Victoria G. Mora. Paula Jiménez no dudó cuando tuvo que escoger el destino para realizar su Erasmus en 2016: Londres. Había quedado encantada de la ciudad en un anterior viaje. Después de un año, cuando la beca terminaba, sintió que aún le faltaba mucho por descubrir de la capital inglesa, así que buscó la manera de alargar su estancia allí durante unos meses trabajando como camarera durante el verano.
Irremediablemente, en septiembre de 2017 la estudiante tuvo que volver a Sevilla para cursar su último año en el Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Pero, una vez cumplidos sus deberes en España, en julio del presente año ha regresado a Londres para descubrir todo aquello que, asegura, no tuvo tiempo de disfrutar durante su anterior estancia.
Ahora Paula trabaja en el sector de la hostelería, en el singular restaurante de comida americana, música en directo y la mayor colección de Bourbon de Londres: The Blues Kitchen. Aunque está apunto de adentrarse en la búsqueda de un trabajo en su sector, la comunicación, dice sentirse especialmente cómoda en la ciudad, de la que admira, entre otras cosas, su variedad cultural y la diversidad humana.
– ¿Por qué Londres?
-Estando en 4º de la ESO hice un viaje a Cambridge y Londres con mi clase del instituto, y aunque solo estuvimos dos días en Londres me encantó la ciudad. Siempre había querido irme de Erasmus y cuando llegó el momento de decidir el lugar no lo dudé mucho y elegí Londres, ya que además era uno de los pocos destinos de habla inglesa y de nueve meses de duración, que era lo que iba buscando. Una parte de mi pensaba que viniendo de Sevilla, una ciudad relativamente pequeña, Londres me iba a ir demasiado grande, pero sorprendentemente me di cuenta de que tenía todo lo que yo podía desear de una ciudad y que Londres solo es demasiado grande si te lo tomas así. Había temporadas en las que prácticamente no salía de mi barrio porque en él encontraba todo lo que una estudiante necesita, residencia, universidad, supermercados, bares, cine, etc. Cuando terminé el año académico y empezaba a ver el final de mi estancia en Londres me dio la sensación de que la ciudad tenía aún muchas más cosas por ofrecerme y la idea de irme se me hacía realmente dolorosa, así que conseguí un trabajo de camarera durante el verano y me quedé unos meses más.
-¿Cuáles fueron tus primeras impresiones de la ciudad? ¿Era lo que te esperabas o hubo algo que se salió de lo que habías imaginado?
-La primera impresión fue realmente horrible, catastrófica podría decir. Un frío inesperado a finales de septiembre, la obligación de hablar constantemente en un idioma que no es el tuyo y sobre todo, una ciudad en la que el mercado inmobiliario es una auténtica jungla. En principio me hubiera gustado encontrar un piso con los dos amigos con los que me vine para Londres, pero tras dos semanas de búsqueda intensiva nos dimos cuenta de que o vivíamos en un zulo o no podíamos permitirnos un piso con las características que íbamos buscando.
Tomé la decisión de alojarme en una de las residencias provistas por la universidad (UCL) y fue la mejor decisión posible, hice amigos de forma rápida y empecé a ver la vida en Londres de una forma completamente distinta. Además disfruté muchísimo las clases en UCL, sin duda exigentes pero realmente interesantes. Me sorprendió gratamente y volvería a hacerlo un millón de veces.
En cuanto al tiempo en Londres – que era lo que me preguntaban mis amigos y familiares a diario- ni tan mal. Sí, llueve más que en Sevilla, pero es que eso no es una tarea difícil. Y sí, hace más frío que en Sevilla, pero lo único que necesitas es un buen par de botas y un buen abrigo. Y sí, aunque parezca mentira, el sol sale todos los días, y no son tantos aquellos en los que las nubes lo tapan incesantemente.
Otra de las preguntas frecuentes de mis amigos y familiares era sobre «los ingleses», «¿son muy fríos los ingleses?» «no tienen sentido del humor, ¿verdad?». Y he de decir que como en cualquier lugar del mundo, hay de todo, y aquí más, porque además un alto porcentaje de la población de Londres no son ingleses, así que actualmente tengo maravillosos amigos alemanes, franceses, italianos, americanos, polacos, portugueses, españoles, y sin duda, ingleses.
-¿Qué te impulsó a tomar la decisión de volver para asentarte en Londres?
-Si bien alargué mi estancia en Londres unos tres meses después de terminar el Erasmus, en esos doce meses que pasé en la ciudad, me enamoré perdidamente de ella, me sentía como en casa y se me hacía imposible pensar que tras volver a Sevilla para terminar la carrera no fuera a volver a vivir en Londres. Y mientras pensaba y reflexionaba sobre qué hacer conocí a John, que es actualmente mi pareja, un inglés enamorado de Londres. Así que sin dudarlo mucho más decidí que en cuanto acabase la carrera en Sevilla me iría de vuelta a Londres para empezar una nueva etapa.
-¿A qué te dedicas allí actualmente?
