Redacción. Una investigación de la Universidad Pablo de Olavide y el Istituto Nazionale di Statistica (ISTAT, Roma), analiza el proceso de integración socio-residencial de la población migrante a partir del estudio de la distribución de las cinco nacionalidades extranjeras más numerosas en Madrid y Barcelona. Los resultados muestran cómo el país de nacimiento determina en gran medida la distribución espacial y el grado de integración en el espacio urbano. Este proceso a su vez permite hablar de unas ciudades divididas en su dimensión económica y étnica. El estudio confirma al mismo tiempo como este modelo de ciudad dividida está adquiriendo una importancia creciente en Europa.
El trabajo, desarrollado conjuntamente por los investigadores Ricardo Iglesias-Pascual (UPO) y Federico Benassi (ISTAT), analiza a nivel de sección censal en Madrid y Barcelona la distribución según el nivel de renta y grado de concentración territorial de las cinco principales nacionalidades de población extranjera (británica, italiana, rumana, marroquí y china) en España durante 2019.
La investigación se enmarca dentro del proyecto ‘Dinámicas socioterritoriales en las áreas metropolitanas españolas: procesos estructurales y cambio cíclico (DINAMET)’, dirigido por el catedrático de Geografía Humana de la Universidad Pablo de Olavide José María Feria Toribio, y ha sido publicada en Journal of Ethnic and Migration Studies, revista situada actualmente en la primera posición de dos categorías del Journal Citation Reports (JCR) de 2021(Demography y Ethnics Studies).
Enfoque novedoso
El trabajo ha sido desarrollado mediante un enfoque metodológico y teórico novedoso en el cual no se focaliza tanto en el nivel de segregación de la población migrante como en su grado de integración en el territorio en comparación con la población española.
Tradicionalmente, los estudios realizados sobre la distribución y nivel de integración de la población extranjera se han basado en sus niveles de segregación residencial o en encuestas sobre las actitudes de la sociedad de acogida respecto a su convivencia con la población extranjera. Como indica el profesor Ricardo Iglesias-Pascual, “en particular, nuestro análisis planteaba medir y comparar el nivel de concentración socio-territorial y nivel de renta de las zonas de la ciudad dónde se concentran los grupos de población extranjera seleccionados y de la población española en las dos ciudades. Basándonos en estudios previos, se considera que la población extranjera más integrada mostraría una tendencia similar a la de la población española”.
Dos patrones
Así, los resultados de este estudio muestran dos patrones de distribución territorial comunes en ambas ciudades, aunque totalmente diferenciados social y étnicamente hablando. Mientras que de manera muy importante la población marroquí y rumana presentan altos niveles de concentración en las zonas socialmente más vulnerables de Madrid y Barcelona, la población italiana y británica presenta del mismo modo altos niveles de concentración en el territorio, pero en zonas de alto nivel de renta.
“La concentración de italianos y británicos en las secciones censales con niveles de renta altos y muy altos, superando en ocasiones la presencia de la población española, reafirma la tendencia de los extranjeros de origen occidental a desarrollar los mismos patrones residenciales que la población de acogida. Sin embargo, la población rumana y marroquí siempre presenta un alto grado de concentración en las secciones censales con niveles de renta más bajos. Esto, al igual que en otras partes de Europa, se relaciona entre otros factores con un alto rechazo social por parte de la sociedad de acogida”, afirma el investigador Federico Benassi.
Resultado
Estos resultados, aplicados al caso español en particular, permiten considerar que, a pesar del bajo nivel de rechazo a la inmigración que han mostrado algunos estudios, existe un rechazo de baja intensidad hacia la población migrante, que se refleja en el cierre del mercado residencial por parte de la sociedad española a las nacionalidades que sufren mayores prejuicios étnicos y de menores ingresos. El mayor grado de aislamiento en las zonas más vulnerables, unido al alto grado de prejuicio étnico, genera un círculo vicioso que dificulta especialmente el proceso de integración de marroquíes y rumanos.
“Con esta investigación queremos recalcar la importancia de que las administraciones locales desarrollen formas de medir el nivel de rechazo étnico o el nivel de satisfacción con la convivencia vecinal para poder tomar medidas específicas de cara a paliar las limitaciones que existen en el mercado de alquiler e inmobiliario para la población migrante. En otras palabras, la importancia que desde los ayuntamientos se apueste por una política social activa que no deje la gestión de la vivienda social en manos de fondos de inversión especulativos”, concluye el profesor Ricardo Iglesias-Pascual.
Actualmente, estos investigadores están profundizando en esta línea de investigación a partir de la incorporación de nuevas variables de análisis. Como ejemplo de ello, están analizando el modelo de equidad socio-territorial que desarrolla cada ciudad a partir de la distribución de las infraestructuras sociales en el territorio o la interrelación entre factores socio-ecológicos, como la calidad del aire o la superficie de arbolada en la ciudad y el diferente nivel de renta o presencia de población vulnerable en los barrios.