V.G.M. La joven sevillana Diana Rangel tenía muy claro que quería probar a vivir fuera de España. Con tan solo 16 años no dudó en optar a una de las 500 becas que la Fundación Amancio Ortega ofrece para cursar primero de Bachillerato en Estados Unidos o Canadá. A pesar de que su deseo era la primera opción, un sorteo le llevó hasta Montague, una antigua ciudad situada en la isla canadiense de PEI (Prince Edward Island o Isla del Príncipe Eduardo). «Ahora no imagino esta experiencia en otro sitio», asegura.
Diana ha pasado el curso en la casa de la familia Aitken. «No he podido tener más suerte» afirma al hablar de ellos. «Al contrario que en mi familia de acogida en España, la de aquí es enorme, cuando nos juntamos en Navidades había como 30 personas», cuenta la joven.
La sevillana ha podido cursar asignaturas como canto, artes culinarias o leadership. «Ahora ya no tengo tanto miedo a probar cosas nuevas, porque podría encontrar mi nueva pasión en alguna de ellas», confiesa la joven, que, aunque echa de menos a su familia y su perra Ravenclaw, tiene claro que quiere seguir conociendo cómo se vive en nuevos países.
-¿Por qué Canadá?
-Las Becas FAO ofrecen la oportunidad de estudiar en EE.UU o Canadá, el destino se realiza por sorteo. Siendo sinceros, cuando supe que mi destino era Canadá, no fue lo que yo quería en absoluto, yo prefería EEUU. Pero comencé a buscar en Internet y a leer sobre Canadá, poco a poco y sin darme cuenta me enamoré de PEI y estoy agradecidísima de que me tocara este maravilloso país. No me imagino esta experiencia en otro sitio.
-¿Qué te impulsó para tomar la idea de estudiar fuera de España?
-Desde que era pequeña mi sueño siempre había sido estudiar en América, siempre me había imaginado como sería vivir en la gran América. Así que cuando vi la oportunidad delante de mí no dudé ni un segundo en agarrarla con todas mis fuerzas, aferrarme a ella y no dejarla ir. Por intentarlo no se pierde nada, un año después aquí estoy, quién me lo iba a decir…
-¿Cómo te imaginabas que sería vivir allí? ¿Se acercaba tu idea a la realidad?
-Me imaginaba el típico instituto que sale en las películas con asignaturas que ni por asomo darías en España (carpintería, mecánica, joyería, artes culinarias, etc.), con la típica cafetería y las taquillas. Lo cierto es que sí que se perece, y todo te recuerda a una película. Lo único que no me imaginaba es que iba a vivir en medio de una carretera. Montague no es un pueblo muy grande, ni siquiera la provincia entera lo es, por lo que la población es rural. Es normal vivir en terrenos enormes en medio del campo, por lo que todos se mueven en coche y por desgracia en la isla no hay transporte público. Acostumbrada a vivir en un pueblo bastante grande en España en el que todo está al lado y puedes ir andando a todos sitios, ese cambio fue muy grande. Pero una semana más tarde ya estaba disfrutando como una cría. Mi familia de acogida está encantada de llevarme a donde quiera sin ningún problema.
-¿Cómo es un día tuyo allí?
-Todos los días me levanto sobre las 6.30 o 7.00 de la mañana. Me preparo para ir al instituto. Salgo de casa para coger el autobús escolar a las 8.00 horas (el típico bus amarillo que aparece en todas las películas recogiendo a los niños de puerta en puerta). El año escolar en Canadá está dividido en semestres (en mi instituto son cuatro asignaturas por semestre de 75 minutos cada clase), por lo que tomas unas asignaturas un semestre y cuando este acaba empiezas con otras. El semestre pasado tenía las asignaturas de matemáticas, leadership, francés e inglés. Este tengo biología, artes culinarias, música (vocal) y física. Después de dar las dos primeras clases de la mañana toca el almuerzo a las 11.45 hasta las 12.30, mis amigos y yo nos sentamos en la cafetería a comer y charlar. Tras reponer energía, toca dar el último apretón del día y dar dos clases más. Si ese día no tengo nada después de clases cojo el bus y estoy de vuelta en casa sobre las 16.00 horas. Si tengo algún deporte extra escolar me quedo en el instituto para entrenar. Actualmente estoy en el equipo de rugby y los entrenamientos suelen acabar sobre las 18.00 horas. Al llegar a casa cenamos a las 18.30 horas en familia. Después toca hacer deberes, estudiar un poco y relajarme después de todo el día viendo algún capítulo de mi serie favorita. Me voy a la cama sobre las 22.00 horas.
-¿Qué te está aportando esta experiencia académicamente? ¿Y personalmente?
-Académicamente he descubierto un nuevo sistema educativo completamente distinto el de España, en el que al alumno se le da más libertad a la hora de elegir qué camino quiere tomar en sus estudios, no teniendo que dejar de lado las ciencias o las letras si aún no tiene claro a qué quiere dedicarse. El sistema semestral tiene muchas ventajas, y es que tener solamente cuatro asignaturas permite centrarse más profundamente en estas y asegurar un mejor rendimiento. Personalmente esta experiencia me ha ayudado a crecer y descubrir nuevos estilos de vida. He tenido que salir de mi zona de confort e intentar cosas nuevas que nunca hubiera probado antes de no haber venido aquí. Por ejemplo, desde que llegué he hecho más deporte que en España en toda mi vida: volleyball, rugby o baloncesto. También aquí me he enfrentado a cantar delante de gente y compartir mi música con el mundo. Ahora ya no tengo tanto miedo a probar cosas nuevas, porque podría encontrar mi nueva pasión en alguna de ellas.
