Fermín Cabanillas. El 28 de agosto de 1518 abrió sus puertas el monasterio de la Purísima Concepción de Lebrija, que cumplió en 2018 medio milenio de labor ininterrumpida, rezo diario y clausura monástica observada por la Orden de la Inmaculada Concepción de las Madres Concepcionistas Franciscanas que lo habita desde su apertura. La orden fue fundada en Toledo por Santa Beatriz de Silva el 30 de abril de 1489.
Del recinto destaca la iglesia renacentista reedificada durante la segunda mitad del siglo XVI. Es una obra de cantería, con una sola nave cubierta por bóveda de cañón y cabecera plana rematada por bóveda vaída.
La portada situada a los pies data de fines del siglo XVI y se atribuye a la escuela de Hernán Ruiz II. De estilo manierista, se compone por un vano central, a modo de arco de triunfo, y dos columnas pareadas flanqueando la entrada. Alberga el intercolumnio dos hornacinas que dan cobijo a San Pedro y San Pablo. En el segundo cuerpo encontramos una hornacina que alberga una imagen de la Virgen con el Niño.
En el interior y situándonos en el presbiterio encontramos el retablo mayor terminado en 1731. Como tema central en este aparece una imagen de la Inmaculada Franciscana y a sus lados Santo Domingo y San Francisco de Asís.
El conjunto de la obra retablística supone una equilibrada síntesis de elementos naturalistas y recursos geométricos. De igual forma, es interesante el artesonado del coro alto a los pies de la iglesia con una azulejería del siglo XVII.
Hoy en día, los mayores ingresos de esta congregación llegan por la venta de dulces. La campaña más fuerte se centra en fechas navideñas aunque el obrador mantiene su actividad durante todo el año.
Información: Prodetur.