-Actualmente, tras mi regreso a España, llevo en Londres tres meses y trabajo de camarera en el mismo restaurante en el que trabajé el verano pasado. Algo que no se puede negar y que es un contra de la ciudad es que todo es más caro que en Sevilla, y entre alquiler, facturas y transporte, se va casi un 70 por ciento del sueldo, así que no me podía permitir volver sin tener un sueldo asegurado. En el restaurante en el que solía trabajar me dijeron que estarían encantados de tenerme de vuelta y para allí que fui.
-¿Qué te aporta la ciudad a nivel profesional? ¿Y personal?
-Actualmente, al estar trabajando en la hostelería, digamos que no “aporta” demasiado profesionalmente en el sentido en que no es la carrera profesional que quiero seguir en el futuro, pero aun así, trabajar en la hostelería en Londres está mejor pagado que en Sevilla y también tiene mejor reputación que en España. Así que aunque no esté trabajando en el sector en el que me quiero desarrollar profesionalmente, haber trabajado en una compañía durante un periodo de tiempo considerable y tener buenas referencias profesionales de la misma me ayudará a conseguir mi próximo empleo.
A nivel personal me está aportando experiencias de todo tipo. La primera vez que me mudé a Londres, era la primera vez que vivía fuera de casa de mis padres, así que sin duda me ha hecho madurar y hacerme más independiente. Y esta segunda vez me encuentro totalmente independizada y disfrutando de todo lo que ello conlleva. Gracias al Erasmus y a trabajar en un restaurante con muchos otros compañeros he hecho amigos de todo tipo, con todo tipo de inquietudes diferentes que me enriquecen. Además, tengo la suerte de tener a mi pareja y a mi hermana y a su novio aquí en Londres, y eso sin duda ayuda a que me sienta como en casa.
-¿Hay algo a lo que te haya costado especialmente acostumbrarte?
-Los horarios para comer es algo a lo que todavía no me he acostumbrado, yo sigo mi rutina a la española de almuerzo a las dos y media de la tarde y cena a las nueve y media, mientras que aquí adelantan ambas un par de horas. Esto lo he podido hacer así todavía por el tipo de trabajo que tengo, pero cuando empiece un trabajo de 9 a 6 se acabó lo que se daba, descanso para comer de 12 a 1 y no hay más que hablar jajaja. Pero bueno, mi hermana ya se ha acostumbrado, así que no parece demasiado difícil.
-¿Te has marcado algún objetivo o reto durante tu estancia?
-Aprovechar al máximo todo lo que la ciudad puede ofrecer culturalmente. Hay decenas de museos gratuitos y actividades de todo tipo que no son tan fáciles de encontrar en ciudades más pequeñas como Sevilla. Aunque a veces el tamaño de la ciudad y el cansancio derivado del trabajo me vuelven un poco perezosa, de ahí que sea un reto.
-Si pudieras llevarte una sola cosa de España para allá, ¿qué sería? Y al revés, ¿qué te traerías de allí a tu país natal?
-La Alameda de Hércules, me la traería entera de Sevilla a Londres, con sus bares, sus tapas, sus cubos de botellines y sus vinos dulces. De Londres me traería la diversidad cultural y la libertad para hacer y vestir como quieras sin que te sientas juzgada.
-Hablando un poco de futuro, ¿dónde te ves en diez años?
-Pues si las cosas van bien me veo con un trabajo estable posiblemente en el sector de la comunicación y la información, viviendo en alguna zona tranquila a las afueras de Londres con mi pareja. Pero diez años son mucho tiempo, quién sabe.
-¿Cuál es tu balance de la experiencia por ahora? ¿La recomendarías?
-Mi balance es totalmente positivo. Primero el Erasmus fue una experiencia divertida y enriquecedora. No voy a negar que a veces te sientes sola, o que echas de menos a tus amigos y tu familia, pero estancarse en esos sentimientos te impide disfrutar de la experiencia, así que hay que sobreponerse y seguir hacia adelante.
Como destino Erasmus he de decir que quizá Londres no es el mejor para aquellos que quieren estar de fiesta día sí y día también, es demasiado caro para eso. Pero si quieres un destino accesible al resto de Europa con vuelos baratos, es un sitio genial.
Y en cuanto a la experiencia profesional, también lo recomiendo. Puedo hablar por mi hermana por ejemplo, ella se vino el verano pasado tras terminar su grado y máster en arquitectura en la Universidad de Sevilla y al mes de estar en Londres consiguió trabajo en su sector. Actualmente se encuentra trabajando con su novio, también arquitecto, en una de los estudios de arquitectura más importantes de Londres. Yo aún estoy a la espera de lanzarme al mercado profesional, así que espero que me vaya al menos la mitad de bien que a ella.
-Para terminar, un mensaje para tus amigos y familia que te leen desde Sevilla.
-No me gusta ponerme sentimental y además tengo la suerte de poder ir a Sevilla con bastante frecuencia, de hecho, este mes pasaré allí unos días de vacaciones. Así que lo único que puedo decir es “nos vemos pronto, no desesperéis”.