Redacción. Endesa cuenta en Andalucía con 48 centrales hidroeléctricas, que aprovechan la fuerza del agua para producir energía. Algunas de estas centrales son centenarias, como la de San Calixto en el río Genil en Herrera (Sevilla) que data de 1905, El Corchado de 1906 ubicada en las aguas del río Guadiaro en Gaucín (Málaga), o la de El Carpio en la homónima localidad cordobesa que aprovechando el agua del río Guadalquivir cumplirá 100 años en 2022.
Todas estas centrales siguen activas, menos la central hidroeléctrica de Cala en la localidad sevillana de Guillena, que desde el pasado año está parada porque está rejuveneciéndose. A sus 94 años esta central de tipo embalse en las aguas del Rivera de Cala está viviendo una puesta a punto de 1,2 millones de euros, con el fin de mejorar, modernizar y adecuar su estado.
Pero no se trata de una «cirugía» cualquiera, la central de Cala se está operando desde sus «tripas», modernizando y reparando desde la conducción de agua desde el embalse, hasta la tubería forzada, pasando por la válvula que ha sido sustituida.
Un reto para los ingenieros
Así, explica que el cambio de válvula ha supuesto todo un reto para los ingenieros de Endesa, ya que sus 16 toneladas de estructura se encuentran en un pozo de 2,90 metros de diámetro a 30 metros de profundidad. Para ello, la programación de trabajos basados en la seguridad y salud ha sido clave para llevar a cabo el proyecto sin accidentes.
«En el fondo de este pozo está la válvula, como si fuera el corazón de esta central –explica Vicente Giménez, responsable de Endesa de esta ingente obra de ingeniería–. Sustituirla no ha sido nada fácil porque al quitarla el pozo se inundaría, por lo que se ha tenido que colocar un tapón de 2,60 metros de diámetro y 2 toneladas de peso. Este tapón u obturador lo han tenido que colocar buzos especializados, ya que se ha instalado desde dentro del propio embalse, un trabajo difícil por la poca visibilidad que tienen estas aguas».
Indica que durante varias semanas seis buzos profesionales y cuatro mecánicos con cualificación para trabajo en espacios confinados, han estado trabajando en el pozo y en las aguas del embalse de Cala para poner el tapón primero y después ir desmontando una a una las piezas de la antigua válvula de 1927 e instalar la nueva. Una tarea en la que se han utilizado expertos gruistas dado el escaso diámetro del pozo respecto a la válvula nueva, de solo cinco centímetros de diferencia entre el diámetro de la válvula y la boca de salida del pozo.
En tiempo récord
Además, para el tránsito de todos los equipos y vehículos pesados, ha sido necesario la adecuación en tiempo récord del camino de acceso a la toma, para salvar las contingencias meteorológicas y permitir el acceso, indican desde la compañía, que añade que paralelamente a estos trabajos en la toma, los técnicos de Endesa junto con sus empresas colaboradoras, han estado adecuando y mejorando la tubería forzada, elemento final de la conducción, de 700 metros de longitud que tiene un desnivel de 150 metros entre la válvula de seguridad y la central.
Añade que se han realizado mediciones de espesores, estudios topográficos, adecuaciones mecánicas y adecuaciones de la obra civil. Estos trabajos tampoco han estado exentos de problemáticas, ya que para realizarlos se ha tenido que utilizar un helicóptero que ha permitido transportar los materiales, andamios y grupos electrógenos para poder trabajar. En total más de 60 personas han estado trabajando en el rejuvenecimiento de la central hidroeléctrica de Cala que volverá a estar operativa en el mes de abril.
La central hidroeléctrica de Cala que ya en 2019 se modernizó gracias a un nuevo sistema de Control y a mejoras mecánicas en los dos grupos de la central, concretamente en los sistemas de regulación y lubricación, cuenta con una potencia de 12,8 MW y produce al año más de 20 gigavatios de energía limpia.