
M. M. Carmen Salas Ortiz reside desde 2008 en Colonia, Alemania, ciudad de donde es su marido, Robert. Es sevillana de adopción. Aunque nacida en Madrid, “mi madre es gaditana, y mi padre pacense, de Burguillos del Cerro”. La familia de su madre sí viene de Sevilla, “¡mi abuela era la pequeña de 14 hermanos! Así que primos y tíos nunca nos han faltado por la ciudad”. Y ya a los 9 años llegó a la ciudad, aunque se mudó con su familia un par de años después a Tomares. “Yo me considero tomareña y aljarafena”. Estudió en un colegio en la Motilla, en Dos Hermanas, “así que desde pequeña y todos los días he andado de acá para allá”.
Más tarde, estudió Ciencias Económicas en la Universidad de Sevilla y comenzó los estudios de Investigación y técnicas de mercado en la misma facultad. Con esa segunda licenciatura, en 2002 disfrutó de una beca Erasmus en Maastricht (Holanda) y “desde que hice un semestre en la Universidad de esa ciudad, se puede decir que nunca volví a parar mucho tiempo en Sevilla”.
– ¿Por qué decidiste irte fuera?
– Siempre me ha gustado mucho viajar, hacer camino, conocer lugares, culturas, gentes diferentes. Cuando decidí marcharme a Holanda me picaba el gusanillo de cómo sería vivir y estudiar fuera, en un idioma diferente. Allí conocí, claro, muchos españoles, pero también a mucha gente de otros muchos rincones del mundo, gente muy interesante.
– ¿Por qué ese lugar y no otro?
– La decisión de vivir en Alemania vino algo más tarde. Conocí al que hoy es mi marido, Robert, en Sevilla en 2006 y decidimos comenzar una vida juntos en Colonia, su ciudad de origen.
– ¿Cuánto tiempo llevas fuera de España?
– Llevo viviendo en Colonia desde abril 2008.
– ¿Es tu primera estancia en el extranjero?
– No. Después de la experiencia de Holanda, viví y trabajé un año en Edimburgo (Escocia).
– ¿Cuál es tu lugar de residencia? ¿Dónde vives? ¿Cómo es esta ciudad?
– Colonia es un buen lugar para vivir, me siento muy a gusto aquí. Yo digo que se parece a Sevilla: tienen aproximadamente el mismo número de habitantes; un río (Rin) que la divide en dos y una preciosa catedral que es orgullo y símbolo de la ciudad.
Es una ciudad muy cosmopolita, con una universidad bastante grande que atrae a jóvenes de muchas otras partes de Alemania y del extranjero. Además, está cerca de Holanda, Luxemburgo y Bélgica. Y, sobre todo… ¡celebran el Carnaval por todo lo alto!
– ¿Cómo fueron tus primeros días allí?
– Recuerdo que, en ese abril de 2008, hubo una ola de calor en Colonia e ¡hizo mejor tiempo que en Sevilla! Claro que sólo fue un espejismo: el cliché del mal tiempo, desde luego, se cumple en Alemania.
Los amigos y familia de Robert me acogieron con los brazos abiertos y me lo pusieron muy fácil.
Descubrir la ciudad en bicicleta, adaptarme a los nuevos horarios y, sobre todo, buscarme unas clases de alemán para empezar a aprender el idioma, fueron los primeros pasos.
– ¿Cuál era tu nivel de idiomas al llegar?
– ¡Uy! De inglés, más o menos bueno; pero de alemán… nulo. Es un idioma muy complejo y, todavía hoy, después de 10 años viviendo aquí, no puedo decir que lo hable perfectamente. Desde el primer momento estuve apuntada a cursos intensivos de alemán; allí conocí a mucha gente que estaba en circunstancias parecidas a la mía, y con las que aprendí a desenvolverme poco a poco en el país, compartiendo experiencias y dificultades del día a día.

– ¿Cuál es tu balance de la experiencia?
– Positiva. Tengo una familia preciosa y una buena vida en Alemania. Siempre es positivo salir de tu entorno, de tu zona de confort. ¡Viajar te enriquece el alma!
– ¿Cuáles son, a tu parecer, los pros y contras de vivir en el extranjero?
