Redacción. El equipo de profesionales del Bloque Quirúrgico del Hospital El Tomillar ha activado un programa destinado a intensificar la humanización asistencial entre los menores de edad que acuden a su Unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria para someterse a una cirugía. Consiste en el acompañamiento al quirófano del muñeco o peluche favoritos, aportándoles seguridad en un entorno extraño y con ello la reducción de la ansiedad en el proceso de la cirugía.
De este modo, el apego a su mascota les incrementa la sensación de acompañamiento frente a la soledad en unas instalaciones y gente desconocida, conformados en este caso por el quirófano y los profesionales sanitarios. Además, contribuye a minimizar el agobio y la incertidumbre previos a la realización de procedimientos que pueden considerar invasivos.
Como resultado de esta iniciativa, según apunta la jefa del servicio del Bloque Quirúrgico del Área Hospitalaria de Valme, Mercedes Echevarría, “conseguimos impulsar dosis de humanización asistencial en el menor y, al mismo tiempo, optimizar la calidad del proceso operatorio puesto que el control del estado emocional minimiza la sedación previa de los pequeños”.
Se beneficiarán 700 menores que cada año
De esta iniciativa se beneficiarán los 700 menores que cada año acuden a los quirófanos de este centro hospitalario. Se trata de niños, de tres años de edad en adelante, que son intervenidos en la modalidad de cirugía mayor ambulatoria. Fundamentalmente, el grupo de patologías más amplio se corresponde con la especialidad de Otorrinolaringología para la intervención de amígdalas o las comúnmente conocidas `vegetaciones´. Le siguen las especialidades de Urología, Traumatología y Cirugía General.
Este programa se enmarca en el Plan de Humanización Asistencial del servicio del Bloque Quirúrgico del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla. Sus profesionales están comprometidos con iniciativas orientadas a reforzar la cercanía, amabilidad y confianza ante un entorno extraño y personal desconocido, todo lo cual ayuda a disminuir la sensación de vulnerabilidad de los pacientes que se exponen a una cirugía.
Al respecto, el entorno quirúrgico dispone de un contexto que puede condicionar aún más la deshumanización; ya que dispone de circuitos y protocolos asistenciales más rígidos, significando la cirugía una situación de amenaza, de separación de la familia y de pérdida del contacto con la vida real. Todo esto llevado a la edad pediátrica adquiere todavía más relevancia, frente a lo cual la instauración de un programa asistencial de estas características se traduce en una optimización de la calidad asistencial en el proceso quirúrgico del menor.
La iniciativa que se está desarrollando forma parte de la apuesta de estos profesionales por la continua humanización de la atención sanitaria en connivencia con el desarrollo tecnológico; dado que, como subraya Mercedes Echevarría, “los grandes avances en el ámbito diagnóstico-terapéutico no pueden condicionar la deshumanización de los cuidados”.