M. M. Hace poco, leía en un azulejo de un bar madrileño que «a los libros no hay que juzgarlos por sus tapas; mientras que a los bares sí». Sin embargo, precisamente la editorial sevillana independiente Maclein y Parker cumple cinco años y se caracteriza, entre otras cosas, por el cuidado diseño de sus publicaciones. Desde que publicaran su primer libro en 2014: Los últimos cien días de Jindra Hertam, una novela fragmentada del autor sevillano Juan Antonio Hidalgo, en este lustro, han editado cuarenta títulos más, incluyendo los dos que justo acaban de lanzar en febrero: el poemario Epopeyas de bolsillo, de Álex Prada, y la novela La gente normal, de Gabriel Noguera. Maclein y Parker ejerce un oficio de riesgo como es la edición, desde la periferia del poder, sin lanzarse a lo comercial, con una buena opinión en el sector, y aferrándose al papel en pleno digimoderninsmo.
– Vuestras publicaciones se caracterizan por un cuidado diseño, ¿qué pensáis de lo de no juzgar a los libros por sus tapas?
– Primero, recomendamos abrir antes un bar que una editorial, si lo que quieres es prosperar en la vida. Bromas aparte, desde el comienzo de la editorial, una de nuestras características ha sido el cuidado por el diseño, los materiales, la ilustración de la cubierta, etc. Por ejemplo, para la colección Taiga, de narrativa, buscamos ilustradores cuya obra creemos que encaja con el contenido y le damos bastante libertad a la hora de desarrollar su parte artística. En el otro extremo está Mirto, de poesía, que es la sobriedad personificada: no hay dibujo, no hay fotografía del autor,… Creemos que en la colección de poesía, lo importante es la palabra. Sin embargo, siendo tan sobria, es una de las colecciones más reconocibles de la editorial y una de las más valoradas por su diseño. En este sentido, no hay que juzgar a un libro por su tapa, pero sí a una editorial por las cubiertas que diseña.
– Sois una editorial sevillana independiente que ha cumplido cinco años. ¿Es todo un logro esta hazaña en Sevilla?
– Es un logro en cualquier parte. Editar es un oficio de riesgo hoy en día, hay mucha competencia y las condiciones del mercado no son las mejores. La crisis ha afectado mucho al mundo del libro y además, la propia cadena del libro necesita una revisión a fondo.
– ¿Cómo es lanzarse con una editorial en esta ciudad? ¿Qué diferencias fundamentales marcan la diferencia de hacerlo en la periferia del poder con respecto a hacerlo en ciudades como Madrid o Barcelona?
– Editar desde la periferia tiene sus pros y sus contras. La principal diferencia es la capacidad de llegar al público y la cantidad de público en sí. En ciudades como Madrid o Barcelona hay una base de lectores mucho más amplia que en Sevilla y los medios de comunicación tradicionales se concentran ahí. Desde la periferia es casi imposible llegar a medios nacionales. Pero, por otra parte, tienes la capacidad de hacer las cosas a tu manera, tienes más libertad y no estás influenciado por corrientes, modas o por la maquinaria del libro que ya está más viciada. Puedes hacer cosas nuevas, ser más fresco e independiente.
– ¿Cómo definiríais estos primeros años de recorrido? ¿En qué momento os encontráis?
– Todos estos años (y van cinco) han sido de aprendizaje continuo y a una velocidad de infarto. Somos conscientes de que, a lo mejor, no hemos elegido el camino más sencillo: podríamos haber optado por una línea editorial más comercial, que habría ayudado a impulsar la editorial, pero, por otro lado, nos hace ser más nosotros mismos.
Actualmente, tenemos consolidadas las colecciones que queríamos publicar, además de habernos estabilizado en un número más o menos constante de libros al año. Hemos notado bastante crecimiento en cuanto a ventas y a la propia imagen de marca, tanto entre los lectores como entre los libreros. Estamos muy motivados por cómo están funcionando los títulos que publicamos, por el tipo de autores que están acercándose a la editorial y por la buena opinión que el sector tiene de nosotros.
– ¿En qué punto se encuentra el sector editorial en la ciudad? ¿qué cambios está atravesando?
– En Sevilla han surgido muchas editoriales en los últimos años, cada una con su personalidad, y creemos que es bueno que haya movimiento cultural y editorial, aunque no siempre compartamos los criterios de nuestros colegas. Se han cerrado librerías, y eso siempre es una mala noticia, aunque también aparecen otras nuevas, con ganas de hacer cosas, de agitar el panorama cultural. Pero, como siempre, es un sector muy inestable, con muchos vaivenes y mucha incertidumbre.
– ¿Cómo está siendo el tránsito hacia lo digital?
– En nuestro caso, el tránsito a la digital no existe. Tenemos solo un par de libros en digital, de manera testimonial. Para nosotros no es una prioridad, por el tipo de libros que hacemos, que ganan en el papel, y nuestros lectores lo aprecian así.
– Entre vuestros objetivos está el de dar a conocer nuevos talentos de las letras que no tienen oportunidad de acceder al mundo editorial.
– Esa filosofía de dar a conocer nuevos talentos la mantenemos desde el principio; cuando hacemos el calendario anual, nos gusta que estén equilibradas nuestras apuestas por nombres nuevos con otros más consolidados en el mundo de la literatura. Sigue siendo una seña de identidad de Maclein y Parker, aunque hemos evolucionado mucho a ese respecto desde los inicios.
– En febrero acabáis de publicar el poemario Epopeyas de bolsillo, de Álex Prada; y la novela La gente normal, de Gabriel Noguera.
– Intentamos equilibrar también los lanzamientos de distintas colecciones. En este caso, Mirto, de poesía, y Taiga, de narrativa. Ambos son autores con cierta trayectoria, con mucho talento y con propuestas originales, cada uno en su género. Álex Prada tiene mucha proyección, tanto en la poesía como en la narrativa, y dará mucho que hablar en el futuro. Por su parte, Gabriel Noguera es un gran narrador, con una voz muy particular y una mirada que no deja indiferente al lector.