22 noviembre 2024
Hospital Sagrado Corazón

La enorme capacidad de Andrea para que su futuro sea una realidad

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Fermín Cabanillas. Andrea quiere ser útil a la sociedad, como cualquiera de los 20.000 vecinos de Arahal, su pueblo en la campiña sevillana, por eso no le importa pasar todos los días dos horas en un autobús y llegar al instituto Santa Aurelia de Sevilla capital.

Es una de los caso 850 alumnos del centro, donde busca formarse, como todos sus compañeros, sin importarle haber nacido con una capacidad distinta. Eso, desde luego, no le resta ganas ningunas para labrarse un futuro.

Prodetur Diputación de Sevilla

Para ello, cada día sale de su casa en la calle Pedrera y se va a este instituto pegado a la SE-30. Se coloca delante de un ordenador, en el huerto del centro o en cualquiera de sus actividades, y pelea como cualquier persona por su futuro.

Programa específico

Andrea forma parte del programa específico de Formación Profesional Básica que imparte este centro para formarle a ella y sus compañeros en servicios administrativos. Pero no lo tiene fácil. Se ha topado con el duro techo de la administración, que les pide una titulación que es imposible que consigan en este programa.

Es decir: están en un programa concreto porque no pueden seguir el ritmo de las clases, pero ese programa, que les sirve para tener una formación perfecta no les da el certificado ESO. En esa pescadilla que se muerde la cola están ella y todos sus compañeros.

En ese mismo problema se ven tres institutos de Sevilla capital, uno de Mairena del Aljarafe, uno de El Saucejo y otro de Estepa. Son seis centros sevillanos donde personas con algún grado de discapacidad buscan formarse para abrirse camino en la vida, con el matiz de que la Junta de Andalucía, a la hora de redactar sus ofertas de empleo no adapta los requisitos exigidos a la realidad de este colectivo.

Andrea quiere ser útil a la sociedad, como cualquiera de los 20.000 vecinos de Arahal, su pueblo en la campiña sevillana, por eso no le importa pasar todos los días dos horas en un autobús y llegar al instituto Santa Aurelia de Sevilla capital.

Es una de los caso 850 alumnos del centro, donde busca formarse, como todos sus compañeros, sin importarle haber nacido con una capacidad distinta. Eso, desde luego, no le resta ganas ningunas para labrarse un futuro.

Para ello, cada día sale de su casa en la calle Pedrera y se va a este instituto pegado a la SE-30. Se coloca delante de un ordenador, en el huerto del centro o en cualquiera de sus actividades, y pelea como cualquier persona por su futuro.

Programa específico

Andrea forma parte del programa específico de Formación Profesional Básica que imparte este centro para formarle a ella y sus compañeros en servicios administrativos. Pero no lo tiene fácil. Se ha topado con el duro techo de la administración, que les pide una titulación que es imposible que consigan en este programa.

Es decir: están en un programa concreto porque no pueden seguir el ritmo de las clases, pero ese programa, que les sirve para tener una formación perfecta no les da el certificado ESO. En esa pescadilla que se muerde la cola están ella y todos sus compañeros.

En ese mismo problema se ven tres institutos de Sevilla capital, uno de Mairena del Aljarafe, uno de El Saucejo y otro de Estepa. Son seis centros sevillanos donde personas con algún grado de discapacidad buscan formarse para abrirse camino en la vida, con el matiz de que la Junta de Andalucía, a la hora de redactar sus ofertas de empleo no adapta los requisitos exigidos a la realidad de este colectivo.

Andrea, junto a sus compañeros, en el huerto del instituto.

La Junta alude a Madrid a la hora de hablar del tema. “Es una norma estatal”, y ahí se queda. Preguntada sobre si tiene pensado modificar la norma o al menos presionar a nivel nacional con otras comunidades, no hay respuesta.

Convocatoria de empleo contradictoria

En la convocatoria de empleo público publicada en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) el 6 de noviembre de 2019, en la que se ofertaban plazas para personas con discapacidad intelectual para el cuerpo de auxiliares administrativos de la administración, aparecía como requisito “estar en posesión o en condiciones de obtener el título de Graduado en Educación Secundaria Obligatorio o cualquier título equivalente”.

Al mismo tiempo que exigía esa titularidad le indica que tiene que tener reconocida una discapacidad igual o superior al 33 %, pero en el caso de los alumnos de este programa es una cosa u otra: o aprueban con un programa como este y no obtienen la titulación, o se resignan a suspender y dedicarse a algo distinto a su vocación.

La directora del instituto, Cristina Brioso, no parece dispuesta a tirar la toalla. “Cuando finalizan el Programa Específico de FPB, obtienen un Certificado de Acreditaciones Profesionales en el que se detallan las capacidades funcionales que pueden desempeñar en su puesto de trabajo”. Es decir, están preparados para ser útiles a la sociedad y a sí mismos, pero la sociedad no parece quererlos en las administraciones públicas.

Pero además, solo hay seis centros educativos públicos en los que se imparten estos Programas Específicos de FPB para 106 municipios sevillanos. 

Mientras tanto, a punto de irse de vacaciones, Andrea sigue su formación, a sabiendas de que las administraciones públicas le han cerrado las puertas a ella y a sus compañeros, pero no parece que rendirse sea una opción para ella.

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