Redacción. La Catedral de Sevilla acogió este jueves la celebración del Corpus Christi, del Cuerpo y Sangre de Cristo, presidida por el Administrador Apostólico de la Archidiócesis de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, y concelebrada por numerosos sacerdotes del clero diocesano.
Desde el altar del jubileo se celebró la Eucaristía que reunió – en medio de las limitaciones de aforo – a las autoridades civiles, militares y académicas, que, junto al pueblo de Dios, adoraron a Jesús en la Eucaristía.
Durante su homilía, monseñor Asenjo reflexionó sobre el misterio eucarístico “adorado, contemplado, como manantial de fidelidad y de vida cristiana, con el mismo realismo y la misma verdad con que Jesús caminaba por las polvorientas sendas de Palestina”.
“En los compases finales de mi servicio a Sevilla, quiero proclamar, quiero dar a conocer mi alegría porque creo que ha crecido el amor, la devoción, la adoración a Jesucristo sacramentado en nuestras parroquias, que uno o varios días exponen al Santísimo Sacramento y nunca han faltaba fieles que hayan ido a acompañar, adorar y venerar al Señor”, subrayó. Porque, es en la Eucaristía, “donde el Señor nos atrae, nos acerca a Él para hacernos suyos, va grabando a fuego en nuestro corazón sus propios sentimientos, su estilo de vida, sus propias virtudes, su amor al Padre hasta el heroísmo, su altísima vida de oración, su humildad, su sencillez, su pureza y limpieza de costumbre, su amor a la verdad siempre, su amor al trabajo, su amor a los hermanos, especialmente a los más pobres y necesitados”.
La Eucaristía es también “banquete y alimento, sustento de nuestras almas, lo mismo que el pueblo de Israel, en su alborear por el desierto, buscaba el maná con el que se sustentaban, nosotros tenemos también este precioso maná, que es el Cuerpo y la Sangre del Señor, que nos permite caminar a lo largo de nuestra peregrinación por este mundo, que nos permite vivir airosa y comprometidamente nuestra fe”.
Como diría San Juan de la Cruz, “la Eucaristía es la cena que recrea y enamora, la fuente que mana y corre, pan divino y gracioso que da sustento al alma mía”.
Por consiguiente, refirió mons. Asenjo “sin este pan eucarístico, será imposible vencer el pecado, será imposible perdonar siempre, amar siempre, servir siempre, será imposible confesar a Cristo con valentía delante de los hombres”. Recomendó “no perder la Misa de domingo por nada del mundo, comulgar siempre, con las debidas disposiciones, adorar siempre dentro y fuera de la Eucaristía”.
Archidiócesis eucarística
En esta línea, manifestó que “la Archidiócesis de Sevilla es una diócesis profundamente eucarística, signo de una larga tradición. Dios quiera que no se pierda la adoración eucarística. Hoy proclamamos sin rubor este sacramento admirable que es Jesús en la Eucaristía, el sacramento por excelencia”.
“Basta con conocer las alhajas eucarísticas de nuestra Catedral, de tantas y tantas iglesias, sagrarios, custodias, copones, cálices bellísimos, que son signos de una larga tradición eucarística”.
Por tanto, “Cristo Eucaristía es el mayor tesoro que posee la Iglesia, Cristo mismo, nuestra Pascua, compendio y suma de la fe, la Santísima Eucaristía”, expresó.
Finalmente, el Santísimo Sacramento fue portado por monseñor Asenjo sin usar la Custodia de Arfe. El Administrador apostólico bendijo a todos los fieles de la Archidiócesis desde la Puerta de la Asunción de la Catedral.