Virginia López. Este año 2023 se cumplen 200 años del nacimiento del Infante Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, nombrado Duque de Sevilla un 23 de abril de 1823.
Tal efeméride ha pasado completamente desapercibida en nuestra ciudad, donde se desconoce la existencia del personaje e incluso la denominación nobiliaria que atañe a Sevilla.
Si bien, el título, al otorgarse en el siglo XIX, no conllevaba un vínculo territorial y, en consecuencia, no afectaba a los sevillanos, precisamente esa no vinculación en fecha anterior marcaría el devenir de la ciudad.
Para ello nos remontamos a la Conquista de Sevilla. Tuvo lugar en el año 1248 – justo este año se conmemoran los 775 años de la gesta – y supuso la incorporación de Sevilla a la corona, como ciudad de realengo. La alternativa hubiera sido la cesión a una orden militar religiosa o a un noble. En ambos casos se hubiera integrado en las vastas propiedades de donde religiosos y nobles extraían sus rentas, sin grandes miramientos al gobierno local.
Pero Sevilla era la flor de la corona, su riqueza – “el mejor cahíz de la tierra” como señaló Domínguez Ortiz – no podía escapárseles a los reyes, de ahí que fuera inconcebible esa cesión.
No obstante, hubo unos años en los que la ciudad podría haber acabado en manos de la nobleza, en la familia de los Guzmanes, para ser exactos.
Este linaje, extensísimo durante la Edad media, tenía una rama sevillana que alcanzó un enorme poder cuando Leonor de Guzmán se convirtió en la favorita del Rey Alfonso XI.
En su día, le dedicamos este artículo:
Mas, pese a las dádivas que la dama sevillana repartió generosamente entre sus parientes, el monarca no era débil y mantuvo bajo control la injerencia de ella en el gobierno. Todo lo contrario que el hijo de ambos, el Rey Enrique de Trastámara, apodado, precisamente “El de las Mercedes” dada la ingente cantidad de favores que tuvo que devolver a la nobleza por arrebatarle el trono a su hermanastro, el famoso Rey Pedro El Cruel o El Justiciero.
Sevilla ya era una ciudad importante con anterioridad a las travesías colombinas y la colonia de mercaderes extranjeros, italianos, principalmente – genoveses destacando entre ellos – fueron el sustento que garantizaba la apertura aquí de la Casa de la Contratación. La navegabilidad del río Guadalquivir y, sobre todo, que la ciudad fuera de realengo, inclinaron la balanza para que Sevilla fuera elegida por los Reyes Católicos como Puerto y Puerta de Indias. Cádiz quedó descartada por la amenaza de ataques piratas y Huelva por ser un señorío de los Guzmanes, a través de la casa ducal de Medina Sidonia.
Sevilla siempre fue gobernada por la corona mediante un Asistente, cargo equivalente a Alcalde, nombrado desde la corte. La Constitución de 1812 abolió por primera vez los señoríos jurisdiccionales que ejercieron clero y nobleza.
Por ello, el título de Duque de Sevilla fue meramente testimonial. Un regalo del Rey Fernando VII a su sobrino recién nacido en el Alcázar de Sevilla. La cercanía física debió influir en tamaña esplendidez – pues el título lleva aparejada la Grandeza de España – al residir en Sevilla el monarca.
Las circunstancias no podían ser más peculiares: ese mismo día del 23 de abril de 1823 se logró que el rey firmara la declaración de guerra contra la Francia de Luis XVIII.
Sabemos que el año 1823 supondrá el fin del Trienio Liberal, a raíz de la intervención del famoso ejército francés conocido como Los Cien Mil Hijos de San Luis. Aunque las tropas no traspasan los Pirineos hasta el 7 de abril, el 20 de marzo, ante la amenaza de intervención, el gobierno obliga al rey a trasladarse a Sevilla. Fue una obligación en toda regla. El rey felón no veía la hora de que llegara la bandera tricolor, sería la de su liberación porque tampoco dejaba escapar la ocasión de proclamarse cautivo del gobierno liberal. Llegó a rechazar las llaves de Sevilla. Como indica el historiador Emilio La Parra López:
“Con este gesto protocolario el rey pretendió negar toda sensación de normalidad, porque se sentía cautivo.”
