Virginia López. Sevillanas en los albores de la América moderna. En el año 2012 se celebró en el Museo Naval de Madrid la exposición No fueron solos. Se cumplen, por tanto, diez años de la primera muestra que se realizaba para dar a conocer la vida y vicisitudes, nada fáciles, de aquellas mujeres que representaron a la primera generación femenina que cruzaba el Atlántico, protagonizando, así, la conquista y colonización del Nuevo Mundo.
Cito el prefacio de la exposición que revela datos muy significativos, pero desconocidos, de estas mujeres:
– 30 españolas acompañaron a Colón en su tercer viaje.
– En el siglo XVI, de los 45.327 viajeros a América registrados en archivos 10.118 son mujeres.
– Mencía Calderón, al frente de 50 mujeres, atravesó 1.600 kilómetros de selva en una expedición de más de seis años.
– María Escobar introdujo el trigo en América.
– Isabel Barreto, primera y única almirante de la Armada, lideró en 1595 una expedición por el Pacífico en la navegación más larga por ese océano hasta entonces.
– María de Toledo fue Virreina de las Indias Occidentales.
– Inés Suárez acompañó a Pedro de Valdivia en la conquista de Chile, cruzó el desierto de Atacama y participó en la defensa de Santiago.
– María de Estrada participó en la expedición de Hernán Cortés en México y sobrevivió a la Noche Triste.
– Catalina de Erauso abandonó el convento en España para viajar al Nuevo Mundo y combatir como soldado de infantería en los reinos de Perú y Chile.
– Beatriz de la Cueva fue gobernadora de Guatemala y la primera Gobernadora de los virreinatos.
– Beatriz Bermúdez de Velasco participó en uno de los combates para conquistar Tenochtitlán obligando, espada en mano, a volver a la batalla a los españoles que se rendían.
– Mencía Ortiz creó una compañía para el transporte de mercancías a Indias.
De ellas, solo resuena el nombre de Catalina de Erauso, más por su condición de Monja Alférez, que por sus andanzas americanas. Y en los últimos años el de Inés Suárez por la novela de Isabel Allende. En esa lista aparece una sevillana, absolutamente desconocida en su ciudad natal, María de Estrada. La mitad eran andaluzas, un tercio castellanas y un décimo extremeñas. Y todas pisaron Sevilla en su pasaje al continente. Algunas estuvieron de raudo paso como la propia Catalina de Erauso que estuvo dos días pero otras se demoraron aquí, por los trámites propios o por otras circunstancias, como el quedarse sin familia o recursos, contratiempos que no les hicieron desistir de su propósito, como es el caso de Mencía Calderón.
En realidad, sería imposible tener una lista exhaustiva de nombres pues no todas quedaron registradas, dado que la emigración clandestina, que era frecuente por fácil, tenía mayor incidencia entre las mujeres. Tradicionalmente se dice que acompañan en el tercer viaje colombino pero hay quien apunta que ya embarcaron en 1492.
El rasgo femenino de la Conquista de América empieza con la propia Reina Isabel La Católica. Como decía la exposición: “El respaldo de Isabel la Católica al viaje de Colón fue clave en el Descubrimiento. Su insistencia desvaneció las dudas de su esposo Fernando sobre un proyecto considerado en la Corte costoso y estéril.” Pese a la ambición y avaricia privativas del monarca.
En esta ocasión, como tres ejemplos figurativos de sevillanas en aquella América incipiente, hablaremos de María de Estrada y Catalina Hernández, oriundas de aquí. Cabe reseñar que ninguna tiene calle dedicada. Y de Mencía Calderón, para darla a conocer. Aunque no podemos obviar que Lucía de Miranda, protagonista de la Leyenda de la Cautiva del Mar de Plata, era de Écija.
María de Estrada también conocida como María de Estrada de Farfán y apodada La Lancera, nació en Sevilla, en fecha incierta que va de 1475 a 1486, de padre cántabro. Su hermano Francisco se enrola con Colón de grumete y cuando se instala definitivamente en 1509 es posible que ella le acompañara. Antes de su llegada se cuenta de ella una rocambolesca leyenda que la sitúa como judía viviendo con un clan gitano de Toledo.
