21 noviembre 2024
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Un estudio del IBiS esclarece la relación entre la respuesta inflamatoria periférica y el Parkinson

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Redacción. Investigadores del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS) han demostrado la existencia de una importante relación entre la respuesta inflamatoria, la enfermedad de Parkinson y sus características genéticas. La respuesta inmune inflamatoria periférica es diferente según la presencia de variantes en genes asociados a la enfermedad, lo que implica que existen distintos mecanismos fisiopatológicos y, por tanto, diferentes vías potenciales de tratamiento y actuación ante la enfermedad.

Para los investigadores, los resultados resaltan la necesidad de subclasificar a los pacientes en las investigaciones en función de sus características genéticas.

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«La de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más prevalente en la actualidad, después del alzhéimer, y pertenece a los llamados Trastornos del Movimiento. Esta enfermedad tiene un gran impacto personal y socioeconómico a nivel mundial, lo que hace necesario perseverar en el estudio de sus causas con el fin de identificar tratamientos modificadores de enfermedad. Es bien conocido que las características clínicas y su evolución es muy variable entre los pacientes», explica la doctora Laura Muñoz Delgado, especialista de la Unidad de Trastornos del Movimiento, del IBiS.

La probable existencia de varias enfermedades en función de los mecanismos que conllevan la muerte neuronal, tal y como indica la especialista, puede llevar a necesidades y abordajes completamente diferentes a la hora de enfrentarse a la enfermedad. «En esta línea, la identificación de genes asociados supone una oportunidad excelente para investigar los mecanismos celulares en los que están implicados», continúa. «Dos genes bien establecidos asociados en su relación con el párkinson son el gen LRRK2, la causa más frecuente de enfermedad de Parkinson familiar, y el gen GBA, que es el mayor factor de riesgo genético de padecerla».

Actualmente, las causas no son del todo conocidas, pero la evidencia apunta a que la inflamación, tanto a nivel central como en sangre periférica, es una pieza clave en el inicio y progresión de la neurodegeneración. «El grupo de investigación liderado por el doctor Pablo Mir demostró previamente la existencia de una inflamación periférica y una desregulación inmunitaria en los pacientes con enfermedad de Parkinson».

Los investigadores describieron previamente que la ratio neutrófilo-linfocito se encuentra más elevada en pacientes con enfermedad de Parkinson en comparación con individuos sanos. Esta ratio es un biomarcador bien establecido de la presencia de inflamación en el organismo. Según detalla la doctora Muñoz, la elevación de la ratio refleja una mayor inflamación sistémica y una desregulación entre dos tipos de células de nuestro sistema inmunitario, los neutrófilos y los linfocitos.

En este estudio, detalla la doctora Muñoz Delgado sobre la investigación publicada en la prestigiosa revista npj Parkinson’s disease, «hemos demostrado que esta respuesta inflamatoria periférica difiere en los pacientes con enfermedad de Parkinson según sus características genéticas. En el estudio observamos que los pacientes con enfermedad de Parkinson esporádica, sin variantes genéticas identificadas, y aquellos con mutaciones en el gen GBA tienen una mayor ratio neutrófilo-linfocito y un menor número de linfocitos en sangre periférica».

Esta ratio es un marcador bien establecido de inflamación, que refleja la desregulación entre dos poblaciones celulares: los neutrófilos representan la inflamación crónica, mientras que los linfocitos muestran la vía reguladora. La disminución del número de linfocitos en sangre en los pacientes con enfermedad de Parkinson un hallazgo constante en muchos trabajos publicados y «se sugiere que debido a una desregulación en sus subpoblaciones con un aumento de los linfocitos proinflamatorios y una disminución de los antiinflamatorios» explica.

Por otro lado, apunta la especialista, «los pacientes portadores de variantes severas en el gen GBA suelen tener un curso más agresivo en términos de demencia. «Curiosamente, el desarrollo de la demencia en la enfermedad de Parkinson también se ha relacionado con una mayor inflamación periférica», ha añadido la doctora. Dicha relación enfatiza la importancia que tiene la respuesta inflamatoria en algunas de las manifestaciones más agresivas del párkinson, lo que podría poner el punto de mira sobre nuevas vías de estudio de la patología.

El hallazgo más relevante, sin embargo, es que los pacientes con mutaciones en el gen LRRK2 no mostraron diferencias ni en la ratio neutrófilo-linfocito ni en el recuento de linfocitos en comparación con individuos sanos. «Esto puede indicar que los mecanismos patogénicos inflamatorios podrían ser diferentes en estos pacientes», aclara Muñoz

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