Carmen Prieto. Probablemente el paño de la Verónica de la Hermandad del Valle de 2019 no cause tanto revuelo como la pintura conceptual de Guillermo Paneque, por más que la autora escogida en esta ocasión, Reyes de la Lastra, admita que le provoca «pánico escénico» el encargo, que, no obstante, recibe entusiasmada: «¡Es un honor!». Su estilo, sus retratos, su trayectoria son una apuesta segura.
La corporación de la iglesia de la Anunciación anunció hace unos días que había elegido a la pintora alcalareña para esta peculiar obra: no es un cartel, sino un paño que forma parte de la escena de un paso, que, como subraya De la Lastra, «¡procesiona!» cada Jueves Santo. Lo que conlleva una responsabilidad añadida pues tiene que ir acorde con la estética del conjunto: «La hermandad cuida muchísimo el paño. La trayectoria de los artistas que lo han pintado hasta ahora lo demuestra. Y se trata de una hermandad muy elegante».
Desde que la hermandad decidió sustituir el paño de Virgilio Mattoni, anterior a 1971, porque estaba muy deteriorado por su antigüedad, ha estrenado cada año uno nuevo, como propuso Francisco Maireles Vela en 1980. Desde entonces esta tradición ha contribuido a enriquecer el patrimonio de la corporación que no ha tenido reparos en elegir a los autores por méritos pictóricos y se ha visto recompensada con notables obras de arte en la que cada artista volcó su estilo y que ahora conforman una colección única que ya ha sido objeto de una exposición.
La obra de Reyes de la Lastra vendrá a enriquecer esta peculiar pinacoteca que cuenta con obras de Vicente Romero y Pérez de León, Juan Valdés, Amalio García del Moral, Luis Álvarez Duarte, Juan Antonio Huguet Pretel, Sebastián Santos, Guillermo Pérez Villalta y en la que las mujeres no han tenido que hacerse hueco porque han estado presente desde el origen casi de la tradición: Magdalena Lerroux-Comendador pintó el paño de la Verónica en 1981, y junto a ella Carmen Laffón o Isabel Sola, entre otras artistas.
A Reyes de la Lastra la avala su trabajo. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, mantiene una relación muy estrecha con la Real Maestranza de Caballería, la Real Academia Sevillana de Buenas Letras o la propia Universidad. Su obra ha sido expuesta en numerosas galerías y exposiciones nacionales e internacionales. Entre sus trabajos, la hermandad del Valle destaca el cartel de las Fiestas de la Primavera de Sevilla de 2010 o el cartel conmemorativo del V Centenario Fundacional de las Hermandades Sacramentales de Sevilla de 2011, así como una de sus últimas obras, el retrato de Felipe VI que preside el Paraninfo de la Universidad de Sevilla y que fue encargado por la Real Maestranza de Caballería.
Entre sus obras estrictamente cofradieras, destacan el cartel anunciador del pregón Universitario de la Hermandad de los Estudiantes de 2016, o el que le encomendó la Macarena para el 50 aniversario de la Basílica. Ahora tiene otro entre manos pero que aún no puede desvelar.
El encargo de la hermandad del Valle es muy reciente, de modo que De la Lastra aún no ha decidido cómo será este paño, pero será «coherente» con su línea habitual, con sus conocidos retratos. No obstante, «la obra te habla, te va guiando» y puede que tome unos derroteros que no sean los previstos por la autora al principio.
Asume, por experiencia propia, que la obra puede generar polémica. Su pintura para anunciar las Fiestas de Primavera de 2010 no se libró de las críticas, «algunas personales, fuera de lugar», pese a que se agotó y lo reclamaron incluso de Alemania. Pero entiende que «en el momento en el que exhibes algo, que lo haces público, pasa a ser parte del público. Y ya cada uno puede opinar. Cada uno tiene su gusto personal». En cualquier caso, «hay que ser honrado con el trabajo, hacerlo con ilusión», por esto valora enormemente el trabajo de sus antecesores: «Entiendo que cuando uno acepta un encargo es porque va a dar lo mejor de sí y cada uno lo hace en su línea». Y Reyes de la Lastra ya está dispuesta para que le «acojan las musas» y hacer el paño de la Verónica para una «hermandad maravillosa».
