SBN. Un equipo de científicos internacional, liderado por la Universidad Pablo de Olavide, ha diseñado un software inteligente capaz de evaluar las necesidades de conservación del patrimonio arquitectónico. Con el nombre de ART-RISK 3.0, esta aplicación informática ha sido entrenada con opiniones de un nutrido grupo de especialistas de distintos campos de la conservación del patrimonio cultural para ofrecer, según las condiciones de un edificio, una valoración cualificada sobre su estado.
El sistema se presenta hoy, informa la Universidad en nota de prensa, en unas jornadas técnicas virtuales con más de 400 inscritos, donde se dan conocer sus dos versiones: ART-RISK 3.0, específica para su uso en territorio español, y ART-RISK cooperación 3.0, una adaptación que permite su empleo en el contexto internacional. Ambas cuentan con una licencia libre y son accesibles desde cualquier dispositivo.
“Nuestro método inteligente cruza los datos del edificio con la opinión de los expertos, de modo que ofrece valores de vulnerabilidad, del riesgo al que está sometido, su vida útil y otros datos de interés, como si se ubica en zona de alta actividad sísmica o de inundaciones”, señala Pilar Ortiz, responsable de este proyecto e investigadora de la Pablo de Olavide.
Herramienta de gestión pública
Como herramienta de gestión pública, ART-RISK 3.0 permite hacer comparaciones entre edificios y clasificar los distintos inmuebles según la urgencia de su intervención. “Es una ayuda para el personal técnico o los gestores, quienes obtienen una información valiosa para la toma de decisiones y para hacer el uso más eficiente de los recursos, primando la conservación preventiva para evitar otros tipos de intervenciones de urgencia”, apunta Ortiz.
La base de ART-RISK se encuentra en su base de datos y diseño, donde se han volcado las opiniones de personal experto. Para ello, se ha recurrido a la metodología Delphi que permite, mediante un sistema de rondas, llegar a una conclusión compartida sobre la cuestión a debate. En ellas participan un mínimo de siete personas especializadas en una temática, pero con un perfil profesional o de formación diferenciado.
“Hemos establecido una serie de grupos de discusión, a los que se les facilitaba preguntas para establecer las inferencias de lógica difusa, del tipo si las cubiertas del edificio presentan tal estado y la estructura tal otro, ¿cuál sería su nivel de vulnerabilidad?”, incide la responsable del proyecto. De este modo, se analizan los valores que han resultado del estudio del edificio, lo que permite detectar si este requiere intervención o conservación preventiva, para evitar incurrir en pérdidas patrimoniales.
Puesta a punto
La aplicación ART-RISK 3.0 es adaptable para cualquier tipo de arquitectura, si bien su versión española viene por defecto configurada para el estudio de iglesias. En concreto, se ha probado en el conjunto de edificios de la Diócesis de Sevilla, así como Cádiz y en la ciudad de Popayán (Colombia), con templos religiosos edificados entre los siglos XVII y XVIII.
“Considerando que no hay dos edificios iguales, puedes comparar aquellos que tienen características similares, aunque el modelo puede aplicarse a otro tipo de arquitectura y lo estamos probando, por ejemplo, en teatros o edificios contemporáneos en Cuba e incluso en la arquitectura vernácula de Chachapoya, en Perú”, explica Pilar Ortiz.
Otra singularidad de la versión española de ART-RISK 3.0 es su conexión directa con Sistemas de Información Geográfica (SIG). Esto permite evaluar de manera automática variables asociadas al entorno como la actividad sísmica, si se trata de un terreno inundable, las diferencias de temperatura o los riesgos por heladas.
El desarrollo de ART-RISK 3.0 ha contado con financiación del actual Ministerio de Ciencia e Innovación y del programa FEDER, dentro de un proyecto de I+D nacional, y de la Consejería de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, como proyecto de cooperación con Iberoamérica.
Junto a la Universidad Pablo de Olavide, han participado en este proyecto la Universidad de Sevilla, el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, el Instituto Valenciano de Conversación, Restauración e Investigación de Bienes Culturales, la Consejería de Cultura, la Universidad de Valencia, la Universidad Austral de Chile, la Fundación Universitaria de Popayán (Colombia), la Universidad de las Artes (Cuba) o la Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza (Perú), entre otras instituciones.