M.C. Contreras. Los responsables de la organización de la Feria de Marchena han ido en los últimos años añadiendo servicios, algunos pioneros en la provincia. Por ejemplo, fue la primera feria en dedicar un espacio a madres lactantes, el primer recinto completamente accesible para personas con discapacidad y plazas de aparcamientos habilitadas con este mismo fin. En esta suma de prioridades, este año se dedicará una caseta libre de alcohol y, además, le han dado contenido a la preferia, con un concierto demandado por la juventud.
La Feria este año empieza en agosto, el 28, y termina en septiembre, el 1. Casi se solapa con la Fiesta del Verdeo de Arahal. A estas alturas del mes de agosto, en el recinto ferial comienzan ya los trabajos de infraestructura y en unos días se verán montadas las casetas. Pero el concejal de Festejos, Manuel Suárez, lleva más de un mes trabajando en la organización de uno de los eventos más importantes del año.
El Plan de Seguridad es una de las primeras actividades a la que hay que hacerle frente. Y la Junta Local de Seguridad la que establece las líneas a seguir, reunida a mediados de julio. Aquí están representadas la Guardia Civil y Policía Local y este año se ha solicitado la presencia de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC). “Gracias a esta coordinación, en los últimos años no ha habido problemas de relieve”, dice Suárez. En esta ocasión se volverá a reforzar la vigilancia tanto en el casco urbano como en las urbanizaciones del extrarradio ya que la actividad y la población se traslada al recinto ferial.
La Feria empieza el miércoles cuando la Banda Sagrado Corazón de Jesús sale en pasacalles desde el centro del pueblo hasta el recinto ferial anunciando el comienzo de los días festivos, cuando ya termina la cuenta atrás. En Marchena el pregonero lo elige cada año una de las casetas más antiguas. En 2019 un socio de la Caseta ‘Los Cardeños’, José Ricardo Pichardo, será el que cuente o cante, o ambas cosas, las excelencias de la fiesta, presentado por Francisco Javier Barrera. “A la caseta se le da vía libre para que organice el acto, a veces canta un coro, otras el pregón va acompañado de espectáculos audiovisuales, según lo que le venga bien”, cuenta el delegado.
El pregón empieza a las nueve de la noche y lo abre la Asociación Cultural El Roete con el baile de las sevillanas marcheneras, una variedad peculiar y única que se han convertido en una de las señas de identidad de la localidad. Cuando se acerque de la once de la noche, toda la comitiva se traslada andando hasta la portada de feria donde a las 11 en punto el alumbrado iluminará, junto un castillo de fuegos artificiales, un espacio que durante cinco días se convierte en lugar de encuentros para familias de toda la comarca.
Espacios para los jóvenes. Dedicar espacios y actividades para la juventud es uno de los objetivos en la organización de la Feria de Marchena 2019. De hecho la principal novedad de esta edición es una Fiesta Gozadera, con la presencia de Kike Rodríguez y tres DJ locales, el 24 de agosto en el Auditorio Pepe Marchena, con entrada gratuita.
De esta manera quieren crear ambiente el fin de semana antes de la celebración. Pero no será la única actividad. Habrá una “caseta libre de alcohol” con actividades para los menores de 18 años con la colaboración de la Cruz Roja local. Y, además, se han ampliado dos módulos la caseta de la juventud San Carmelo, duplicando su tamaño. “Es otro guiño a la juventud para que se disfrute de la feria”, concreta el responsable del área.
A partir del miércoles, la localidad centra su actividad en las 24 casetas del recinto, diseñado e inaugurado en 1990 con la misma estructura que la Feria de Sevilla, pero en pequeño. El recinto está a pie de la carretera de entrada de Paradas, muy cerca del Centro de Salud, en una explanada a la misma altura. Es un gran rectángulo dividido en calles con diferentes entrada y salidas. Es todo un recorrido para el paseo de caballos que este año suma media hora, hasta las 21:00, al tiempo que pueden estar en el recinto.
Días antes, el montaje de dichas casetas son revisadas por la Policía Local y Bomberos, cuando empiece será la Guardia Civil la que vigile si los proveedores cumplen con las medidas de seguridad alimentarias que marca la Ley.