Ana Rodríguez. La literatura infantil y juvenil tiene una nueva promesa sevillana. Ella es Lola García de la Cuesta, una conocida narradora oral del barrio de la Macarena cuyo nombre artístico es Danzacuentos Lola. Tras casi un lustro contando historias y haciendo bailar a los más pequeños, la artista se ha lanzado a escribir sus propias historias, naciendo así dos libros: Segismunda y Rita Superpedorrita el Terror del Calor (Mr Momo). El primero es un relato relacionado con el flamenco y escrito en rima para cantar y bailar; mientras que el segundo busca hacer reír a toda la familia.
El desembarco de la sevillana en el mundo literario viene de la mano de su profesión de ‘cuentista’ en estos últimos años, aunque su trayectoria no siempre ha estado ligada a este universo. De hecho, Lola estudió Empresariales y estuvo trabajando de administrativa y también de técnica en proyectos europeos. Con la crisis económica, se quedó en paro y aunque echaba ofertas hasta en el extranjero, no encontraba nada.
«De vez en cuando cuidaba a los niños de mis amigas y ellos me pedían cuentos. Además yo sabía bailar salsa y danza del vientre y decidí que como mi carrera y formación no me estaban sirviendo para darme trabajo en ese momento, iba a cambiar, a dar un giro profesional», recuerda García de la Cuesta. Decidió entonces unir los cuentos con los bailes y dar vida a Danzacuentos Lola, quien, al contar sus historias, incluía en algún momento del relato una canción relacionada con el cuento. De este modo, «los niños, además de escuchar las historias, podían bailar y desarrollar la psicomotricidad», apunta la narradora.
Lola empezó a formarse en su nuevo sector, realizando cursos de teatro y clown, entre otros, y a trabajar contando relatos de una manera muy personal. «Un cuento lo puede contar cualquier persona, pero tener la atención de muchísimos niños durante una hora no es sencillo«, asegura la sevillana, que ha conquistado al público más exigente de muchas bibliotecas de Sevilla capital y también de municipios como Utrera, Villaverde del Río o Herrera. Su arte hace disfrutar a los niños, pero también a padres y especialmente a los abuelos acompañantes.
En 2018, paseando por Graus (Huesca) en un rato de ocio mientras asistía a un curso de narración oral que organizaba la Asociación Española de Narración Oral, Lola vio por la calle un nombre, Raimunda, «pero a mí se me quedó Segismunda en vez de Raimunda y, como llevaba en la mochila boli y papel de los apuntes del curso, empecé a escribir», explica. Empezó a jugar con las palabras: Segismunda, rumba, vagabunda, segunda… a hacer rimas… y así brotó la historia de Segismunda, un personaje que viaja por toda Europa, baila flamenco por rumba y es la segunda de dos hermanas…
Unos meses más tarde, rebuscando en su armario, se le cayó el vestido que creó para el personaje de su primer número de clown, Súpersombrita, la heroína que busca la sombrita para tapar a los sevillanos y salvarlos del calor. Éste fue el germen de Rita Superpedorrita el Terror del Calor, su segundo libro, donde la música y la literatura vuelven a fundirse haciendo que los niños disfruten el doble.
Por otro lado, ambos relatos han sido publicados por la editorial sevillana Mr Momo, cuyos editores ya conocían a Lola como narradora oral y, sabiendo de su valía y de su capacidad para llenar los espacios en los que actuaba, decidieron apostar por ella como escritora.
Los dos cuentos de la sevillana pueden adquirirse a través de Amazon y librosCC, y muy pronto habrá un tercero, en el que ya está trabajando actualmente. En este sentido, García de la Cuesta afirma: «quiero continuar como escritora, pero mi vida ha dado muchos bandazos. Este invierno me llamaron de una bolsa de empleo en la que había estado hacía nueve años y cogí un proyecto de siete meses. Como me gustan mucho los cuentos, voy a apostar por ser escritora, porque tengo muchas ganas y, si me vuelven a llamar de la bolsa, seguiré trabajando y escribiendo».
Sea de manera oral o escrita, la intención de esta artista siempre es la más noble, «intentar hacer felices a los niños«. Para ella es lo más importante de su trabajo y, a buen seguro, el trampolín para alcanzar el éxito.