Ana Rodríguez. Caminar por la capital hispalense puede convertirse en una práctica clase de historia del arte. Así lo ve el sevillano Miguel Salvador Vázquez, licenciado en esta materia y profesor desde hace más de 30 años del Colegio Internacional Europa. Su visión es la raíz de un proyecto educativo con el que está logrando que sus alumnos se interesen por la belleza que se esconde en cada esquina de la ciudad y aprendan a mirar más allá de las pantallas de sus móviles cuando pasean por ella.
Desde que vendió su coche, Miguel se desplaza por el área urbana en bicicleta, un medio de transporte que le permite ganar en salud a la par que disfruta contemplando y descubriendo la arquitectura, naturaleza y arte que las calles sevillanas ofrecen. Siendo profesor de Historia del Arte y Música, y tratando a diario con jóvenes de ESO y Bachillerato, el docente se dio cuenta de que sus alumnos desconocían por completo la ciudad en la que vivían. «Ellos viajan al extranjero y ven cosas, pero cuando sus amigos o compañeros de intercambio vienen a Sevilla no saben qué enseñarles más allá de las Setas y la Giralda. No saben mirar en su ciudad«, explica.
Por este motivo, a Miguel se le ocurrió hacer con sus alumnos, que por entonces cursaban 2º de ESO, una guía de ‘Sevilla en bicicleta’ para aprender a valorar la urbe en la que viven, paseando por ella de una «manera divertida, sostenible y segura», usando el carril bici para descubrir sus increíbles monumentos.
La guía, que se puede descargar en PDF desde la web del Colegio, está diseñada para realizar el recorrido en familia o en grupo, y sumerge al ciclista, principalmente, en la Sevilla de 1929, recorriendo los monumentos más importantes de principios del siglo XX, aunque también obras de otras épocas como la iglesia de Santa Ana, el Rectorado de la Universidad de Sevilla o el Puente de Triana.
La ruta, de unas cuatro o cinco horas de duración, comienza en el Prado de San Sebastián, pues allí, en los Jardines de Murillo, se ubica un lugar de alquiler de bicicletas. La Fuente de las Cuatro Estaciones es el primer monumento de la guía, que continúa por el Pabellón de Portugal, el Monumento al Cid, el Casino de la Exposición y el Teatro Lope de Vega. De cada elemento, el documento incluye una breve reseña histórica con los detalles más importantes, así como una foto actual e incluso, en ocasiones, la comparativa de la reciente con una antigua.
Glorietas, fuentes, esculturas, edificios, espacios urbanos… y así hasta 42 paradas, la última en la iglesia de Santa Ana, donde culmina el recorrido, para descubrir sobre dos ruedas las huellas de la historia, la arquitectura y el arte, en general, en la ciudad de Sevilla. Y todo ello elaborado por chavales de 12 y 13 años bajo la supervisión de Salvador.
Como aquel proyecto del curso 2018-2019 gustó tanto a los alumnos y logró que, implicándose, aprendieran, el docente pondrá en marcha este año una segunda fase del mismo. En esta ocasión será una guía por el centro peatonal de Sevilla que contemplaría sus museos, monumentos, iglesias, palacios… y con un apéndice muy especial dedicado a los nombres de las calles. Porque «¿quién sabe quién es Luis Daoiz o por qué la Plaza de Gavidia se llama así?», apunta Miguel.
A través de estos trabajos, los jóvenes aprendan arte, conocen anécdotas y a los personajes más relevantes y descubren la evolución del urbanismo de su ciudad. «Aprenden haciendo la guía y luego la disfrutan y la explican. Aprenden a mirar y a valorar su ciudad«, concluye el profesor.
Esta nueva guía comenzará a tomar forma en la segunda mitad del curso. Ahora estos jóvenes tienen como tarea previa detectar en esas calles por las que tantas veces han camino una serie de elementos arquitectónicos como arcos y columnas, entre otros, que les servirán para comenzar a moldear su mirada. Estas prácticas tareas de campo sirven de complemento a lo explicado en clase y, con las fotografías que toman, elaboran unos pequeños diccionarios.
En suma, a través de estas iniciativas educativas, la teoría sale del aula y los estudiantes se dan cuenta de que la historia está viva y que el arte los rodea. La experimentación se cuela entre los métodos de enseñanza y dan forma a herramientas que pueden servir a toda la sociedad, como estas curiosas guías del profesor Salvador y sus alumnos.