Redacción. Hoy, 30 de mayo, el santoral reserva un lugar destacado para un santo zamorano que, después de una trayectoria que le hace merecedor de figurar por derecho propio en los libros de Historia, está estrechamente ligado a Sevilla, a la ciudad y a la Iglesia. Nos referimos a san Fernando, Fernando III ‘El Santo’, patrón de Sevilla.
Biografía
Fernando III, hijo de Alfonso IX y Berenguela, nació en la población zamorana de Valparaíso (1199 o 1201). Tras la muerte de Enrique I (1217) y de su padre Alfonso IX (1230), que era su primo, vuelve a unir las coronas de Castilla y León.
Impulsor de la Reconquista en 1224, logró convertir la corona Castellano leonesa en el territorio más extenso de España, gracias a la conquista del bajo Guadalquivir: Córdoba (1236), Jaén (1246) y Sevilla (1248), con la ayuda de la flota de Ramón Bonifaz, quedando como dominio del islán las zonas de Cádiz, conquistada posteriormente por su hijo Alfonso X y reino de Granada, conquistado por los Reyes Católicos.
Murió en el año 1252, siendo enterrado en la Catedral de Sevilla y canonizado en 1671. Su onomástica es celebrada el 30 de mayo, siendo expuesto su cuerpo incorrupto.
Toma de Sevilla
Fernando III es uno de los personajes de la agitada Edad Media española, es el rey que unifica definitivamente los reinos de Castilla y León (que hasta entonces se habían unido y separado varias veces) y el que da uno de los impulsos más importantes a la Reconquista, ocupando entre 1236 y 1248 todo el valle del Guadalquivir, incluidas las importantes plazas de Jaén, Córdoba y Sevilla.
La toma de Sevilla fue una larga campaña militar, salpicada por episodios legendarios (se cuenta que Fernando III tuvo una visión de la Virgen anunciándole la toma de Sevilla; que en cierta ocasión se introdujo sólo y disfrazado en la ciudad para estudiar sus defensas desde dentro; o que, por hacer cosido con sus manos un estandarte con la imagen de la Virgen que una flecha enemiga había roto, el gremio de sastres le recibió como maestro). Al final, el 23 de noviembre de 1248, el último caudillo musulmán de Sevilla, Abul Hasan (Llamado Atafax en las crónicas cristianas), entregó a Fernando III las llaves de la Sevilla.
A partir de entonces, y hasta su muerte cuatro años después, el rey don Fernando reorganizó y cristianizó la ciudad. Le concedió el Fuero de Toledo, fundó conventos y parroquias y realizó el repartimiento de las casas y tierras entre sus caballeros.
Fernando III muere en el Alcázar de Sevilla en 1252, y es enterrado en la vieja mezquita mayor, ya convertida en Catedral.
La ciudad siempre veneró la memoria del rey Fernando, considerado el refundador cristiano de Sevilla, en cuya figura se aunaban el guerrero, el legislador y el hombre de fe. Esa veneración llegó a su máximo a partir de la canonización del rey en el siglo XVII. Desde entonces, en San Fernando, la ciudad tuvo no sólo un símbolo, sino un santo patrón y protector.
Su huella en la ciudad
El viejo Alcázar árabe (del que hoy quedan pocos vestigios) fue el lugar en que residió San Fernando desde la conquista, y el sitio en que falleció.
Para cristianizar la ciudad, San Fernando, tras la conquista, fundó parroquias y conventos, se modo que al Santo Rey se le atribuye la fundación de los templos antiguos de la ciudad (algunos con más fundamento que otros). Entre otros, fundación fernandina parecen ser el monasterio de San Clemente (en honor del Santo del día de la conquista) el antiguo convento de la Merced (hoy Museo de Bellas Artes) o el convento dominico de San Pablo (hoy parroquia de la Magdalena).
La imagen de San Fernando siempre ha sido un símbolo de la ciudad. El Pendón de Sevilla, del siglo XV es un paño carmesí con la imagen bordada del Santo Rey sobre un trono. En el escudo de la ciudad está también representado San Fernando, flanqueado por San Isidoro y San Leandro, por lo que su imagen aparece en edificios públicos, membretes oficiales, mobiliario urbano, etc.
En la Plaza Nueva, frente al Ayuntamiento, se alza una estatua ecuestre de Fernando III. Su imagen aparece también por la ciudad, en relieves, azulejos, retablos o pinturas.
En la Catedral es donde se guardan las principales reliquias de San Fernando, comenzando por su cuerpo incorrupto, que reposa en una urna de plata al pie de la Virgen de los Reyes (por la que el rey sintió gran devoción); o también su espada; su estandarte; las llaves de Sevilla que según la tradición recibió tras la conquista; la Virgen de las Batallas, que llevaba en campaña sobre el arzón de su caballo, y un largo etc.
La memoria de San Fernando sigue viva, y se le rinde homenaje cada año, con fiestas solemnes, tanto en su día, el treinta de mayo, como en el día de San Clemente, el veintitrés de noviembre, aniversario de la reconquista de la ciudad.