Supongo que los contras los sabe todo el mundo: idioma (¡si te toca uno como el aleman!, empezar de cero, tener lejos a los tuyos… ¡kilos de morriña!
Hay muchos pros a la hora de vivir en Alemania. Es un país lleno de oportunidades, con una cultura fascinante y una indiosincrasia de la que se puede aprender mucho.
– ¿Cuáles son los principales obstáculos que has tenido que superar en este tiempo?
– El principal es el del idioma. No poder comunicarte bien supone muchos problemas en el día a día y dificultades a la hora de encontrar un puesto de trabajo cualificado.
– ¿Cómo es vivir ahí? ¿Es muy diferente a España?
– Sobre todo, viniendo del sur de Europa, se nota mucho la diferencia. Comenzando por la forma en que se relacionan las personas, pasando por la manera en que funcionan las instituciones públicas, los horarios, las comidas, las fiestas… Es bastante diferente. Ni mejor ni peor, ¡aunque algunas cosas son mejorables, jajaja!
– Cuéntanos alguna anécdota que te haya ocurrido durante tu estancia.
– ¡Aún no consigo que ponuncien bien mi nombre! Me llaman algo así como “Caaaarmmm…”
– ¿Y sus habitantes, cómo son?
– En Colonia la gente es muy amable y abierta. Me gusta mucho su resposabilidad con la naturaleza, su compromiso político, cómo viven sus tradiciones, el interés por la cultura…
– ¿Cómo es un día cualquiera de tu vida en el lugar donde vives ahora?
– No muy diferente de cualquier mamá en Sevilla. Nuestras hijas van al colegio y a la guardería en el barrio en el que vivimos. Robert trabaja a jornada completa y yo hasta las dos de la tarde. Así puedo pasar las tardes con las niñas en el parque, con amigos o en alguna actividad.
– ¿Cuál es tu lugar favorito de tu nueva ciudad? ¿Y de la provincia de Sevilla?
– De Colonia, los parques. Todos. Son una maravilla.
De Sevilla, me pierde su casco antiguo, por decirte algo… ¡Porque soy una enamorada de mi ciudad!
– ¿Cuál es la imagen que tienen de España?
– De España y de los españoles, ¡muy buena! Les gusta nuestra alegría y manera de vivir, nuestra comida, nuestros vinos y nuestro idioma. Les interesa la actualidad de nuestro país y les gusta visitarlo en vacaciones.
– ¿Qué estás haciendo en estos momentos?
Hace casi tres años que trabajo para una empresa alemana a media jornada. Antes, decidí dedicarme al completo a la crianza de mis hijas… ¡y perfeccionar mi nivel de alemán!
– ¿Te has marcado algún nuevo objetivo o reto?
– Ahora que mis hijas son algo más mayores y que domino mejor el alemán, voy a dar el salto a un trabajo a jornada completa y más cualificado.
– ¿Qué piensa tu familia y amigos de tu aventura?
– Creo que ellos están contentos con la decisión que tomé porque me ven feliz donde estoy.

– ¿Cuáles son tus planes futuros?
– En los próximos años, no creo que cambie mucho nuestra situación. Tenemos un contacto muy frecuente con España e intentamos ir allí con asiduidad.
– ¿Piensas volver a España, a Sevilla, en breve?
– A España y a Sevilla… ¡volvemos siempre que podemos! Este año, hemos pasado la Navidad con la familia alemana (intentamos turnarnos), pero espero que podamos bajar en las siguientes vacaciones. Lo que sí te puedo asegurar es que algún día, en unos años, volveré para quedarme.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de Sevilla?
– Echo de menos muchas cosas pero, sobre todo, la cercanía de los míos.
– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España? ¿Por qué?
– Vivir en otro país te hace ver todo desde una perspectiva distinta, te ayuda a darte cuenta de que no todo es “como siempre se ha hecho aquí” y que es posible entender la vida de maneras muy diferentes (y también maravillosas).
– Para terminar: un mensaje a los sevillanos.
– Vivir en Sevilla es un privilegio pero, a veces, hay que salir fuera un tiempo para apreciarlo de verdad.