Carmen González. En la finca Pistachos El Palomar de Paradas, posiblemente la primera de estas características en la provincia de Sevilla, en estos días vigilan con especial atención las casi 50.000 plantas en distintos procesos de desarrollo. Este año, su gerente, Juan Álvaro Lumbreras, tiene previsto que 30.000 plantas salgan de la finca dirección a distintas zonas de la península, sobre todo Extremadura y Portugal, lo que supone tres veces más que en la pasada campaña. El cultivo del pistacho se implanta lentamente en la provincia, a pesar de que es una planta con una alta rentabilidad. “A los agricultores les falta información, deben confiar en el producto igual que en el olivar”, dice Lumbreras.
Y todo a pesar de que el olivar tiene una rentabilidad cada día más en entredicho frente a los 6.000 euros por hectárea que aseguran los pistachos. En un futuro, Juan Álvaro Lumbreras tiene como objetivo organizar charlas entre los agricultores para explicarles cómo es el cultivo del pistacho, características, qué necesidades tiene y cuál es su rentabilidad, entre otras cuestiones. Pero en la actualidad está centrado en una finca que es el vivero de mayor tamaño de la provincia de Sevilla, posiblemente el único de estas características.
Triplica la producción de pistacheros
Este agricultor empresario de Paradas ha triplicado en tres años la producción de pistacheros de su finca, ampliándola hasta alcanzar las 30.000 plantas injertas y 70.000 portainjertos. “El agricultor es desconfiado y le cuesta iniciar el cultivo de un nuevo producto. El olivo lo entiende y lo conoce pero para dedicar sus tierras al pistacho tiene que reciclarse, tiene poca información y miedo”, comenta Juan Álvaro Lumbreras. Lo único que necesita la pistachera son terrenos que no se encharquen y donde no caigan heladas importantes, por lo que la mayor parte de Andalucía es ideal para su cultivo.
No obstante, él lo vio claro, principalmente por la rentabilidad cansado de pelear con el precio de la aceituna ya que se llevó 20 años en el sector del olivar. “El único producto que supera al pistacho en rentabilidad es el aguacate con un crecimiento de la demanda por encima del crecimiento de la oferta asegurado durante años”, apunta el técnico paradeño.
Ya, gracias a su iniciativa, empiezan a atreverse otros agricultores y empresas, como por ejemplo la de Hermabar, líder mundial en la venta de altramuces ubicada también en Paradas. Parte de la producción de Pistachos El Palomar para este año está vendida a esta empresa que exporta saladitos a varios países de Oriente Medio, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Suecia, Canadá o Brasil, entre otros.
Tiempo de injertos
En Pistachos El Palomar hay distintas zonas, dos invernaderos donde se suceden las plantas pistacia terebinthus, más conocida como cornicabra, una parte injertadas ya y otras pendientes de alcanzar la altura y estabilidad necesaria para realizarles el injerto. Es tiempo de esta actividad, una de las más laboriosas y complicadas de su desarrollo. Juan Álvaro, ingeniero técnico agrícola, se ha convertido en un experto porque por sus manos han pasado ya miles de plantas.
Si entras en la finca en uno de los invernaderos en este mes de agosto, se pueden ver unas 4.000 plantas de cornicabra de más de metro y medio de altura en macetas, son las últimas plantadas en enero. Y en el resto de la finca hay preparadas unas 30.000 plantadas directamente en la tierra para sacarlas en enero a raíz desnuda.
En estos días, los cuatro empleados de la empresa junto con su propietario, están muy pendientes de los portainjertos, (también denominados patrones), porque serán la base que, a partir de ahora, alojará el injerto de pistacheros, y ésta debe estar muy sana. Entre tantas plantas, la experiencia los hace apreciar desde lejos cuál sufre estrés hídrico, ya que la parte superior se arruga sobre la misma planta.
Cumplir un sueño
Los injertos se realizan de las ramas de pistacheros cuyas yemas proceden del Centro de Investigación El Chaparrillo, ubicado en Ciudad Real, que es referencia en el cultivo del pistacho en España. En Pistachos El Palomar hay plantadas 350 plantas madres de, al menos, tres variedades: kerman, Sirora y la considerada de mayor calidad, Larnaka. Esta última cría “un pistacho alargado de aspecto menos atractivo pero muy sabroso, los italianos buscan esta variedad a muerte”, indica Juan Álvaro Lumbreras.
En estas instalaciones, han aprendido todo lo referente a este cultivo y cada día, en la finca de Paradas trabajan para cumplir un sueño: hacer del pistacho una planta de referencia en la provincia de Sevilla. Por eso, primero han construidoeste vivero en el que ya en 2019, han vendido unos 10.000 pistacheros a clientes de muchas regiones de España y Portugal.
El 80 % de los injertos que se realizan en estos días sigue adelante. Los trabajadores de la finca revisan planta por planta para verlas desarrollarse en los tres próximos meses. A partir de diciembre, empezarán a salir camino de diferentes fincas y aquí y en Pistachos El Palomar vuelven a empezar.
Pero, a pesar de todo lo avanzado, para Juan Álvaro Lumbreras, esto no es más que el comienzo, ya que el sueño que tuvo hace más de tres años para que se cumpla del todo tiene que incluir que en estas tierras se cultiven pistachos hasta salir envasado. Y, además, Pistachos El Palomar se convierta en centro de referencia en Andalucía. Pero todo se andará.