22 noviembre 2024
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El Plogging, la unión del deporte y el amor por la naturaleza

El Plogging, la unión del deporte y el amor por la naturaleza
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Fermín Cabanillas. Se llama ‘Plogging’. Es la combinación de hacer deporte o pasear por la naturaleza con recoger basura, la conocida como basuraleza. Es un movimiento que nació en Suecia como actividad organizada alrededor del año 2016. Se extendió a otros países en 2018 debido a la creciente preocupación por la contaminación plástica.

Como entrenamiento, proporciona una variación en los movimientos del cuerpo al agregar flexiones y sentadillas a la acción de caminar, trotar o correr. Si ha visto alguna vez a alguien recogiendo basura con ropa de deporte, puede que lo practique.

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Entre dos pueblos de Sevilla

En realidad, debería ser algo que se practique de forma complementaria al ejercicio en contacto con la naturaleza, pero se ha convertido casi en una necesidad en carreteras como la que une las localidades sevillanas de Gerena y El Garrobo, por donde transita a diario, entre otros, el profesor de secundaria Enrique Herrero Romero, que se ha acostumbrado a hacer deporte armado con bolsas de basura como parte de su dinámica de vida.

Algunas de las bolsas de basura recogidas en la carretera de Gerena a El Garrobo.

Este profesor de Educación Física nacido en Sevilla que lleva en Gerena 12 años, se reúne siempre que puede con gente con su misma inquietud, que no es otra que intentar dejar a los que vienen por detrás un planeta mejor que el que tenemos.

Sin respuesta de administraciones

Enrique cuenta que decidió ponerse manos a la obra “tras varios años solicitando tanto a Diputación de Sevilla como a los alcaldes de Gerena y El Garrobo que limpien de basura la naturaleza de la carretera SE- 3408 que une dichas localidades”. Se trata de quejarse de inacción o pasar a la acción, y con esta premisa ayer mismo se reunía con varios vecinos de El Garrobo y dejaban limpia la carretera.

En la cara B del asunto está, claro, el hecho de que kilos y kilos de basura se acumulen en los márgenes de las carreteras por culpa, sobre todo, de quien abre la ventanilla del coche y lanza una botella, una bolsa o una mascarilla.

Respeto por los seres vivos

“Mi respeto por los seres vivos que habitan ese espacio de la naturaleza no merecen unos márgenes de carretera llenos de basura: plástico, latas y vidrios. Latas de los años 80 y vidrio de los 70, entre otras cosas (restos de accidente de tráfico incluidos) dan una imagen penosa a esta carretera, denominada en algunas guías como paisajística, muy frecuentada por senderistas, ciclistas y moteros”, recuerda.

Que haya latas de bebidas energéticas por miles habla a las claras de que hay personas que utilizan esa carretera para hacer deporte, pero tienen muy poco de deportistas.

“Cuando ves que no puedes creer en las administraciones decides hacerlo tú”, señala, indicando que se ha conseguido, y se sigue haciendo “unas veces solo y otras en compañía, lo que supone un reto personal y una vergüenza provincial”.

Colaboradores

Su pareja, Inmaculada Gallego, profesora en el instituto de Mazagón, es la otra pata de esta idea, que cuenta con la colaboración de gente como Thierry Robache, un ciudadano francés afincado en Gerena. Su idea la está siguiendo mucha gente poco a poco, con más manos sobre todo los fines de semana ayudando a que las bolsas azules se llenen de basura. Lo malo es que su labor no para, y eso es señal de que donde unos limpian otros siguen ensuciando.

Mascarillas en mitad del campo

En el perfil de Facebook de Enrique hay decenas de personas que ponen su grano de arena. Una de las fotos más llamativas es la que ha publicado el almeriense ‘David Chanquete’, que muestra más de 45 mascarillas en torno a los 12 kilómetros de recorrido que ha realizado, con el delito añadido de que quienes las usaron las tiraron en medio de un parque natural. “Esto se nos va de las manos y como sigamos así, no podremos pararlo. Ciudades, montañas, ríos y mares contaminados, no solo con la cantidad de basura y plástico que ya vertemos, sino que también con esta terrible contaminación en tiempos de pandemia”, lamenta David mascarillas en mano.

Para intentar paliar esta situación, aunque sea en parte, hace algún tiempo nació en Sevilla ‘Okplanet’, una entidad a la que pertenece Enrique y que está formada por un grupo de personas concienciadas con el cuidado y la preservación del planeta y los seres que lo habitan.

Apuesta por la naturaleza

“Empezamos en Sevilla y pronto se crearon delegaciones en otras provincias españolas y otros países de distintos continentes como Guatemala  y Camerún”, explica en su web oficial. Detallan que “en cada recogida retiramos de la naturaleza una enorme cantidad de residuos para que el planeta luzca como se merece”.

Entre sus iniciativas se encuentran las charlas en centros educativos. Y es que “creemos en el potencial de la juventud en la lucha contra el cambio climático y así se lo hacemos llegar”. Trabajan también en reforestaciones, para defender, con mayúsculas, que “Árbol es sinónimo de vida. Ante la tala indiscriminada, intentamos restablecer en la medida de lo posible la armonía natural”. Su labor es muy amplia y tiene mil matices.

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