27 julio 2024
Hospital Sagrado Corazón

La arquitecta sevillana Carmen Novales disfruta de su nueva vida en Berlín

Carmen entre los bloques del monumento al holocausto de Berlín.

Rosa Brito. La joven sevillana Carmen Novales, licenciada por la Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla, trabaja actualmente en Berlín. Estudió en el colegio Alemán de Sevilla, por lo que al acabar la carrera de Arquitectura, tenía claro que quería aprovechar el idioma y empezar su carrera profesional allí, donde las oportunidades de trabajos son mucho mejores que en España. Tras entregar el TFG, se decidió por Düsseldorf, donde vivía una buena amiga de Madrid y así empezar la aventura acompañada.

Encontró su primer trabajo de arquitecta, donde estuvo dos años, hasta que sintió la necesidad de un cambio y empezar de cero en otra ciudad,  que no podía ser otra que Berlín. Había estado muchas veces de visita, Interrail, e incluso de intercambio escolar. Cada vez que iba, Carmen sentía que era como visitar un sitio diferente. Berlín tiene infinitas caras y la última la descubrió un fin de semana del verano pasado que la dejó impresionada y con las ganas de vivir allí. Dejó el trabajo y buscó uno nuevo en Berlín. De repente una amiga de Sevilla le dijo que vivía en Berlín, que tenía una habitación libre para unos meses y todo fue saliendo solo. Volvió a Sevilla en Navidad y en enero de este año, se fue directamente a Berlín.

Foto en unos de los Photoautomat repartidos por todo Berlín.

Berlín es una ciudad única, diferente al resto de ciudades alemanas, diferente a todo. No puede ser de otra manera con todo lo que ha sucedido en ella. La historia está siempre presente, allí el Este y el Oeste son los que les orientan. Berlín no es ordenada, ni limpia. Berlín es ruidosa, imprevista, difícil, fría y triste en invierno. Pero es una ciudad viva, en continuo cambio y movimiento, donde todo el que la pisa puede encontrar su sitio y  donde la creatividad, el arte y la libertad no conocen límites. Ves a la gente en la calle sin miedo a los prejuicios, sintiéndose libre y con ganas de disfrutar cada momento en la ciudad, es todo muy dinámico. Cree que nunca terminará de descubrirla, lo que hace que quiera seguir viviendo en ella. «Berlín tiene un magnetismo extraño que a todos nos hace querer volver», asegura. 

Empezar a vivir en Berlín es un poco desafiante. Una odisea encontrar casa a largo plazo, mucho papeleo para todo, el frío te pilla en invierno de repente. No facilitan mucho, pero poco a poco te vas adaptando. A pesar de ser una gran capital, «te haces pronto con la ciudad, es fácil orientarse y a veces da la sensación de estar en una ciudad pequeña donde todo está cerca, sobre todo en bici», apunta.  Aunque en casi todo sea bastante diferente a España, en los días de verano donde el calor aprieta y las calles, terrazas y parques están llenas, la trasladan de alguna manera a la sensación del sur. Los habitantes de Berlín son muy diferentes entre sí, hay muchísima diversidad de culturas, razas, nacionalidades e intereses, lo que la hace una ciudad abierta y sin estereotipos.

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Su lugar favorito de Berlín es Mauerpark, especialmente los domingos de verano. Allí quedan restos del muro,  en el barrio de Prenzlauer Berg, al Este de la ciudad. Cada domingo tiene lugar el famoso Flohmarkt de Mauerpark, con puestos de artesanía, antigüedades, ropa de segunda mano y demás creaciones de arte. Junto al mercado, en el propio parque, se reúnen cantidad de grupos y cantautores que pasan las horas animando a todo el que pasa por ahí y creando un ambiente único, donde todo el mundo parece disfrutar el mismo momento. Sentarse en la colina del parque a disfrutar de la música mientras a la espalda, los grafiteros se reinventan cada día sobre el mismo muro, es para ella, el mejor plan de domingo.
Un domingo cualquiera en Mauerpark.

El principal obstáculo que ha tenido que superar ha sido en general este 2020 gafado para todos. No ha sido el año más fácil para empezar a vivir en una nueva ciudad. Al mes y medio de llegar, llegó el coronavirus y todo lo que se imaginaba para este año cambió de repente. Dicen que Berlín es una ciudad difícil para quien llega, y si a esto se le suma una pandemia, hay que tener mucha paciencia. Sin embargo, si nos referimos en el tiempo vivido en Düsseldorf, antes del covid (a.C19), Carmen explica que su principal obstáculo fue la continua adaptación a todo y el intentar sentirse en su ciudad aunque muchas veces sea imposible.

El idioma suele ser la primera piedra en el camino que tienen que superar todos los sevillanos que se van a vivir al extranjero. Aunque esta vez no ha sido necesario. Gracias al haber estudiado en el colegio alemán de Sevilla desde preescolar, salió de España con un C1 y, por ello, el idioma no ha sido un problema para ella. Dice que es algo que siempre le agradecerá a sus padres.

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A pesar de haber tenido momentos duros donde pensaba en volver a casa y estar con los suyos, sobre todo estos meses atrás, cuando nadie sabía cuándo volveríamos a volar o se abrirían las fronteras, cree que todo eso le ha hecho más fuerte y, a día de hoy, no se arrepiento de haberse ido a Alemania. Sigue sorprendiéndose cada día con esa ciudad. Siempre tiene algo nuevo que dar. No ha conocido una ciudad tan viva como Berlín y eso es lo que engancha a todos los que la viven. «Salir fuera –apunta–,  te quita muchos miedos y te impulsa a hacer y conocer más cosas, viajar, aprender. A parte del desarrollo profesional, lo que más valoro es el crecimiento personal constante».

De momento, intenta no pensar mucho en planes y vivir el día a día.  Al irse a Alemania se imaginaba fuera unos dos años, probar fuera y volver. Pero allí sigue. Asegura que no sirve de nada planear mucho el futuro, siempre nos sorprende. De momento piensa más en cambiar a mejor todo lo que tiene en Berlín antes que volver a Sevilla. Aquí, ahora mismo, Carmen no sabría bien qué hacer. Por más que en muchos momentos quiera volver, cree que no es el mejor momento. Pero sí sabe que en algún momento quiere volver a vivir en Sevilla.

Le relaja pensar que en tres horas de avión puede estar en Sevilla si lo necesita y aprovecha sus vacaciones para volver a menudo. Y es que echa mucho de menos a su familia y a sus amigos, y a todo lo que los rodea. Echa de menos la facilidad con la que surge todo en Sevilla, la espontaneidad de los planes improvisados, la Alameda, la cervecita fría al sol y la alegría del sur.

En el antiguo aeropuerto de Tempelhof, cerrado en 2008 y convertido en parque desde entonces.

Aconseja que si alguien está viviendo una situación profesional frustrante, necesita un cambio de aires o quiere salir de su zona de confort y conocer mundo, el extranjero es una gran oportunidad para crecer en todos los sentidos. El miedo a lo desconocido siempre acompaña, pero asegura que es una aventura, no una atadura. Desarrollarse fuera es una satisfacción muy grande y te enriquece en todos los sentidos. Apunta que siempre podemos hacer las maletas y volver a nuestro lugar de origen si las cosas no salen como esperábamos.

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Diputación de Sevilla, cultura
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