Redacción. La Basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano será el templo que acoja tanto al crucificado de la Expiración de la hermandad del Cachorro como a la Virgen de la Esperanza de Málaga con ocasión del traslado de ambas imágenes a Roma, para participar, el 17 de mayo de 2025, en la procesión de clausura del jubileo mundial de las cofradías, tras el refrendo este lunes en sendos cabildos de hermanos, que aceptaron así la invitación de la Santa Sede al respecto.
La decisión en el seno de la corporación trianera no fue rápida y, si bien la propuesta contó con un amplio respaldo (80,4%) del total de hermanos que ejercieron su derecho al voto (382), el debate se caracterizó por su intensidad. No en vano, se prolongó por espacio de casi cuatro horas y los resultados se conocieron pasadas las 12,30 horas de la madrugada del martes. El cabildo de hermanos de la Esperanza de Málaga aceptó por aclamación la invitación del Papa y terminó entre vítores.
En cuanto al transporte de los titulares de ambas hermandades, la intención, «aún por definir», es que se realice por carretera, «con velocidades y tiempos de viaje establecidos para las obras de arte, como corresponde». Tampoco está decidido si irán acompañadas por agentes pertenecientes a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado o de seguridad privada. Sí parece claro que los enseres y pasos viajarían por carretera hasta Barcelona o Valencia, y desde allí lo harían por barco, teniendo en cuenta las dimensiones de los tronos de Málaga.
El itinerario de la procesión magna no está cerrado, dado que lo tiene que acordar El Vaticano con la Alcaldía romana; tampoco la composición de los cortejos, aunque se contempla la idea de que formen parte unos 300 hermanos en cada uno de ellos.
Junto a la sagrada imagen de El Cachorro, que salió de la gubia del imaginero Francisco Antonio Ruiz Gijón y está considerada un punto culminante de la escultura barroca andaluza, fue designada para participar en la mencionada procesión extraordinaria la Virgen de la Esperanza de Málaga. En ambos casos, por el «significado devocional, artístico y teológico» de las tallas religiosas.
En este sentido, Cristo y Virgen fueron escogidos por la Santa Sede para que representen a todas las cofradías que existen en el mundo, «en una procesión que aunará a los cristianos cofrades como peregrinos en este Año Santo, a través de la fraternidad universal», tal como destacaba monseñor Rino Fisichella, proprefecto del Dicasterio para la Evangelización y encargado de la organización y coordinación del Jubileo de 2025, en el momento de hacerse público el anuncio.