18 noviembre 2024
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Joaquín García Guil: «Vivir en el extranjero un tiempo debería figurar en el currículum de cualquiera»

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Joaquín García Guil con su familia en el beaterio de Lovaina.

C.P.G. Licenciado en Económicas, con un máster en Recursos Humanos y una experiencia laboral de dos décadas en la banca y cajas de ahorro, tras sucesivos ERE, Joaquín García Guil (Sevilla, 1972) se trasladó, con 41 años, a Lovaina, una ciudad universitaria a 25 kilómetros de Bruselas (Bélgica), donde le aguardaban su mujer y sus dos hijos, que habían emprendido esta nueva vida unos meses antes. Actualmente trabaja para una compañía internacional como analista de negocio para el mercado español, británico y el sureste asiático. La experiencia es tan positiva que, de momento, no se plantean volver, aunque tampoco se atreven a hacer planes de futuro.

-¿Cómo es su relación con Sevilla?
-Siempre he vivido en Nervión. Estudié en el colegio Portaceli desde los seis a los 18 años, EGB, BUP y COU. Mi relación con Sevilla es un poco atípica. Adoro Sevilla, soy sevillista de cuna y de pequeño fui hermano e hice estación de penitencia con la Sed, la hermandad de mi barrio. Sin embargo, conforme fui creciendo empecé a mirar más hacia fuera, no soy feriante ni capillita y me gustan tanto la Feria del Caballo como otras Semanas Santas andaluzas. No siento ese campanilismo a veces tan sevillano, me gusta mirar y conocer el mundo y no cerrarme en nuestro ombligo sevillano por maravilloso que sea.

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-¿Por qué decidió irse al extranjero?
-Era algo que siempre me había llamado, vivir una experiencia en otro país, conocer otras culturas, trabajar en un entorno multicultural… Con la crisis del sector financiero y los diversos ERE en mi empresa, mi mujer y yo decidimos que teníamos que verlo como una oportunidad y dimos el paso.

Joaquín García Guil, con su familia, en Bélgica.

-¿Por qué eligieron Bélgica?
-Ya conocíamos el país porque habíamos estado de turismo y además teníamos familia trabajando y viviendo aquí, lo que fue de gran ayuda.

-¿Cuánto tiempo llevan fuera de España?
-Mi mujer se fue primero, hace cinco años, mis hijos unos meses después y yo al cabo de 6 meses. Yo llevo cuatro años.

-¿Cómo es Lovaina, la ciudad donde viven?
-Es una ciudad encantadora, tiene unos 90.000 habitantes y todos los servicios que puedas necesitar. Es una ciudad muy alegre y con una intensa vida social, cultural y deportiva. Sus gentes son extraordinariamente acogedoras y abiertas. Hay muchos extranjeros dada su cercanía a Bruselas y a que tiene una importante universidad que acoge a muchos estudiantes Erasmus y de doctorando.

-¿Cómo fueron sus primeros días allí?
-Fueron bastante extraños pero emocionantes al mismo tiempo. El tener a mi familia ya allí fue básico en el período de adaptación.

-¿Cuál era su nivel de idiomas al llegar?
-Empecé a estudiar inglés poco antes de marcharme porque no lo había vuelto a tocar desde que dejé el colegio. Esa es una carencia imperdonable de mi generación. Al vivir en la zona flamenca de Bélgica su idioma es el neerlandés, pero todo el mundo habla varios idiomas y se esfuerza muchísimo en entenderte y hacerse entender. A día de hoy hablo el inglés con fluidez y me puedo defender en francés y neerlandés.

-¿Cuál es su balance de la experiencia?
-Mi balance en totalmente positivo tanto a nivel profesional como personal y familiar. Mis hijos están completamente integrados y su vida y su futuro están allí. A nivel profesional me está permitiendo trabajar en un entorno multicultural y enriquecedor, y en unas condiciones imposibles de conseguir en España y, lamentablemente, menos para alguien de mi edad.

-¿Cuáles son, a su parecer, los pros y contras de vivir en el extranjero?
-Los pros son muchos: mejores condiciones de trabajo, enriquecimiento personal, experiencia de valor incalculable e incluso aprender a valorar más cosas y facetas de mi vida anterior. Por contra estás a más alejado de la familia y de los amigos, aunque valoras más los momentos que pasas con ellos cuando vuelves, y con las nuevas tecnologías las distancias se reducen.

Joaquín, con familiares y amigos, en Bruselas, apoyando a la Selección Española de Rugby.

-¿Cuáles son los principales obstáculos que ha tenido que superar en este tiempo?
-El principal obstáculo fue aprender un nuevo idioma a nivel profesional y encontrar una oportunidad laboral. El resto de los obstáculos los he vivido más como retos que como obstáculos gracias al apoyo de mi familia y de los familiares que teníamos aquí y de sus amigos que se han portado extraordinariamente.

-¿Cómo es vivir en Bélgica? ¿Es muy diferente a España? 
-Es un experiencia 100% recomendable, es bonito y más relajado en general que vivir en Sevilla. En lo profesional no hay color, aquí se valora el esfuerzo y el talento por encima del enchufismo y el presentismo como lamentablemente ocurre allí en demasía. No tiene nada que ver con España. En general, todo el mundo es muy tranquilo y muy cívico, algo que cada vez echo más de menos allí. Por contra, a veces parece que no tienen sangre en las venas, y eso con nuestro carácter latino es un poco difícil de sobrellevar.

