anclan en el dorso y hueco axilar del bebé y que pueden provocar subluxación de hombros o cadera (displasia), impiden el inicio de la marcha fisiológica, dificultan el desarrollo de mecanismos de equilibrio y coordinación, no se estimulan correctamente los apoyos en la planta del pie, pueden no ser seguros y dificultan el desarrollo psicomotor. Además, el abuso de dispositivos de transporte como las sillas del Grupo 0 o las hamacas, influyen negativamente en el moldeado craneal y en el desarrollo psicomotor.
-¿Qué beneficios supone el porteo para el bebé? ¿Puede este causar daños al progenitor? ¿Qué tipo de soportes o herramientas son los más recomendados para ello?
-Portear debe formar parte esencial de la crianza, pues, para el bebé, supone la posibilidad de vivir un proceso de exterogestación sostenible y feliz en contacto, durante un tiempo importante del día y durante el primer año de vida (o más). Sin duda, portear permite el desarrollo fisiológico de la columna vertebral, fomenta el control cefálico progresivo, también favorece la maduración de las caderas, disminuye los cuadros de gases, estreñimiento y cólicos, los incómodos retortijones abdominales, favorece el apoyo de los antebrazos, permite alternar el apoyo en rotación derecha e izquierda de cabeza y, emocionalmente, supone contacto, apego y vínculo que en la esfera emocional y sensoriomotriz es de un valor incalculable. Eso sí, para obtener estos efectos beneficiosos, es fundamental la colocación correcta del bebé, utilizando un portabebés ergonómico y evolutivo que haga que el binomio “bebé y papás” sea confortable y permita disfrutar de la crianza temprana.
-¿Cómo explicarías el cólico del lactante a alguien que no conoce el término? ¿Cómo puede beneficiar el trabajo fisioterapéutico a un bebé con este problema?
-El cólico del lactante no es una enfermedad, es un cuadro de malestar asociado a la inmadurez del bebé que se manifiesta con llanto repentino e inconsolable (con necesidades fisiológicas satisfechas), dificultad para gestionar los gases (abdomen distendido y doloroso a la palpación), alteración del patrón de excretas (tendencia al estreñimiento) y rasgos conductuales al llorar como hacer un patrón extensor, mantener los puños cerrados, enrojecimiento de la cara, irritabilidad y percepción de falta descanso. En este sentido, desde la fisioterapia, tras una valoración del bebé, podemos poner en marcha un programa de actuación que puede incluir la enseñanza de posturas individualizadas para la calma del llanto y que pase a ser consolable a medio y corto plazo, la implementación de estrategias de terapia manual y procedimientos para fomentar la maduración del sistema nervioso, digestivo y músculo-esquelético y el asesoramiento en dispositivos de porteo, sueño (favoreciendo estímulos idóneos en la “hora mala”, frecuentemente, la tarde-noche) y baño (uso de bañeras anticólicas).
-En cuanto a las «falsas esperanzas», ¿qué tipo de métodos fisioterapéuticos se venden como pseudoterapias? ¿Cómo se puede informar el ciudadano para no ser engañado al respecto?
-No son pocos los “falsos fisioterapeutas” que promueven estrategias que confunden a la ciudadanía. La fisioterapia es una profesión sanitaria, avalada por un título universitario y con profundas raíces históricas. Es una ciencia que, aunque novel, ha crecido en las últimas décadas de una forma espectacular. En fisioterapia ya existen multitud de procedimientos, métodos y técnicas con suficientes avales científicos pero, sin embargo, otros se encuentran en proceso de ser repensados, reinterpretados o apartados definitivamente de nuestro ámbito competencial. Somos los fisioterapeutas los que estableceremos esa regulación, con autonomía y responsabilidad profesional. No se pueden meter en el mismo saco procedimientos tan relevantes y avalados como el drenaje linfático manual o la hidroterapia, con otros como la angelterapia o la orinoterapia. Este hecho demuestra un gran desconocimiento de la consolidación profesional y científica de gran cantidad de métodos y procedimientos que se incluyen en fisioterapia (y que ya están regulados por leyes), como la terapia manual, el masaje con fines terapéuticos o la cinesiterapia. Es más, creo que el gran esfuerzo que hay que hacer es eliminar de raíz el ejercicio pseudosanitario que usa el engaño y la pseudociencia y que, metiéndose por brechas legales, mantienen negocios abiertos que ponen en peligro la salud de la población. Un profesional sanitario colegiado es un seguro de salud para la población. Ponerse en buenas manos supone que el ciudadano busque en consulta un título universitario oficial y un número de colegiado/a, no confiar en tratamientos milagrosos y denunciar cualquier situación de irregularidad que pueda haber puesto en peligro su salud o la de su familia.
