Fermín Cabanillas. Tienen nietos y bisnietos. Sacan cada día su casa adelante con todo lo que ello conlleva, y cuando tienen medio minuto libre lo dedican a su estirpe. Es la rutina de un grupo de mujeres de El Palmar de Troya que ahora son oficialmente una Asociación de Mujeres Cuidadoras.
Así, sin matices, y poniendo negro sobre blanco su día a día, estas mujeres de la Entidad Local Autónoma perteneciente a Utrera, aunque con un proceso de segregación ya en la recta final, han dado forma asociativa a algo que llevan, en algunos casos, hasta 30 años: haciéndose cargo de nietos y bisnietos.
Son mujeres fuertes y dispuestas que incluso se desplazan a los lugares de trabajo de sus hijos para poder hacerse cargo de los más pequeños.
Mucha paciencia. Son muchos los secretos para su día a día, aunque las abuelas cuidadoras invierten, sobre todo, mucha paciencia. En su conjunto, llevan 60 años «bregando» con niños. Primero, con los hijos, algunas tienen hasta cinco, y después con su descendencia.
Para desarrollar su ocio activo se encargan de realizar canastas, jabones, paños de crochet o punto. La cuestión es convivir y contarse las anécdotas y problemas del día a día.
Actualmente, Rosario Palomino Pérez es la presidenta, lleva 8 meses en la asociación. Ella misma ha cuidado a 10 nietos y 2 bisnietos de 4 hijos. Su dinámica es, sobre todo, entretenida: «Nos reunimos tres veces en semana en un local donde hacemos trabajos manuales», dice.
Se trata de mujeres fuertes y luchadoras que, primero, criaron a sus hijos y ahora a sus nietos. A veces incluso meses completos, de día y de noche.
«Desde que empieza abril hasta mediados de octubre cuido de 4 de los 7 nietos que tengo porque sus padres se van a hacer las ferias», cuenta Carmen Román González. Adapta su casa para poder tenerlos las 24 horas, y dice que «la peor época son los dos meses que dura la aceituna porque se quedan de día y de noche. Entonces, juntamos las camas, llenamos los armarios, y el abuelo se tiene que ir a dormir a otro lugar», sonríe mientras lo dice.
La asociación tiene abuelas desde 56 a 82 años. La mayor es Francisca García, que tiene 82 años. Lleva más de treinta cuidando de sus nietos. «Tengo una de 38 años a la que crié y tiene una niña de 15 que también he tenido conmigo», explica.
Las abuelas del Palmar de Troya trabajan todo el año, y preparan su presencia en actividades como su trabajo en las jornadas medievales que se celebran en octubre. Juntas, elaboran buñuelos y roscos para recaudar fondos. Y juntas siguen peleando por dar normalidad a la vida de sus nietos y bisnietos siempre que sus padres no les puedan atender.