Fermín Cabanillas. ¿Sabes que el huevo de la gallina sale caliente, que la piel y las extremidades de cada animal son diferentes o que el cerdo es un animal muy limpio? Son algunas de las cosas que se averiguan cuando se pasa un rato en una granja escuela. La oferta de este tipo de servicios es amplia, pero por encima de eso, los niños son los que mejor se lo pasan cuando acceden a sus instalaciones.
Sara Navarro gestiona en Espartinas la denominada ‘CUNA’ (Cultivos Naturales del Aljarafe). Como en todos los sectores de la sociedad, el coronavirus y todo lo que ha conllevado ha provocado que se note un descenso en las visitas, pero el mensaje es inequívoco: “visitar una granja escuela es seguro, muy seguro”.
Y no se trata solo de ver animales o plantas. El equipo pedagógico de CUNA elabora los diferentes proyectos educativos e incluso trabaja con los centros educativos, para que su labor sea parte de los diseños curriculares de cada centro. “Siempre basándonos en el juego como actividad prioritaria y herramienta esencial en el desarrollo formativo”, explica.
Cultivos ecológicos
La huerta es de cultivo ecológico y lleva en marcha más de 25 años. Avalada desde sus comienzos por el Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE), trabaja con la idea de introducir a todos, comenzando por los más pequeños, en el mundo natural.
«Para los escolares, no se trata de un día sin escuela, sino de sacar la escuela al campo para observar, experimentar y reflexionar sobre lo que nos proporciona nuestro entorno natural”, destaca la organizadora de todas las labores de las instalaciones.
En la visita, la huerta es una de las estrellas, con los niños “oliendo, tocando, degustando, escuchando y admirando, observando los diferentes beneficios de las plantas: alimentario, medicinal, textil o paisajístico, manipulando la tierra, seleccionando semillas de temporada, regando, hasta llegar al momento más sorprendente de descubrir la apreciada patata o zanahoria bajo la tierra”.
“Nos recreamos entre olivos, naranjos, limoneros, membrillos, ciruelos, granados, perales, almendros, higueras, viñas…, para descubrir sus diferentes formas, hojas, colores, troncos, incluso degustar sus ricos frutos”.
La hora de los animales
En la visita, llega la hora de ver los animales, siempre fomentando el respeto a los mismos, “acercándonos, cuidándoles, dándoles la comida, acariciando… a las gallinas, las vacas, las cabras, las ovejas, los conejos, los patos, las tórtolas, los burro Es algo que despierta en los niños un mundo de emociones.
Los niños se preparan entonces para cocinar. Así, sin darse cuenta, conocen el origen y proceso de transformación de los alimentos más cotidianos, manipulando y experimentando al mezclar diferentes ingredientes procedentes del campo, de los animales o del mar (la sal).
Pero todo con el fin último de enseñar a reciclar, ya que “reutilizaremos materiales de deshecho conviertiéndolos en objetos útiles, artísticos o de juego, como jabón, porta retratos, cariocas, marionetas, murales orgánicos, caretas, protector labial, velas, abalorios o juegos populares”.
Los niños necesitan naturaleza
Para Sara Navarro, “está claro que después de tres meses confinados los niños y niñas lo que necesitan es disfrutar de la naturaleza, porque están faltos de Vitamina N (de Naturaleza) y tienen un gran déficit de campo y casas naturales. Después de dos meses, en la granja escuela Cuna lo hemos podido comprobar”.
Por eso motivo, “y por la incertidumbre de la situación que vivimos este año continuaremos con el campamento en agosto”. Este año se ha dedicado a la primera Circunnavegación a la tierra y también a la naturaleza, de modo que cada semana paramos en un puerto y aprendemos la historia, la cultura, la bandera, la gastronomía, la artesanía, un poco de todo».
“Ya hemos estado en Brasil, Argentina, Chile, las Islas Marianas, Filipinas…, y los viernes realizamos una Gincana con todo lo aprendido, con niños de diferentes edades, aprendiendo escuchando de lo vivido”.
Para Ser Navarro, “la naturaleza está en cada momento de nuestra vida, aprendemos jugando, y eso no se olvida”.
El campamento se mantendrá hasta que comiencen a funcionar los colegios. El verano tiene que ser activo, pero con Vitamina N.