-¿Se deriva lo suficiente desde la sanidad pública al fisioterapeuta?
-Claramente, no. Existe un déficit brutal de derivación desde varios puntos de vista. Por un lado, en atención especializada (hospitales), todos los especialistas médicos deberían y podrían derivar a fisioterapia, sin embargo, el embudo que ejercen los especialistas en rehabilitación limita enormemente que la ciudadanía pueda recibir fisioterapia neurológica, pediátrica, reumatológica, cardiorrespiratoria, traumatológica, etc, pudiendo ser mucho más eficiente que existiesen plazas de fisioterapeutas creadas en todas las unidades y especialidades. Asimismo, al no formar parte de las unidades de gestión clínica, no se puede participar de forma directa en estrategias claras de calidad y derivación. También está obstaculizada la derivación a los Centro de Atención Temprana, pues antes llegaban directamente a fisioterapia en estos centros desde Pediatría (Atención Primaria) y ahora deben esperar a una comisión de evaluación donde no hay fisioterapeutas. Pero sin duda, es la Atención Primaria donde más y mejor podría desarrollarse la fisioterapia para la sociedad y sin embargo, es deficitaria, está limitada en recursos materiales y humanos, y depende de la derivación de especialistas que no son de Atención Primaria. Así, son muchas las personas que no pueden beneficiarse en tiempo y forma de esta disciplina, con la subsiguiente preocupación por el enlentecimiento en procesos de recuperación funcional y la posibilidad de que aparezcan secuelas y deterioros que podrían evitarse.
-Respecto al deporte, ¿en qué tipo de patologías fisioterápicas puede ser este decisivo para la mejora del paciente?
-El deporte, cuando la persona está sana, es bien conocido en relación a sus innumerables beneficios. Pero los y las fisioterapeutas debemos participar especialmente en el asesoramiento deportivo cuando existe una enfermedad, una lesión, una patología o, en definitiva, un problema de salud. Así, en nuestras competencias, la cinesiterapia o terapia del movimiento nos ayuda a identificar y describir, para cada paciente, en función de su lesión, qué actividades deportivas podrían ser las más adecuadas y cómo implementarlas de forma progresiva, especialmente para favorecer la recuperación de los tejidos, disminuir las reacciones inflamatorias, evitar la sobrecarga articular, prevenir contracturas musculares y, sobre todo, evitar que aparezcan recidivas en la lesión o que la recuperación curse de forma limitada y con secuelas.
-¿Cuál es la mayor satisfacción que te ha concedido tu trabajo?
-Podría decirte algo romántico y real, como es saber que tu trabajo mejora la calidad de vida, en mi caso, de tantos niños, niñas y familias. Pero, sinceramente, creo que ver que los alumnos superan al maestro, sin duda, es mi mayor satisfacción. Soy muy afortunada por sembrar en los futuros fisioterapeutas el espíritu crítico, emprendedor y de búsqueda de respuestas. Y eso, tiene un profundo valor para mí.
-A nivel más personal, ¿qué ámbito de la fisioterapia te gustaría investigar en un futuro próximo?
-Me gustaría conocer con mayor profundidad si los ejercicios de rehabilitación que se prescriben tras frenectomía (cortar el frenillo sublingual) tienen eficacia (dudo que si los realizan los padres, si no se deriva a fisioterapia y si no hay seguimiento, realmente, sirvan para algo). También quisiera seguir profundizando en la relación entre el desarrollo de las habilidades motoras de los niños y niñas de menos de 3 años y el desarrollo del lenguaje, así como la influencia de la falta de estímulos adecuados en la primera infancia y ciertos problemas músculo-esqueléticos vinculados con el control cefálico, la marcha y el desarrollo de motricidad fina.
-Para terminar, ¿qué supone la fisioterapia para ti a nivel personal y, a nivel general, qué significa para la sociedad?
-La fisioterapia es para mí un reto continuo, una forma de sufrimiento, un aliciente para mi crecimiento personal y un universo de posibilidades para aportar cosas bonitas para la salud de las personas. Como disciplina, la fisioterapia ha crecido tanto desde la segunda mitad del siglo XX, que de seguir así, va a superar todas las expectativas.