M.C. Contreras. La idea de unos jóvenes de fabricar bicicletas con el marco de madera desde Dos Hermanas (Sevilla) se ha ido asentando hasta el punto de que comenzó “con un simple café”, y ya son una referencia en su campo.
Esta iniciativa surgió de la unión de un carpintero, David Gutiérrez, un policía, Rafael Andújar, y una coach, María del Mar Benítez, «una tarde, que estábamos tomando café hablando de inquietudes, de ideas, de formas de crear empresas, y Rafa nos dijo que si un carpintero haría bicicletas de madera, y tras mirarnos con incredulidad, surgió todo».
Con un precio de base de 3.000 euros del producto entregado al cliente, TBK Bike maneja un concepto que tiene que ver no solo con las bicicletas, sino con la carpintería, la moda o el diseño de partes iguales».
«Lo mismo alguien pasea con nuestra bicicleta, que están en una feria o están colgadas en el restaurante de Martín Berasatequi», indica Benítez, señalando el acuerdo para que una edición especial limitada firmada por el propio chef decore los salones de su restaurante Eme Be Garrote.
Experiencia holandesa. Parten de la base de que en países como Holanda una persona puede tener tres bicicletas para su uso personal, con lo que no les importa invertir lo necesario para estar a gusto con su bici, mientras que en Sevilla «es difícil ver bicicletas como las nuestras», que en una rápida visita a su taller ya se aprecia que son distintas a cualquiera que se pueda encontrar en el mercado.
Todo comienza con la selección de bloques de madera libres de nudos y defectos que pudieran comprometer la estructura final de los cuadros, que se transforman y calibran en láminas de entre 3 y 20 milímetros de espesor, mientras que en el proceso de laminación se usan resinas de última generación utilizadas en el sector aeronáutico, que provocan una unión más fuerte que la propia madera.
Como culminación de un proceso manual, a las bicis se les aplican cinco manos de una pintura especial utilizada en el sector náutico, «con lo que aseguramos que los cuadros estén protegidos de la lluvia, rayos UV e inclemencias del tiempo».
De momento, han conseguido una de sus bicis se convirtiese en la primera hecha con este material que participó en una competición extrema, tras conseguir el corredor vasco Julián Sanz el segundo puesto con una de ellas en la Race Across Italia.
El ugaotarra completó la prueba, de 775 kilómetros, en 26 horas y 21 minutos, con una bicicleta de madera, concretamente del modelo ‘Quimera’.
Se trata de un modelo fabricado a medida, en madera de fresno y cerezo, con un peso de 7.65 kilos, que el fundador de la empresa, Rafael Andújar, diseñó junto al corredor vasco para competir, “y rompe con todas las creencias limitantes respecto a la madera como alternativa sostenible”, de modo que abre un nuevo espectro al material con el que se pueden fabricar las bicicletas de competición.