Virginia López. Quedan menos de cuarenta días para que termine el año 2022, al que muchos quieren finiquitar ya, en situación análoga a los dos últimos años.
2023 es un año ansiado en todo el planeta, deseoso de ver el fin de la pandemia, la crisis y la guerra. En cambio, en Sevilla tenemos motivos – dos en concreto – para que sea un año de celebraciones. La historia de Sevilla da para muchas efemérides, sin duda, pero estas conciernen a hitos particularmente relevantes.
Y antes de dar a conocer de qué se trata, adivino la sorpresa en el lector. ¿2023? ¿efemérides? Pero si nadie ha anunciado nada ni se está preparando nada, estaréis pensando ¡ay, la eterna desidia de esta ciudad!
La doble efemérides atañe a la vida municipal y a la vida religiosa. podemos hacer un símil señalando que se trata del alfa y omega de la ciudad, un imaginario arco toral donde queda englobada la ciudad. Ambas conmemoraciones – diferentes entre sí, en cambio tangencialmente relacionadas – que pueden contemplarse guarecidas cual mandorla mística que conformaban la muralla y el río, constituyen dos hitos relevantes en la Historia de Sevilla.
En el año 2023 se van a cumplir 775 años de la Conquista de Sevilla. Ciertamente no es un año redondo. Se celebró por todo lo alto cuando tuvo lugar su VII Centenario en 1948 y esperamos que igualmente ocurra en el 2048 cuando se complete el octavo.
Y esta singular entre las efemérides atañe igualmente a la Archidiócesis de Sevilla, por cuanto la Conquista supuso la recuperación cristiana de Sevilla. En este caso sí habrá una celebración materializada en el ansiado Santo Entierro Magno.
En otro orden de festejos, se sitúa el 825 aniversario de la finalización del Alminar almohade de la Mezquita Aljama, futura Giralda de la ciudad. Aún recuerdo la aguda chanza del profesor Laureano Rodríguez Liáñez cuando comentaba en las clases universitarias que a la Giralda le había pillado la efeméride con los rulos puestos y es que los andamios no se quitaron a tiempo, afeando el prisma del monumento. Aquello tuvo lugar en 1998, cuando se celebró el VIII Centenario de su conclusión.
Quizá tuvo más resonancia la conmemoración del 800 aniversario del inicio de su alzado. Entonces, en 1984, se bajó por vez primera el Giraldillo – el original sigue coronando la turrisfortissima mientras que lo que vemos a ras del suelo en la Puerta de San Cristóbal o Puerta del Príncipe de la Catedral es una copia –. se colocó una placa conmemorativa en su interior en árabe y se realizaron bellas y artísticas fotografías, además de un amplio programa de actividades con un seminario, conferencias, exposición y concierto.
Como no se ha preparado nada, esperemos que sí haya una celebración digna en 2048 cuando el alminar almohade cumpla 850 años, coincidiendo con la conmemoración de la conquista, como he comentado.
Probablemente hasta ahora no se hayan percatado que, entre torre y conquista, median solo cincuenta años. Aunque el mejor ejemplo que visualiza el vuelco religioso-político que experimenta Sevilla, son los pocos más de treinta años que distan entre la musulmana Torre del Oro (1221) y la cristiana Torre de Don Fadrique (1252).
Para celebrar el aniversario de la Giralda, pues en realidad, los dos festejos reseñados incumben solamente al alminar, tendríamos que esperar a que se cumplan 500 años de la subida del Giraldillo. El pasado 13 de agosto de 2018 se cumplieron 450 años. Pero Murillo se llevó el protagonismo – y, sobre todo, me temo, el presupuesto – de los homenajes de ese año.
Ciertamente son varias las fechas que rodean a la Giralda y como agosto es demasiado caluroso, yo me quedo con el mes de mayo pues fue un 26 de mayo de 1184 cuando el Califa almohade AbūYacqūbYūsufmandó levantar el minarete. Y un 10 de mayo de 1198 cuando colocaron las bolas doradas del yamur.
Mayo es el mes elegido por Paseos por Sevilla para realizar unas jornadas de subida gratuita a torres de la ciudad, como forma de celebrar anualmente la construcción de la Giralda.
Y retrocediendo en el tiempo llegamos al emblemático, pero tristemente anodino, año 1023. En enero de 1023 un caudillo musulmán tomó la decisión de crear un reino propio con capital en su ciudad, Sevilla, sin ser consciente de que estaba fundando el milenario Reino de Sevilla.
Efectivamente, en 2023 se conmemoran los mil años de la creación del Reino de Sevilla y ciertamente un milenio no se festeja habitualmente. Una de las efemérides de Sevilla que ‘solo’ pasarán otros mil años para que pueda celebrarse su siguiente ocasión. A menos que el señor alcalde lea este artículo, nada se ha preparado en la ciudad y solo nos queda la esperanza de que las universidades tengan a bien organizar unas jornadas.
En sucesivos artículos iré desgranando la historia del Reino de Sevilla. A modo introductorio, sírvanse estas líneas:
En los prolegómenos de la caída del Califato Omeya de Córdoba, se produce un vacío de poder en Sevilla. Esta circunstancia la aprovecha Muḥammad Ben Isamil Qurays Ben Abbād para centrifugar en torno a su figura las fuerzas disidentes con el poder oficial. Su padre había sido imán de las aljamas de Córdoba y Sevilla. Y su familia, los Banu Abbād, una tribu de origen yemení que llegó a la península desde los años cuarenta del siglo octavo, estaba asentada en la localidad sevillana de Tocina.
Por primera vez en la historia local, un sevillano se convertía en gobernador de Sevilla. Nuestra ciudad ya había sido cuna de gobernantes pero que no tuvieron esa importancia en la política local.
Con este personaje se inicia el Reino Taifa de Sevilla que engloba a tres monarcas de la dinastía Abbadí.
El Reino de Sevilla desapareció con la organización administrativa del ministro Javier de Burgos en 1833 cuando se crean las provincias. Corresponde a la configuración de la actualidad. Del mismo se desgajan parte de Badajoz, Huelva y Cádiz. Cuatro son los reinos históricos de Andalucía: el Santo Reino de Jaén, el de Córdoba, Sevilla y el de Granada.
Efemérides Sevilla.