-¿Recuerda alguna anécdota en particular que le haya ocurrido durante su estancia?
-Cuando llegué tenía mucha inseguridad con el idioma, casi no me atrevía a salir solo a la calle. Cuando ya empecé a soltarme resulta que hablaba tan bajito que la gente no me oía… hoy ya hablo alto y rápido, como si estuviera en España, y a eso tampoco están muy acostumbrados.

-¿Y sus habitantes, cómo son?
-Los belgas, por lo general, son gente bastante afable y tranquila. Sin embargo, entablar una verdadera amistad con ellos puede ser difícil porque son bastante reservados. Los habitantes de Lovaina son, si cabe, aún más abiertos que lo del resto del país, ya que la universidad y la cantidad de extranjeros que reciben los hacen ser gente bastante acogedores.

Con la familia, defendiendo los colores de España en un torneo de bádminton.

-¿Cómo es un día cualquiera de su vida en Lovaina?
-Un día cualquiera de trabajo nos levantamos bastante temprano antes de las 7.00, pues el tráfico en este país es terrible y el llegar hasta Bruselas en coche a pesar de que son sólo unos 25 kilómetros puede llevar alrededor de una hora. Una de las grandes ventajas de la vida laboral es la flexibilidad horaria: tienes que hacer una jornada de ocho horas pero tienes flexibilidad total en cuanto a la hora de entrada y salida y también tienes mucha facilidad para, en un momento dado, poder hacer tu trabajo desde casa. Salimos sobre las 17 y a esa hora el tráfico es un poco menos terrible que por la mañana, sobre las 18 estamos en casa y a partir de ahí hacemos nuestras actividades, salimos a tomar algo, jugamos al bádminton, acompañamos a nuestros hijos a las actividades… en lo que se refiere a la hora de la cena nuestras costumbres siguen siendo un poco más españolas que belgas: cenamos bastante tarde y no solemos ir a la cama a la misma hora que lo haríamos en España.

-¿Cuál es su lugar favorito de Lovaina?
-Mi lugar favorito en Lovaina es la Grote Markt o Gran Plaza, que es donde se encuentra el Ayuntamiento, un edificio gótico que, para mí, sin duda, es una de las grandes maravillas, no sólo de la ciudad, sino de todo el país.

-¿Y de Sevilla?
-La provincia de Sevilla es maravillosa entera pero si me tengo que quedar en un sitio me quedo con esa plaza del Triunfo y esas vistas de la Giralda.

Joaquín García Guil, en Lieja, viendo al Sevilla en la UEFA Europa League.

-¿Cuál es la imagen que los belgas tienen de España?
-La imagen que tienen de España es realmente buena, de hecho muchas veces nos preguntan qué hacemos aquí. Laboralmente al español se le valora mucho porque tiene una gran capacidad de trabajo y es muy resolutivo. La imagen que tienen en general es como la de un país con un clima excelente con una gastronomía excepcional y donde a muchos de ellos les gustaría jubilarse.

-¿Se ha marcado algún nuevo objetivo o reto?
-Mi próximo reto sería dar un paso adelante en lo profesional y poderme dedicar a la consultoría en desarrollo de personas, que es lo que realmente me gusta.

-¿Qué piensa su familia y amigos de esta aventura?
-Para mi familia, al principio, fue un poco difícil de aceptar porque nunca nadie había dado el paso de irse a trabajar fuera. En general, opinan que somos bastante valientes por el paso que hemos dado pero realmente pienso que hoy en día con las nuevas tecnologías y los medios de transporte tampoco es una aventura tan dura como lo era cuando hace 40 o 50 años la gente cogía su maleta se montaba en un tren y se marchaba sin saber cuándo volvería.

-¿Cuáles son sus planes futuros?
-Si algo aprendimos muchos con el tema de la crisis es a no hacer planes de futuro porque todo cambia en muy poco tiempo. Prefiero ir viendo cómo va todo, disfrutar de cada momento y el mañana nos dirá dónde nos encontramos.

-¿Piensa volver a España, a Sevilla, en breve?
-Volvemos, como en el anuncio de turrones, de visita por Navidad. Más allá de eso, nuestro futuro inmediato está en Bélgica.

-¿Qué es lo que más echa de menos de Sevilla?
-De Sevilla, echo de menos sobre todo los desayunos, esos cafés exquisitos y esas tostadas con jamón tomadas en el bullicio de un bar. Por supuesto, también a la familia y a los amigos, pero con ellos siempre estamos en contacto.

Con mi primo Javier Márquez en el Atomium, en Bruselas.

-¿Recomiendaría a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España?
-Sin duda alguno, creo que debería ser algo que estuviese en el currículum de cualquiera.

-¿Por qué?
-Cuando vives en el extranjero, adquieres una experiencia y una madurez que son realmente únicas. Aprendes que otra forma de hacer las cosas es posible. Como ya dije antes, valoras más algunas cosas que tienes y te das cuenta de que otras que piensas que son únicas no lo son tanto. En unos momentos en los en los que los nacionalismos vuelven a florecer, creo que la mejor manera de curarse es viajando y conociendo otras culturas.

-Para terminar: un mensaje a los sevillanos.
-Mi mensaje sería, dadas estas fiestas, que tengan un feliz año 2019 y que en él se planteen por qué no, vivir una experiencia en el extranjero, que siempre va a ser enriquecedora y les servirá, quizás, para valorar aún más nuestra maravillosa Sevilla.

 

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