Volviendo a nuestro protagonista, cuyo árbol genealógico no puede ser más enrevesado, siendo nieto y bisnieto a la vez del Rey Carlos IV. Hubiera querido ser rey consorte pero tal fortuna recayó en su hermano Francisco de Asís, esposo de Isabel II. Quien porfió toda su vida semejante aspiración fue nuestro Duque de Montpensier, primo hermano de Enrique y, a la postre, autor del disparo que acabó con su vida en el célebre Duelo de Carabanchel, popularizado por la película Prim, el asesinato de la calle del Turco, de Tve.
El título de Duque de Sevilla continua vigente en la actualidad, tras su rehabilitación en 1854, en un perdón de la reina a su díscolo y liberal primo que se pronunció en varias ocasiones contra ella. Su vida fue un transcurrir de idas y venidas a España entre proclama y proclama izquierdista, hasta quiso pertenecer a la Internacional obrera.
Finalmente fue despojado de su condición de Infante de España lo que motivó que no esté enterrado en el Escorial.
Su nombre se barajó como rey de México pero al no mostrar interés, se libró del fusilamiento de Querétaro.
De su matrimonio morganático tuvo cinco hijos. Su primogénito Enrique Pío de Borbón le sucede como II Duque de Sevilla y en andanzas, encarcelado y exiliado por oponerse a la Regente María Cristina. Su hija María del Olvido está relacionada con Sevilla al casarse con Hipólito de Queralt y Bernaldo de Quirós, X Conde de Santa Coloma, propietario del palacio de los Bucarelli de la calla Santa Clara.
El II Duque de Sevilla tuvo tres hijas, de una se dice que tuvo amoríos con un Orleans, lo que enfureció al padre, enemigo de esa familia que era la del Duque de Montpensier, la primogénita fue la III Duquesa de Sevilla y al morir sin descendencia le sucede su hermana Enriqueta de Borbón y Parade, IV Duquesa de Sevilla. Al casarse con su primo Francisco de Paula de Borbón y de la Torre – tercer hijo del primer duque – el título se queda en la familia Borbón. Este matrimonio tuvo tres hijos, una nieta fue Elena de Borbón Barucci–Relaciones Públicas de Versace en España – casada con José Miguel Garrigues Walker, su hijo Francisco de Paula de Borbón y Borbón renunció al ducado en favor de su hijo, el vigente V Duque de Sevilla.
Su hermano Alfonso de Borbón es el que está casado con la socialité Marisa Yordi, cuyo hijo está casado con la modelo Eugenia Silva. Su hija Alejandra está separada, sin hijos, del hijo de Alfonso Ussía.
El V Duque de Sevilla, Francisco de Paula de Borbón y Escasany– el 10 de diciembre de 1974 se expidió carta de sucesión a su favor – es un discreto hombre de negocios cuyo nombre ha salido a la palestra por su exesposa e hija famosas.
Sí, la televisiva Olivia de Borbón es su hija y la excéntrica aristócrata alemana Beatriz von Hardenberg-Fürstenberg, que adoptaba cerditos mucho antes que Eugenia Martínez de Irujo, era su mujer. Su nieto Francisco Máximo garantiza la continuidad.
El también televisivo Ignacio de Borbón es descendiente directo del primer Duque de Sevilla, de su cuarto hijo Alberto de Borbón y Castellví. Y el modelo Beltrán Lozano no es primo de Felipe VI como erróneamente lo presentan, pertenece a la rama Borbón-Dos Sicilias, emparentado, eso sí, con la familia real. Como curiosidad, nació y pasó su juventud en Sevilla.
Públicamente el actual Duque de Sevilla nunca ha manifestado su apego a la ciudad de su título, por eso sorprendió que el futuro sexto duque se casara en 2017, en Sevilla.