25 noviembre 2024
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Erasmus de la UPO en Polonia realizan labores de voluntariado y solidaridad prestando asistencia a los refugiados ucranianos

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Redacción.  Las experiencias Erasmus son vivencias muy enriquecedoras tanto desde el punto de vista académico como personal. Conoces personas de otras nacionalidades, una universidad nueva, costumbres diferentes, etc… Lo que no te imaginas es que vas a vivir tan de cerca un conflicto bélico como el que está sufriendo Ucrania. Pero ¿qué papel vas a desempeñar en esta situación? Ocho estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide que se encuentran actualmente en la ciudad polaca de Rzeszów lo tienen claro: sintieron la necesidad de ayudar y de no quedarse de brazos cruzados.

Rzeszów, sede de la Universitet Rzeszowski, se encuentra a tan solo 100 km de la frontera con Ucrania, convirtiéndose así en una ciudad de paso para los miles de refugiados que se ven obligados a abandonar su país, por lo que la ayuda y la colaboración que se debe prestar allí ha de ser constante.

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“Ver desde tan cerca la situación nos resultó impactante, pero al mismo tiempo, el sentirnos útiles y el saber que podíamos hacer todo algo más llevadero nos reconfortó mucho. Fue entonces cuando decidimos comenzar a colaborar”, explica Ángela Plaza (20 años, Almería), estudiante del Doble Grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas en Inglés de la UPO, quien afirma que “jamás nos imaginamos que esto formaría parte de nuestra experiencia Erasmus, es algo que no olvidaremos en nuestra vida”. Así, un total de 25 erasmus españoles (andaluces, valencianos y zaragozanos) decidieron unirse y crear la cuenta de Instagram @ayudaenrzeszow, a través de la cual recaudan dinero para comprar comida, medicamentos, material sanitario o ropa, entre otras cosas.

Asistencia a clases y voluntariado

Ana Aparicio (20 años Sevilla), estudiante del Doble Grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas, recuerda el primer día. “La guerra acababa de estallar y en el centro de refugiados no dábamos abasto para organizar y poder atender a todos los ucranianos que estaban llegando. Ese primer día fue de los más duros sin duda, ninguna nos imaginábamos que íbamos a vivir una guerra y mucho menos que nos tocaría vivirla desde tan cerca”.

Cada día es diferente para estos jóvenes, puesto que las necesidades cambian constantemente. Así, aparte de asistir a las clases en la universidad, realizan turnos para pasar el día entero en el centro de acogida, además de colaborar con la Cruz Roja y la estación de trenes de la ciudad en todo lo que solicitan. También se encargan de enviar material a los militares ucranianos y ayudar a los civiles que no han podido huir.

“Algo que no olvidaré en mi vida será la imagen de las madres ucranianas y sus hijos llorando desesperadamente en el tren. Sólo pensábamos en sus maridos que estaban luchando en el frente y habían tenido que despedirse de su familia sin fecha de reencuentro”, comparte la estudiante del Doble Grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas en Inglés Rocío Aceña (20 años, el Puerto de Santa María), quien asegura que “una experiencia de este tipo nos hace ser quienes realmente somos. Entre todas las personas que han colaborado aportando diferentes cosas y entre todos nosotros hemos podido ayudar, y eso es lo que realmente importa”.

Experiencia

Completan el grupo de estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide Cristina Fernández-Figueroa Iglesias (22 años, Sevilla) y Laura de la Cruz Madera (21 años, Sevilla), estudiantes del Doble Grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas (Inglés); José Ignacio Escudero Rodríguez (21 años, Sevilla), estudiante del Doble Grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas; Wenceslao Belén Perilli (25 años, Concordia-Argentina) y Sergio Pavón Álvarez (22 años, Sevilla), estudiantes del Grado en Administración y Dirección de Empresas.

“Gracias a esta experiencia, hemos aprendido a valorar más nuestra vida y nuestro día a día. Hemos aprendido a dar gracias por la suerte que tenemos de nacer donde hemos nacido y, sobre todo, nos ha ayudado a crecer como personas y a saber que todo cuenta cuando se trata de ayudar a quienes lo necesitan. Que hay que dejar muchas cosas atrás y darle importancia a lo que de verdad importa”, expresan estos jóvenes que permanecerán en la ciudad polaca hasta el mes de junio.

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