Esta destacada entre las sevillanas en América, en Cuba vive entre nativos y se cuenta que su belleza la salva un cacique indígena de morir, se casa con el también sevillano Pedro Sánchez Farfán. Hacia 1520 se dirige a Nueva España a bordo de la expedición de Pánfilo de Narváez que persigue capturar a un desobediente Hernán Cortés, en cuyo grupo de apoyo está su marido, con el que se reencuentra.
Los cronistas dejaron constancia fehaciente de su participación valiente y corajuda en la Conquista de México a través de batallas como la de Otumba, además de sobrevivir a la Noche Triste: la derrota de los españoles ante los aztecas. Tras ello Hernán Cortés quiso que descansara, pero el cronista Francisco Cervantes de Salazar dejó recogida la respuesta que le dio:
“No es bien, señor capitán, que mujeres españolas dexen a sus maridos yendo a la guerra; donde ellos murieren moriremos nosotras, y es razón que los indios entiendan que somos tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear…”
Fue comendadora, esto es, propietaria de tierras e indios, reclamó a Carlos V que le rebajara los impuestos y con su segundo esposo, el también sevillano Alonso Martín Partidor, fundaron la localidad mexicana de Puebla de los Ángeles.
La biografía que nos ha llegado de Catalina Hernández es bien escasa. Se sabe que era sevillana y es citada también por los cronistas como mujer partícipe de la conquista. En 1522 solicitó a Hernán Cortés una encomienda, éste intentó seducirla pese a tener a su hija Mariana como amante. Estuvo casada con Juan de Cáceres y con Pedro Méndez de Sotomayor. Su hija Francisca casó con el sevillano Diego Marmolejo. Este es considerado por Hugh Thomas como “el mejor ejemplo de un conquistador que también combatió en Europa, donde había luchado en todas partes”
La pacense Mencía Calderón Ocampo, conocida como La Adelantada, protagonizó la primera expedición que puede considerarse una caravana de mujeres: unas 50 mujeres reclutadas para casarse con españoles que no dejaban de tener hijos ilegítimos con nativas y mestizas. Basándose en la novela de Elvira Méndez, Antena 3 emitió una serie allá por 2014. La expedición partió de Sanlúcar de Barrameda, no desde Sevilla, pero parece que fue aquí donde quedó viuda. Quizá antes, lo cierto es que es en nuestra ciudad donde decide continuar pese a la visita que le hace su madre para convencerla de que vuelva a Medellín. Vende todas sus propiedades y se despide de su madre en Sevilla con la idea de no volver sin acabar la misión.
El diplomático e historiador Francisco de Icaza – antepasado de Carmen Díez de Rivera y de Íñigo Méndez de Vigo y autor del poema del ciego de Granada – dejó constancia de las mujeres en su Diccionario de Conquistadores, entre ellas nuestras sevillanas en América. Aunque se circunscribe solo a la década de 1540 a 1550 en Nueva España.
Merecen un especial recuerdo y homenaje estas sevillanas en América:
– Eran vecinas de Sevilla: Ana de Segura.
– Naturales de Sevilla: Doña María de León, Leonor Osorio, Isabel de Escobar, Ana López, Juana Agustina, Luisa Méndez y María de Pineda.
– Naturales de Utrera: Juana Ruiz e Isabel Jiménez.
– Natural de Marchena: Francisca de Mesa.
– Natural de Guadalcanal: Beatriz Hernández, Ana Hernández y Marina Vélez de Ortega.
Las mujeres no llegaron a América de forma tardía ni se quedaron en las haciendas bordando y teniendo prole. Tras la propia aventura de cruzar el Atlántico, lucharon como soldados, atravesaron el continente descubriendo su geografía y fundando ciudades. Gobernaron, lideraron con eficacia y carisma, fueron propietarias. Gestionaron herencias y, en definitiva, sin ellas no hubiera habido el arraigo familiar necesario para la consolidación de las posiciones hispanas.
1 comentario en «Mujeres sevillanas en la conquista de América»
Estas son mujeres !!!! No algunas de ahora, que hablan mucho y no hacen nada, más que vivir de subvenciones …..
Luego dicen que las mujeres estábamos oprimidas….. Cómo estamos ahora????!
Despendolada!!! Y los hijos que los tengan los hombres!!!