A.R.E. Dedicar una calle es un acto de reconocimiento por parte de una ciudad a personas que han tenido un papel inspirador y relevante en el curso histórico de la misma o de la sociedad en general. A finales de 2018, el callejero de la capital hispalense tenía 4486 calles rotuladas, de las que 2502 tienen nombres de personas. De éstas 448 son mujeres, aunque solo 200 de esas mujeres son reales (el resto corresponden a personajes de ficción, advocaciones marianas, etc.).
Algunas de estas féminas son conocidas por todos, como Esperanza de Triana, Carmen Amaya, Cristina Hoyos, Zenobia Camprubí, Gloria Fuertes, Marie Curie, Carmen Chacón o Victoria Kent, pero también hay vías con nombres de mujeres que somos incapaces de identificar. ¿Quiénes eran y qué hicieron? ¿Por qué Sevilla les dedica una calle?
Para salir de dudas, recientemente el Ayuntamiento hispalense y la Universidad de Sevilla han editado el resultado divulgativo de una investigación sobre las historias de vida de las mujeres que han sido contempladas en el callejero de la ciudad de Sevilla desde enero de 2002 a diciembre de 2018. Bajo el título Nombre de mujer en las calles de Sevilla. Romper barreras de género en la ciudad 18 años después, esta obra completa un estudio previo, publicado en 2002, en el que se recogieron y categorizaron todos los nombres de mujeres que prestaban su nombre, hasta entonces, a las calles sevillanas.
Escrito por los profesores de la US Trinidad Núñez Domínguez, Francisco J. Cantero Sánchez, José Mª León Pérez, José Mª León Rubio, y Yolanda Troyano Rodríguez, el ejemplar reseña brevemente la vida de estas féminas relevantes para la ciudad y para la historia y muestra una interesante evolución en la tendencia del callejero a este respecto. Por ejemplo, desde 2002 no se han rotulado calles con el nombre de mujeres notables, es decir, que pertenecían a familias acomodadas, como era el caso de Catalina de Ribera y Mendoza -tiene un Paseo en los Jardines de Murillo-, notable dama del Renacimiento sevillano, rica y poderosa a la par que creativa y culta, según consta en la citada investigación.
En este sentido, las calles Anita (Triana), La María (Macarena) o Doña Carmen (casco antiguo) se bautizaron así en honor a familiares de los dueños de las parcelas edificadas, un motivo bastante habitual en el siglo pasado. Al mismo criterio responden, según el libro Nombre de mujer en las calles de Sevilla, las calles Regla León, Regla Sanz o Antonia Sáenz, entre otras.
La mayoría de las rotulaciones con nombre de mujer (89) están dedicadas a féminas que destacaron por su labor profesional (docentes, artistas, escritoras, políticas…), aunque también hay nobles, religiosas e incluso, en los últimos tiempos, activistas, entre otros colectivos. Hablemos de algunas de ellas.
En 1995, Sevilla dedicó una calle a Antoñita Colomé, quien fuera una reconocida actriz, cantante y bailarina durante la II República. Su barrio era Triana, aunque la calle que lleva su nombre se encuentra en Santa Clara, en el distrito de Nervión. Estudió canto en Madrid, hablaba tres idiomas y tocaba el piano. Participó en numerosas películas, destacando entre ellas Las luces de Buenos Aires, El negro o El bailarín. Trabajó en Hollywood y en París, donde incluso llegó a coincidir con Marlene Dietrich.
No todo lo conocida que debiera es otra sevillana con calle en Distrito Macarena: María Laffitte, aunque su nombre completo era María de los Reyes Laffitte y Pérez del Pulgar García de Velasco y Ramírez de Arellano, condesa de Campo Alange y Grande de España. Con tal ristra de apellidos no podía ser menos que aristócrata, pero lejos de seguir las directrices para las que había sido formada -ser una culta esposa y madre-, se dedicó a escribir, llegando a pertenecer a varias academias como la Sevillana de Buenas Letras o la Hispanic Society of America.
Laffitte sobresalió por los textos en los que exponía la situación de la mujer en la sociedad, como La secreta guerra de los sexos, La mujer como mito y como ser humano o La mujer en España. Fiel defensora de los derechos de las mujeres, ha pasado a la historia por fundar el Seminario de Estudios Sociológicos de la Mujer.
Otra profesional sevillana destacada fue la doctora Inmaculada Vieira Fuentes, quien además de por su gran labor como profesional de la Medicina, fue merecedora de una calle en su tierra -se encuentra en Parque Amate– por su labor humanitaria. Conocedora de la necesidad en África, viajó a este continente en numerosas ocasiones con diferentes ONG para desarrollar proyectos de cooperación internacional, encontrando un triste final durante una de aquellas misiones.
Si Madrid tuvo sus 13 rosas en 1939, Guillena también recuerda a 17 de sus vecinas que en 1937 perdieron la vida durante la Guerra Civil por negarse a revelar el paradero de sus maridos, simpatizantes o militantes de izquierdas. Sevilla recuerda aquella historia dedicando a sus protagonistas una Glorieta en el Distrito Este-Alcosa-Torreblanca.
Entrañable es el motivo por el que la capital homenajeó a una de sus paisanas, Francisca Sánchez-Blanco y Pardo, con una vía en el distrito Sur. Esta señora conocida en su barrio, el de Bellavista, como Paquita, obtuvo esta calle por aclamación popular, pues dedicó gran parte de su vida a ayudar a las personas más necesitadas, cuidar a los enfermos y, muy especial, a escolarizar y enseñar a leer y escribir a sus vecinos, cediendo para este objetivo locales de su propiedad.
Decenas de nombres, como Blanca de los Ríos, Carmen Díaz, Elisa Ruiz Romero, la doctora Navarro Rodríguez, Amalia Torrijos y un largo etcétera, pueblan el callejero de Sevilla. Una historia hay tras cada una de ellas, un viaje a sus vidas en las que pueden sumergirse leyendo Nombre de mujer en las calles de Sevilla. Romper barreras de género en la ciudad 18 años después.