-¿Cómo es la cultura canadiense?
-Los canadienses en general son muy educados y abiertos a conocer diferentes culturas y aprender de ellas. Sí es cierto que no suelen salir tanto como nosotros y cuando quedamos para pasar el tiempo suele ser en casa de alguien en lugar de ir a algún sitio a tomar algo. Todo esto se debe básicamente al clima. Eso es quizás lo más remarcable, aparte de eso no hay muchas diferencias, eso sí, son un poco más introvertidos que nosotros los andaluces.
-¿Qué concepción tienen allí de los españoles?
-He preguntado a mis amigos para tener respuestas directas de canadienses y esto es lo que dicen algunos de ellos: “Todos parecéis agradables y monos” (Jennifer Mills), “Todos parecéis super adorables y simpáticos” (Jenna Lavers) o “Los españoles son siempre generalmente las personas más simpáticas del planeta. Aparte de los canadienses claro” (Joel Annear). En general podemos resumir que los canadienses piensan que los españoles somos muy simpáticos, amables y buena gente.
-¿Qué objetivos te has marcado durante tu estancia en Canadá?
-Aprovechar esta oportunidad al máximo y probar todas las nuevas cosas que pueda. Salir de mi zona de confort y vivir nuevas experiencias, dejando miedos atrás.
-¿Recomendarías a los lectores probar a vivir fuera de su país natal?
-Totalmente. El salir de tu país te abre la mente como ninguna otra experiencia. Conoces nuevos lugares del maravilloso planeta en el que vivimos, aprendes de nuevas culturas y aprecias más la increíble diversidad que hay en el mundo. Conoces una nueva gastronomía, un nuevo estilo de vida, una nueva rutina, etc. Es una experiencia que te enriquece y te hace crecer como persona.
-¿Qué es lo que más estás extrañando de Sevilla? ¿Y qué es lo que más vas a extrañar de allí cuando vuelvas?
-El sol. Aquí el tiempo no es muy soleado, por eso los días que sale el sol lo aprecio muchísimo. De allí la gastronomía. El mes de abril ha sido increíble, aquí en la isla hay un concurso de hamburguesas llamado Burger Love en el que participan unos 80 restaurantes y cada uno crea una hamburguesa especial, la cual, si ganan, pueden dejar en el menú. El salir a probar esas delicias con amigos y la familia ha sido una maravilla, soy una amante de la gastronomía y el experimentar con los sabores y las diferentes combinaciones de las hamburguesas es genial. Además de que el Burger Love esta creado para difundir el uso de ingredientes locales, por lo que la mayoría de ingredientes que los restaurantes usan vienen directamente de la isla.
-Si pudieras llevarte una sola cosa de Sevilla a Canadá, ¿qué sería? Y al revés, ¿qué te traerías de allí para acá?
-Me traería a mi perrita Ravenclaw. Suena un poco distante si le preguntas a mi familia, pero tengo una razón muy válida para ello. Cuando llamo a mi familia por videollamada ellos son conscientes de que están hablando conmigo, incluso si no me pueden tocar o me escuchan con retraso, pero cada vez que mi perra aparece en cámara y la llamo la pobre empieza a mirar hacia la puerta porque no entiende que mi voz está saliendo de un teléfono. Así que me la traería para acá sin dudarlo. De Canadá me llevaría a todas las maravillosas personas que he conocido aquí, pero si tengo que elegir me quedo con la forma en la que la gente vive aquí, todo es mucho más ameno y tranquilo, incluso el estrés es más calmado. Todo es como una película, y a quién no le gustaría vivir en una película.
-¿Tienes ganas de volver a Sevilla o te ves viviendo fuera de España en un futuro?
-No realmente, aquí he hecho muy buenos amigos y estoy disfrutando mucho de la vida aquí. Lo cierto es que la idea no la descarto, me encantaría también visitar Estados Unidos y volver a Canadá en un futuro. Quizás también tomarme un verano en un par de años para viajar con lo que ahorre en este tiempo e ir a todos los lugares que pueda. Amaría visitar Japón o Tailandia.
-Por último, un mensaje a tu familia y amigos que te leen desde Sevilla…
-Os quiero muchísimo a todos, yo no estaría aquí sin vosotros y vuestro apoyo, que me ha hecho ser quien soy hoy en día. Y aunque me escuchéis decir cada vez que llamáis mi típico, “¡Qué va! Yo no os echo de menos, me quedaba aquí para siempre”, lo cual es parte de verdad, que yo aquí me quedaba, pero os echo mucho de menos y no puedo esperar tampoco a abrazaros otra vez y estar allí con vosotros. Que oye si os mudáis todos aquí a Canadá ya está solucionado. Pero repito, os quiero muchísimo y os extraño. Gracias por ser parte de mi vida y ser parte de mí. Nos vemos en nada. Un montón de besazos enormes.