Redacción. La Universidad Pablo de Olavide (UPO) participa en el Proyecto europeo de investigación Valzeo (Valorisation of agro-industrial waste to obtain zeolite-based composite materials and their use in environmental remediation and biofuel production), que tiene como objetivo «diseñar y desarrollar un método sostenible» para el uso de cenizas de cáscara de arroz como fuente para la elaboración de materiales para el tratamiento de aguas contaminadas y la producción de biodiesel.
Coordinado por la Universidad Autónoma de Barcelona, el equipo de investigación de la UPO está formado por investigadores e investigadoras de las Áreas de Química-Física, Ingeniería Química y Ecología, dirigido por A. Rabdel Ruiz Salvador e integrado además por Menta Ballesteros, Antonia Jiménez y Salvador Rodríguez Gómez, con la participación de estudiantes de grado y postgrado.
En la Unión Europea, se produce una media anual de 3,1 millones de toneladas de arroz con cáscara (el 80% en Italia y España). Cada tonelada puede producir 200 kilos de cascarilla de arroz y, de ahí, se obtienen alrededor de 40 kilos de CCA. A nivel mundial, la cantidad asciende hasta 37 millones de toneladas y se estima que su tasa de crecimiento anual sería de un 5% durante el periodo 2022-2030. «Estos grandes volúmenes de CCA se han convertido en un gran desafío para los vertederos, donde se depositan finalmente, convirtiéndose en serios contaminantes por sus efectos en el sistema respiratorio de personas y animales», ha explicado la UPO.
Sin embargo, el alto contenido de silicio de estas cenizas, las hace atractivas para la obtención de sílice, chips de silicio, en la producción de neumáticos y de aditivos en materiales aislantes y de construcción, entre otros usos. Una «motivación científica y tecnológica relevante» en Valzeo es «desarrollar» fotocatalizadores y adsorbentes zeolíticos con nanoporosidad jerarquizada que permitan modificaciones mediante nanopartículas de óxidos metálicos (MON) y estructuras metal-orgánicas (MOF), con la consiguiente mejora de estabilidad y propiedades de confinamiento.
Esto conduce a una mayor eficacia del uso de la luz solar en la lucha contra la contaminación del agua originada por los compuestos orgánicos recalcitrantes, como los productos farmacéuticos, pesticidas y colorantes, entre otros contaminantes emergentes, debido a su difícil degradación en las estaciones depuradoras de aguas residuales. De esta forma, se aporta a la sociedad una alternativa limpia y sostenible para el tratamiento del agua.
Por otra parte, Valzeo tiene la intención de desarrollar nuevos catalizadores heterogéneos zeolíticos de bajo costo para producir biodiesel empleando aceite de cocina usado. Estos combustibles tendrían una emisión neta cero de CO2 para una demanda que se espera que aumente de 1,86 a 16,68 millones de toneladas al año. En total, se estima que en la Unión Europea se generan anualmente alrededor de cuatro millones de toneladas de aceite de cocina usado, que podrían servir para el aumento esperado de un 14% del uso de combustibles renovables en el transporte.
Según explica el profesor Ruiz Salvador, «para la Universidad Pablo de Olavide, la participación en Valzeo supone una nueva contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS–, un impulso al desarrollo de materiales funcionales con la perspectiva de introducción de resultados de investigación en empresas andaluzas y europeas en general. Además, brinda a los estudiantes participantes una oportunidad de vincularse con problemas de alto impacto ambiental y socioeconómico y promueve el intercambio científico y tecnológico de investigadores e investigadoras de la UPO con sus pares de otros centros europeos y latinoamericanos».
Valzeo tiene una financiación de casi un millón de euros y está alineado con los ODS para «garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos’ y sobre ‘la producción de energía limpia y asequible». Además de las dos universidades españolas, cuenta con la participación de la Universitá Politenica delle Marche (Italia), la empresa española AERIS Tecnologías Ambientales, la empresa irlandesa Sutaineable Innovation Technology Services Limited e instituciones públicas y privadas en calidad de asociadas como la Universidad de La Habana (Cuba), la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey (Cuba), el Instituto de Investigaciones de Granos (Cuba) y ZPrime Limited (Reino Unido).