C.P.G. La lluvia amenazaba la jornada del Miércoles Santo desde que amaneció. Sin embargo, las predicciones meteorológicas apuntaban a que las nubes no descargarían hasta la noche, lo que animó a las primeras hermandades de la jornada a ponerse en la calle, eso sí, buscando recorridos alternativos para aligerar la vuelta en caso de que, como sucedió, las predicciones se cumplieran. Sólo las hermandades del Cristo de Burgos y de Los Panaderos optaron por suspender sus estaciones de penitencia. La Sed y San Bernardo precipitaron sus regresos, mientras que el Buen Fin buscó refugio en la Anunciación, el misterio de la Lanzada fue acogido en el Salvador; el palio de la Virgen del Buen Fin se quedó en la Catedral, como los dos pasos del Carmen y los del Baratillo. Las Siete Palabras optó por volverse justo cuando la cruz de guía llegaba a la Campana, el momento en el que la lluvia apretó y deshizo la jornada. No obstante, todas las hermandades, al filo de la medianoche, iniciaron el regreso a sus templos.
Más allá de este desenlace, la jornada, más fresca que las precedentes y con más público en las calles, quizás por ser víspera del festivo, regaló otros detalles inolvidables. Así, una de las velas del palio del Carmen llevaba el lema #yomecuro, el hastag que creó el periodista Valentín García para contar a través de las redes sociales su cáncer y su convencimiento de superarlo. La dolorosa de la calle Feria ha entrado en Campana con la marcha Virgen de los Negritos,un guiño a la Virgen de los Ángeles que será coronada el próximo 13 de mayo. El Señor de la Paz, que estrenó túnica bordada en oro, obra de Manuel Solano, avanzó ante el palquillo del Consejo con marchas muy clásicas, como Puente de San Bernardo. Sus nazarenos, pese al cansancio y las horas de espera en la Catedral, no dudaban en repartir cera, estampas y nazarenitos de goma eva en su camino de vuelta.
Colgaduras en la Campana, recordaban el lema del 50 aniversario de la hermandad de la Sed, motivo por el que el Crucificado protagonizará una salida extraordinaria en septiembre por Nervión. La cofradía, que decidió acortar el regreso por Luis Montoto, Marqués de Nervión y Cristo de la Sed, entró en su templo a las 21 horas, cuando el horario oficial marcaba las 1.30 horas.
San Bernardo, que estrenaba el juego de 20 jarras pequeñas laterales en plata sobredorada de Ramón León y conmemoraba los 350 años de la hechura del Cristo de la Salud, optó por no rodear la plaza del Triunfo y pasar ante la fachada de la Casa de la Provincia para aligerar su regreso. De este modo, la cofradía entró en su templo a las 21.30 h., adelantándose en un par de horas al horario oficial. Ante tal esfuerzo, no extraña que la hermandad publicara en sus perfiles en las redes sociales un mensaje de agradecimiento «a todo el cuerpo de nazarenos, diputados, auxiliares, acólitos, bandas, capataces, costaleros y al pueblo de Sevilla su esfuerzo y saber estar en el día de hoy».
En el interior de la iglesia de San Antonio de Padua, la primera levantá del palio de la Virgen de la Palma, titular del Buen Fin, fue dedicada a la orden franciscana y, en particular, al cardenal Amigo, hermano de la corporación. La lluvia sorprendió a la cofradía avanzando por Cuna, por lo que buscó refugio en la iglesia de la Anunciación. Pasada la lluvia, regresó a su templo.
La Lanzada, que vio su cortejo dividido por la lluvia entre la colegial del Salvador y la Catedral, estrenaba este Miércoles Santo la restauración del dorado de los candelabros y crestería por Francisco Pardo; además, de los nuevos mantolines para las Santas Mujeres del taller de sucesores de Elena Caro, que fueron expuestos en la exposición de estrenos en el Círculo Mercantil; dorado de la diadema de la Virgen de Guía; la restauración y el plateado de los candelabros de cola.
El Baratillo, más allá de la polémica en torno al fajín de Franco que la Virgen de la Caridad luce desde hace 19 años, lució la nueva saya hecha a partir de un traje de luces del torero Morante de la Puebla, realizada por Sobrinos de Elena Caro. Estrenaba también la corporación el guion de la Misericordia con bordados de Luis Miguel Garduño y orfebrería de Ramón León. La cofradía se refugió en la Catedral durante el chaparrón que partió la tarde, pero regreso a su templo a su hora habitual.
Finalmente, la hermandad de las Siete Palabras, a la que sorprendió la lluvia cuando su cruz de guía alcanzaba la Campana pero la Virgen de la Cabeza aún no había llegado a la plaza del Museo, optó por regresar sin cumplir con su estación de penitencia. Entre sus estrenos, el más destacado las dos nuevas águilas bicéfalas, obra de Ramón León, que venían a sustituir las que fueron sustraídas en 2012.
La lluvia impidió que los cofrades pudieran apreciar en la calle la restauración del manto de Madre de Dios de la Palma, afrontada por Jesús Rosado, titular de la hermandad del Cristo de Burgos; así como la restauración de los varales, faroles, jarras y candelería por Orfebrería Andaluza. Tampoco el misterio de Los Panaderos lució en la calle la restauración del dorado de los respiraderos, realizado por el taller de Hermanos González.