Fermín Cabanillas. “Para la mayor parte de la Historia, Anónimo era una mujer”. Esta cita de la escritora feminista Virginia Woolf, critica la invisibilización que ha tenido la mujer en la literatura. Relegadas a un segundo plano en la vida política, laboral y social, las mujeres han tenido que luchar históricamente con el lugar que les habían asignado en el mundo: el hogar y la familia.
Históricamente, una mujer no podía superar intelectualmente a un hombre. Otra dificultad añadida a la hora de que muchos editores se decidieran a publicar sus libros e incluso a que lectores quisieran comprarlos. De ahí el uso de tantos seudónimos masculinos para ocultar su identidad.
Entre ellas, las hermanas Brönte cambiaron sus nombres –Charlotte, Emily y Anne- por otros masculinos. Precisamente Emily Brönte es la autora de la famosísima novela Cumbres Borrascosas, su única novela.
También la autora de la célebre novela Mujercitas, adaptada al cine bajo el mismo nombre, cambió su nombre como Luisa May Alcott por A.M. Barnard para muchos de sus escritos.
Entre las escritoras españolas que tuvieron que ocultar su identidad por el hecho de ser mujeres nos encontramos con Carmen de Burgos, que usó como seudónimo Gabriel Luna y Perico el de los Palotes, o con María Luz Morales Godoy, que firmaba sus obras como Jorge Marineda.
La poca presencia de la mujer en los ámbitos literarios puede comprobarse fácilmente a través de los galardones. El premio literario internacional más conocido es sin duda el Nobel de Literatura. Desde su creación en 1901 hasta 2021 ha premiado a 16 mujeres frente a 102 hombres.
Por otra parte, el reconocimiento más importante en lengua castellana, el Premio Cervantes, tan sólo ha galardonado a 6 mujeres frente a 40 hombres desde que se instauró en 1976: María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1992), Ana María Matute (2010) y Elena Poniatowska (2013). Y otro premio con gran importancia en España, el Premio Planeta, ha distinguido a 17 mujeres desde 1952. Entre las últimas, Dolores Redondo en 2016 y Alicia Giménez Bartlett un año antes.
También podemos observar la brecha de género en la literatura, a través de la representación de las mujeres en la Real Academia Española. En toda su historia, sólo 11 mujeres han sido –o son– académicas de la RAE, entre casi las 500 personas que la integran, desde su fundación en 1713, hace más de 300 años, siendo la primera elegida en ocupar un asiento, en 1979, Carmen Conde (el sillón K), poeta, prosista, dramaturga, ensayista y maestra española, quien fundó la Universidad Popular de Cartagena, y casi olvidada entre los grandes nombres de la Generación del 27. Tras su muerte, el sillón fue heredado por Ana María Matute.
Desde la Delegación de Igualdad del Ayuntamiento de La Puebla del Río se muestra el firme compromiso con la igualdad y queremos reivindicar y visibilizar la figura de las mujeres escritoras.
Fue el pasado 17 de octubre, con el II Encuentro, “Letras Violetas”, a través de la lectura de los fragmentos de algunas de sus obras. Porque en literatura, ellas también cuentan. Un acto que estuvo presidido por la delegada de Igualdad, Elizabeth Donaire.
En la cita participaron mujeres de todas las edades y diferentes perfiles, desde la delegada de Políticas Sociales, Sara Caro, hasta cigarreras que quisieron sumarse de forma espontánea a la lectura de textos.
Se leyeron fragmentos de obras de autoras como Dulce Chacón, Gloria Fuertes, Nerea de las Heras, Dulce María Loynaz, Shirley Campbell, Frida Kalho, Chimamanda Ngozi, Emily Dickinson o Gioconda Belli…y textos de autoría propia y de ámbito local.
En definitiva, un encuentro enriquecedor y que volvió a poner en valor la figura de la mujer, en este caso como escritora. Desde el Ayuntamiento agradecemos a La Batería su gentileza y disposición para celebrar este acto.