Redacción. El ruido, del que hoy se celebra el día internacional sobre la concienciación de sus aspectos nocivos, es un sonido desarticulado que generalmente resulta desagradable al oído humano. Más allá de este aspecto perceptivo la exposición al ruido es perjudicial para la salud física y mental. La consecuencia más directa y tangible de la exposición a la contaminación acústica es la pérdida de audición.
“Hay evidencias de que en los habitantes de entornos urbanos se anticipa la aparición de hipoacusia hasta 20 años respecto a personas residentes en entornos rurales”, advierte el doctor Francisco Ropero, médico del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Virgen Macarena, en cuya consulta se incorporan al año una media de 200 nuevos pacientes afectados por pérdida de audición.
Más allá de aspectos relativos al entorno, hay hábitos que también potencian el deterioro de la capacidad auditiva, uno de ellos es el uso de auriculares de forma prolongada y a un volumen muy elevado. En este sentido, el doctor Ropero recomienda hacer uso de la regla del 60×60 , “no utilizarlos más de 60 minutos continuados y no sobrepasar el 60% del volumen máximo que permita el dispositivo”.
Salud auditiva
Al margen de las consecuencias sensoriales, la exposición continuada al ruido tiene efectos en otros aspectos de la salud. Así es un desencadente de patologías de salud mental como la depresión. De igual modo tiene consecuencias en la salud coronaria, “la sobre exposición acústica incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares”, explica el galeno del hospital sevillano.
En el Hospital Universitario Virgen Macarena conscientes de la importancia de la salud auditiva de sus pacientes hay distribuidos una serie de sonómetros que controlan el nivel de ruido en determinadas estancias para controlar esa contaminación acústica tan perjudicial para la salud sensorial, orgánica y mental. Según la Organización Mundial de la Salud por culpa del ruido los europeos pierden 1.6 millones de años de vida saludable.