Victoria G. Mora. Como cada último sábado de marzo desde 2008, esta tarde de 20.30 a 21.30 horas se celebra la Hora del Planeta, un apagón eléctrico voluntario en el que hogares, empresas y monumentos de todo el mundo apagan las luces como símbolo de concienciación por el cambio climático.
Se trata de un gesto simbólico que reivindica la necesidad de adoptar medidas que ahorren energía y reduzcan las emisiones contaminantes. En Sevilla, la iluminación del Puente de Triana, el Puente de San Telmo, el Ayuntamiento, la Muralla de la Macarena, el Parlamento, parte de la Muralla del Alcázar y la Torre del Oro se apagará durante esta hora.
Numerosos ayuntamientos, como los de Arahal, Bormujos, Camas, Casariche, Dos Hermanas, El Saucejo, Gines, La Rinconada, Mairena del Alcor, Morón, Salteras o Utrera; y empresas, como Carrefour, Banco Santander, Correos, Decathlon, Iberostar, Mahou o Leroy Merlin, entre otras, han confirmado también su participación.
Consciente de las nuevas problemáticas que atañen al planeta, esta iniciativa de carácter medioambiental propone para este año tres nuevos retos: un día sin emisiones, un día sin plásticos y un día sin carne. El transporte urbano causa el 30% de las emisiones de CO2. Al año se vierten 100 millones de toneladas de plástico a la naturaleza. Y se necesitan 15.500 litros de agua para producir un kilo de carne. Estos son algunos de los datos que WWF advierte y que justifican la necesidad de poner sobre la mesa nuevos desafíos.
«La campaña ya tiene doce años de recorrido en España, el mensaje ya había calado y hemos querido dar un pasito más», explica Pablo Flores, coordinador en Sevilla de WWF, la entidad internacional encargada de promover y organizar actividades para este día. «La idea de estos retos es que la gente recapacite sobre los efectos que tiene su vida diaria en el planeta», señala.
Ven a participar. En la capital, el Muelle de la Sal será el punto de encuentro para quienes quieran sumarse de manera presencial a la causa. Desde las 17.00 horas habrá actividades para todas las edades: puntos informativos sobre los retos, pintacaras, photocall participativo…
A las 17.30 horas dos grafiteras sevillanas pintarán un contenedor de vidrio lanzando un mensaje contra el consumo excesivo de plástico. A las 19.30 horas Nacho Terceño protagonizará un videocuento para los más pequeños. A las 20.25 horas, como cada año, se leerá el manifiesto y a las 20.30 horas se procederá al apagón. El grupo de viento Orígenes se encargará de poner música en directo a la primera mitad de esta hora sin luz, mientras que la segunda estará amenizada por una batucada participativa con instrumentos reciclados.
Orígenes australianos. La Hora del Planeta nació en 2007 en Sídney como gesto simbólico para llamar la atención sobre el problema del cambio climático. Ya forman parte del movimiento de defensa de la naturaleza miles de ciudades de 188 países que apagaron más de 17.000 monumentos y edificios icónicos en el ultimo año.
Con el objetivo de alcanzar un mundo más respetuoso con la naturaleza, WWF promueve durante todo el año estilos de vida sostenible, fomenta el desarrollo renovable, la conservación de los bosques, mares y recursos naturales y lucha contra la pérdida de biodiversidad.
En España, este año se estima la participación en la Hora del Planeta de más de 485 ayuntamientos, 160 empresas, 215 organizaciones y 8.890 ciudadanos. Todas las instituciones adheridas se pueden consultar en la web de WWF.
Salvando el futuro. Según Pablo, vamos por buen camino. «Poco a poco la gente va notando que es necesario un cambio de modelo, somos pocos pero nos vamos uniendo», apunta el coordinador.
«Realmente el ahorro energético de esta hora es salgo testimonial, lo que se pretende es visibilizar este gesto como un símbolo de concienciación», narra Pablo, mientras menciona el caso de Greta Thunberg, la niña sueca de 16 años nominada al Nobel de la Paz que se ha convertido en un referente mundial frente al cambio climático. Greta pertenece a una generación que «es más consciente del problema medioambiental porque ha crecido viviendo los efectos del cambio climático», asegura.
«Cualquier pequeño gesto suma» cuando es por una buena causa, sostiene el sevillano. «Si no cambiamos el modelo de vida actual estamos condenados a algo indeseable», advierte. La transición ecológica se va convirtiendo en una realidad imparable por la que hay que apostar «si queremos seguir viviendo en la casa común», añade. Pues no hay un planeta B.