Redacción. El programa de medicalización de residencias de cuidados de personas mayores que han elaborado profesionales del Hospital Universitario Virgen del Rocío y del Distrito Sanitario Sevilla ha sido publicado en la prestigiosa revista científica The Jorunals of Gerontology. Entre las claves que explicarían estos resultados estarían un reconocimiento rápido de la COVID-19 que permitió un tratamiento precoz.
Igualmente, ponen en valor la atención in situ en el entorno natural de los pacientes (con una movilización temprana, rehabilitación y uso de espacios comunes en la zona contaminada para la continuidad de las actividades), que conllevó menos complicaciones, principalmente un menor número de síndromes geriátricos; y por último, la incorporación de una asistencia paliativa cuidadosa y compasiva a los residentes más frágiles y enfermos terminales, lo que permitió personalizar según las preferencias de los pacientes y las familias.
Durante el mes de abril se produjeron cuatro brotes de COVID19 en residencias de cuidados de personas mayores del área del Hospital Universitario Virgen del Rocío. En total, afectaron a 272 residentes (el 59.5% de 457) y a 85 profesionales de los centros (26% de los 320). Como respuesta rápida, desde el Hospital y el Distrito de Atención Primaria de Sevilla se articuló un programa coordinado de medicalización in situ de las residencias afectadas.
Diez procesos e intervenciones clave
Los profesionales establecieron diez procesos e intervenciones clave. Entre otros, la provisión de infraestructura informática, equipamiento médico y profesionales sanitarios, test diagnósticos universales, separación de áreas ‘limpias’ y ‘contaminadas’, encuestas epidemiológicas y protocolos de manejo clínico unificados.
En total participaron en el programa 60 profesionales sanitarios (entre médicos y personal de enfermería) de Medicina Interna del Hospital Universitario Virgen del Rocío, Atención Primaria y Epidemiología del Distrito, que consiguieron controlar los cuatro brotes en unos 40 días.
Además, el programa de medicalización consiguió un notable aumento de la supervivencia global, de la provisión de cuidados paliativos óptimos a aquéllos residentes en trayectoria de final de vida, y una reducción de las necesidades de traslado al hospital.
Los autores también reflexionan sobre la necesidad de repensar globalmente sobre el rol y la dotación de recursos de las residencias de cuidados en la sociedad y sobre la importancia de ‘blindarlas’ en la lucha contra las posibles futuras ondas pandémicas de SARS-CoV-2. En segundo lugar, consideran acertada la reasignación de recursos sanitarios como estrategia eficaz para gestionar la pandemia, y como se demuestra en el estudio, las acciones decisivas y anticipadas salvan vidas y previenen consecuencias desafortunadas. Por último, afirman que la experiencia de una verdadera coordinación entre atención primaria y hospitalaria es posible y de hecho funcionó, porque surgió de los valores de profesionalismo: la voluntad de servir a las personas, el altruismo, la generosidad y el respeto mutuo.