C.P.G. A las 21.30 horas de este viernes, la Virgen de la Encarnación entraba en Los Terceros. Era la primera de los titulares de la Hermandad de la Cena en regresar a su templo y la que más tiempo había estado alejada durante las obras que ha mantenido cerrada esta iglesia desde el 5 de septiembre de 2017. Tres cuartos de hora antes había salido el cortejo de la parroquia de San Román, donde la corporación del Domingo de Ramos ha vivido estos 18 meses de exilio, compartidos con la Hermandad de La Exaltación, hasta el pasado 23 de noviembre, día en el que la cofradía del Jueves Santo regresó a Santa Catalina tras 14 años y cinco meses.
Arropado por bastante público, pese a que a la misma hora se producía el tradicional traslado de la Esperanza de Triana desde su capilla a la parroquia de Santa Ana, donde celebrará su septenario y se desarrollaban vía crucis, le seguía el Señor de la Cena, con túnica de terciopelo oscuro y mantolín color crema, unos colores muy diferentes a los que suele lucir en Semana Santa o en la salida del Corpus Christi, además de no portar el cáliz en la mano. La imagen, obra de Sebastián Santos, fue trasladada en unas andas exornadas con claveles rojos salpicados con algunas flores moradas cedidas por la Hermandad de Los Panaderos, por este motivo el llamador representa la cruz de San Andrés.
El cortejo, que tras dejar atrás San Román, tomó por las calles Peñuelas, Bustos Tavera -pasó ante el exconvento de la Paz, sede de la Hermandad de la Mortaja-, Plaza de los Terceros y Sol, contaba con otras diez parejas de hermanos que portaban cirios ante el Señor de la Humildad, también portado en andas con respiraderos dorados, cedidas por la Hermandad de San Roque, iluminadas por cuatro guardabrisones y con un exorno floral asilvestrado formado por flores moradas, malvas y tulipanes amarillos.
Ataviada con saya negra con bordados y manto liso del mismo color, la Virgen del Subterráneo, tocada con corona de plata y perfumada por su tradicional exorno floral, compuesto de claves rosa pálido, completaba este cortejo que entró en Los Terceros pasadas las 22 horas. Las cuatro imágenes quedaron ante el altar mayor, donde aguardaba todo el apostolado del paso de la Sagrada Cena. La Virgen de la Encarnación regresará a su altar tras 40 años de cierre de su capilla.
Este domingo, a las 12 horas, el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, presidirá la misa de acción de gracias por la reapertura del templo tras las obras de consolidación y conservación. El primer culto cofradiero que acogerá Los Terceros será el besamanos de la Virgen de la Encarnación, el 31 de marzo.
La Hermandad de la Cena, en su cuenta de Twitter, ha agradecido públicamente a la parroquia de San Roman y Santa Catalina «la acogida y trato que nos ha ofrecido durante el tiempo que nuestros Sagrados Titulares han permanecido aquí». También recibió los buenos deseos de la Hermandad de La Exaltación, que en sus redes sociales afirmaba: «Hoy es un día de gozo para nuestra feligresía. Nuestros hermanos de La Cena regresan a su hogar, aquel que sentimos como nuestro gracias a su generosidad y acogida», en referencia a las 14 últimas Semanas Santas en las que ambas corporaciones han salido de Los Terceros para realizar su estación de penitencia, incluida las de 2018 pese a que el templo ya estaba cerrado por obras.
En los 18 meses que ha estado cerrada al culto la iglesia de Los Terceros, se han acometido diversas actuaciones dentro de un proyecto restaurador dividido en tres fases, según detalla el Arzobispado de Sevilla en un comunicado. La primera fase contemplaba actuaciones en el crucero y la capilla de la Encarnación. La segunda, obras en el interior del templo, con reparaciones de carácter estructural de segundo orden, revestimientos, acondicionamiento y renovación de instalaciones, y acondicionamiento de cripta bajo la capilla de la Encarnación para uso como futuro columbario. Según se destaca en el informe de los arquitectos Francisco Polo y Francisco Hernández, se proyectó además la reconstrucción de la bóveda de la nave principal colapsada en 1845 y de la que queda únicamente el resto del último tramo sobre el coro. Finalmente, la tercera fase comprendía intervenciones en el exterior del templo y en otras zonas del interior. Si bien, esta fase se ha completado solo en parte, y está pendiente de acometerse la limpieza de retablos y otros bienes muebles. Estos trabajos han permitido descubrir en la zona del crucero cinco criptas con enterramientos.
José Solís Tarín, hermano mayor de La Cena, explicó a los medios de comunicación que el presupuesto inicial de 467.000 euros para las obras hubo que ampliarlo hasta los 1,2 millones de euros que ha costado finalmente la obra. El motivo ha sido la inclusión de apartados inicialmente imprevistos, como el cambio de solería o la renovación de varias instalaciones, entre otros. El arquitecto Francisco Polo, por su parte, destacó la recuperación, cuarenta años después, de la capilla de la Encarnación, así como la restauración de unos frescos y las obras en la cripta.