20 noviembre 2024
Hospital Sagrado Corazón

Auxiliares a domicilio: infantería contra el coronavirus

Las auxiliares son parte de la infantería de la crisis.
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Sara Rojas Abadía. El día después de que se decretara el estado de alarma, Marchena estaba desierta. La gran mayoría de los marcheneros cumplían con el decreto confinados en casa. Pero Mercedes Sánchez tenía que salir. A pesar del miedo.

Mercedes es auxiliar de ayuda a domicilio, una de las profesiones que continúan desempeñándose durante el confinamiento. Los usuarios de este servicio siguen necesitando ayuda en su día a día, en su aseo personal, en sus tareas cotidianas.

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“Sales a la calle, no hay nadie, hay miedo”. Miedo a transmitirle el virus a alguien, a que alguien se lo pueda transmitir. Su mayor preocupación es que mientras ella se esté exponiendo al salir de casa, su familia no estará protegida del todo.

Los primeros días fueron difíciles, era inevitable sentir miedo. Un miedo que se respiraba también en casa de los usuarios que visitaba. “Pero una vez que vas y te das cuenta de la falta que haces, te proteges todo lo que puedes y trabajas igual que un día cualquiera”. Aunque hay muchas cosas que han cambiado.

A su uniforme habitual hay que sumarle el uso de batas desechables, guantes, mascarilla y gafas.  Además, se han suspendido alguna de las actividades que solían hacer, como pasear. Y eso supone una alteración en su jornada. “Ahora vamos a lo estrictamente necesario”. Aun así, durante el trabajo se olvida de lo que hay fuera.

Más unidas que nunca

Poco a poco, el intenso temor que se palpaba al principio se ha ido atenuando. En gran parte, gracias al calor y la energía que han conseguido transmitirse las unas a las otras a pesar de no poderse tocar. “Estamos más unidas que nunca. Vamos por la calle y sin conocernos, porque somos muchas, nos saludamos. Sabemos que son del servicio y pitamos con el coche o levantamos la mano, como diciendo, es de las nuestras”.

Mercedes siente que sus usuarios también “están más relajados”. Reconoce que se han ido acostumbrando y ahora la situación está más tranquila. “Ya sabemos qué es lo que tenemos que hacer y cómo hacerlo. Salimos de casa súper ataviadas y hacemos nuestro trabajo”.

Cada día, es un día menos. Saber que esto también pasará, es lo que la empuja a seguir cumpliendo con su obligación. “Vamos para adelante, esto se va a terminar. Todas a una lo vamos a conseguir”.

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