Redacción. Ayer jueves, 23 de enero, queso presentada la túnica de los Devotos, una ofrenda con la que más de cuatro mil personas han querido dejar testimonio del IV Centenario del Señor. La pieza ahora reconstruida, ha sido datada como una obra original de Francisca de Paula Zuloaga, estrenada en la Estación de Penitencia del año 1817.
Hoy viernes, 24 de enero, en horario de 10-14h. y de 17-22 horas estará expuesta en el mismo espacio de la Basílica para que cuantos han contribuido y los fieles en general aprecien la obra. A partir del 31 de enero la túnica formará parte de la Exposición Mesa te esculpió, Sevilla te hizo su Señor que se desarrollará en la sede de la Fundación Cajasol de la Plaza de San Francisco.
Se retoma con esta túnica la tradición tan común en las hermandades de testimoniar con objetos físicos las grandes conmemoraciones históricas, así como la larga tradición secular de ofrecer al Señor todo el ajuar que posee, fruto de amor a Dios y vínculo devocional con lo trascendente que representa la Sagrada Imagen. Así, en 2017, entre un grupo de hermanos y fieles habituales de los Viernes del Señor, va creciendo la idea de ofrecerle una nueva túnica bordada, que tome el testigo de iniciativas similares de los siglos pasados. Nacía así la Túnica de los Devotos ahora presentada, llamada a convertirse en legado patrimonial -tangible e intangible-, del IV Centenario del Señor.
La Junta de Gobierno respaldó la iniciativa y se encargó de gestionar las donaciones con la condición de que la ofrenda saliera totalmente por cuestación popular y que, cuanto se recaudara en demasía, fuera a parar a las arcas de la Bolsa de Caridad, como así ha sido.
Se va perfeccionando a partir de entonces un viejo anhelo de recuperar el dibujo y bordar la antigua túnica que desde el inicio del s. XIX había tenido la Hermandad, conocida por su reproducción en fotografías, lienzos y azulejos, pero de la que no se conocía paradero al dejar de usarse con la paulatina incorporación de las tres grandes túnicas de la Corona, de los Cardos y la Persa.
Se inicia así un proceso de reconstrucción, primero del dibujo y después del bordado de la pieza, labores que corrieron por parte de Francisco Javier Sánchez de los Reyes y el Taller de Bordados Santa Bárbara respectivamente, y que concluyen ahora con su presentación y datación de la pieza original.
Intuida pero no certificada, la autoría de la túnica original fue de la prestigiosa bordadora Francisca de Paula Zuloaga, como los testimonia una anotación de Cabildo de Oficiales del 1 de enero de 1817. En las Actas de vuelve a dar fe de su estreno en la Madrugada de 1817. El encargo de la túnica se hace en cabildo de 10 de marzo de 1816, a iniciativa del Hermano Mayor, repartiéndose el coste entre los oficiales y diputados, con una mención de Domingo Dávila, que se ofrece a la hechura de la túnica, posiblemente la confección o donación del soporte de terciopelo.
La túnica original era conocida especialmente por el grabado de la mitad del s. XIX del establecimiento litográfico de Enrique Utrera, en el que el Señor aparece representado con ella sobre su paso de salida. También por la multitud de estampas y cuadros que reproducían las primeras imágenes fotográficas realizadas al Señor, en especial la tomada por Emilio Beauchy, hacia 1870. La proliferación de ésta y otras imágenes del Señor con la túnica, favoreció que se siguiera reproduciendo aún después de que desapareciera de entre los bienes de la Hermandad.
Nada se sabe en concreto de esta desaparición. La túnica, comúnmente ha sido confundida en publicaciones con la que sólo por 1854 tuvo el Señor como obra de Manuel María Ariza. También se ha especulado con que fuera alrededor de 1908 cuando, siguiendo un procedimiento habitual, Rodríguez Ojeda la tomara en pago por la Persa, cuestión poco posible teniendo en cuenta que la Neomudéjar fue costeada por la Sra. Sánchez Arjona.
Sí queda claro que, con motivo de la disputa y devolución de la túnica de Ariza en 1854, y del posterior encargo de la de la Corona, se testimonia entre los oficiales que es deseo tener una túnica completamente bordada y no sólo en la guardilla, en clara referencia a la ahora identificada como de Zuloaga, a la que no se le apreciaba el valor de otras preseas anteriores, pues se consideraba pieza de camarín. También, fruto del análisis de la documentación para la reconstrucción del dibujo de la túnica ahora ejecutada, se ha detectado que debió ser restaurada en la segunda mitad del s. XIX, completándose y ampliándose con nuevos bordados.
Basándose en todas las fuentes documentales obtenidas, Francisco Javier Sánchez de los Reyes reconstruyó el diseño de la obra, completando las partes opacas de las que no se obtuvo obviedad, enriqueciendo la calle central y adaptando el patrón a la Imagen del Señor.
La túnica desarrolla una temática floral, con diferentes especies y tamaños, cuyo rasgo más llamativo, como en la original, son las palmetas, plumas o fuentes que salen de unas flores de cardo a punto de florecer. Estos remates llaman la atención en los grandes tallos de los espacios centrales y en los costeros por su altura, pero también en los puntos intermedios resultantes de éstos, donde el motivo de palmetas es rodeado por ramas y capullos de flor que los envuelven.
Para la realización del bordado, siguiendo el dibujo reconstruido, se han utilizado hilos metálicos entorchados de oro fino, talcos antiguos, chapas redondeadas, lentejuelas y pedrería. Técnicamente aparecen, setillos con hilo de muestra y moteado, puntas simples en muestra, cartulinas en muestra y en moteado, así como técnica de canutillo y el trabajo de lentejuelas con canutillo (venas de lentejuela, canutillo en pespunte o individuales) entre otras.
Como soporte de los trabajos en oro, un terciopelo malva evoca el color del Señor de los azulejos en los que se representó con la túnica de Zuloaga.
La recuperación de la antigua Túnica de las Flores quedará para el recuerdo de los primeros cuatrocientos años de misericordia de la Sagrada Imagen. Como agradecimiento a las más de cuatro mil personas que han querido participar en la ofrenda, también como se hacía desde antiguo cuando las bordadoras metían sus súplicas y oraciones al Señor en papelitos doblados entre las cartulinas de sus bordados, en el forro aparecen serigrafiados los nombres que los devotos han querido que para siempre estén vinculados con ésta que es su Túnica. La Túnica de los Devotos.