Fermín Cabanillas. Los casi 6.000 habitantes de la localidad sevillana de Salteras tienen distintos aficiones, distintas formas de divertirse, distintas opciones para invertir su tiempo de ocio, pero muchos de ellos tienen algo en común: su pasión por Los Chinos.
Este juego de mesa, donde el azar, la picaresca y el conocimiento de las reglas son indispensables casi a partes iguales, es mucho más que un simple entretenimiento en la localidad, donde incluso se organiza anualmente un campeonato internacional, y existe una asociación que lucha para que no se pierda este juego en una época donde la tecnología manda sobre las tradiciones.
De esta forma, en este municipio sevillano han elevado casi a deporte nacional esta práctica, conocida en algunas latitudes como «chinchimonito», y que consiste, básicamente, en adivinar el número total de monedas que varios jugadores, dos como mínimo, tienen en su mano cerrada.
Las reglas dictan que cada jugador puede o bien no sacar ninguna moneda o jugar con cualquier cifra, y se mantiene como una costumbre en los bares para, entre otras cosas, echar a suertes quién paga la consumición, entre otros usos populares.
Una gran cantera. En Salteras es más que llamativa la afición por este juego. Sus mundiales reúnen a casi un centenar de jugadores, en una una cita que, desde 1993, reúne a lo mejor del circuito de jugadores de chinos, y que supone la culminación al trabajo que la asociación de Salteras realiza durante todo el año.
Lo que ahora ha terminado por convertirse en un campeonato organizado plenamente, comenzó cuando hace muchos años la gente se reunía a jugar en un bar del pueblo llamado La Plaza, y viendo la afición que se reunía en torno a ella se decidió organizar un campeonato entre todas las personas que quisieron apuntarse a la primera edición.
El ganador de la primera edición fue Eduardo Azuaga, del club «Botellín», y a partir de ahí fue aumentando en fama y participantes el campeonato saltereño, de modo que, fue algo que se fue poniendo cada vez más serio, acudiendo más gente a jugar, y fue en aumento hasta ver que la demanda de gente seguía en aumento.
Apoyo de patrocinadores. Las empresas patrocinadoras se vuelcan a la hora de apoyar el Mundial de Salteras, y la evolución total llegó en 2015, cuando se incluyó en el reglamento de 2015 un premio para la primera mujer clasificada.
Tanto se ha profesionalizado el campeonato que hasta las monedas que se usan son propias, fabricadas en su día en la armería de la vecina Sanlúcar la Mayor.
La llegada de estas monedas sustituyó a la que se usaban en su día, ya que inicialmente se jugaba con monedas de un duro (cinco pesetas), después se pasó a utilizar monedas de un euro, pero ahora la asociación custodia 500 monedas personalizadas como un tesoro propio, lo que le da un carácter más personal todavía a esta afición y al campeonato anual que busca su ganador internacional.