RFB. Siempre quiso ser veterinaria, desde muy niña, la vida -ya intensa aún su juventud- le ha permitido hacer realidad esa ilusión, pero también comprobar que hay una enorme diferencia entre ejercer esta profesión en España o donde ella lo hace, en Francia. Una de las razones puede estar en que en nuestro país hay 11 facultades de Veterinaria por 4 del vecino del norte, siendo Francia muchísimo más grande en demografía que España.
Entre otros factores por eso ‘la oferta de empleo para veterinarios en Francia es impresionante. Hay muchos sitios en el que además de un muy buen sueldo, te ofrecen casa, coche y teléfono con el fin de convencer a los veterinarios para que se queden a trabajar. Y aun así hay muchas clínicas que no consiguen encontrar veterinarios. Sin embargo en España, son muchos los licenciados en veterinaria que terminan haciendo un trabajo que no tiene nada que ver con el mundo de la veterinaria. Una pena la verdad!’
Rocío Bermúdez-Coronel García nació en Sevilla pero con dos años de edad con su familia se fue a vivir a Marchena. Aparenta bastante más juventud que la ya de por sí que da la proximidad, por abajo, a los cuarenta. En su origen andaluz, del que se siente orgullosa, combina el acento plural de madre gaditana y padre sevillano. Ambos progenitores, muy jóvenes, han dejado una evidente huella en su personalidad.
Aunque está afincada en Francia, mantiene múltiples anclajes en Sevilla: además de sus padres -que viven entre Huelva y Sevilla-, su hermano mayor, que también es muy jóven -tampoco llega a los 40- sigue residiendo en la ciudad marchenera; Su hermana pequeña de 35 años vive en las Pajanosas. Y sus dos “hermanos” pequeños de 27 y 28 años viven en Sevilla. Ella los considera hermanos, aunque en realidad son primos hermanos suyos. Su tía falleció cuando ellos tan solo tenían 1 y 2 añitos así que fueron criados en el seno de la amplia familia de Rocío.
Nuestra protagonista vive en un pueblecito cerca de Limoges con sus tres hijos, Nazaret, Inés y Pablo, de 7, 5 y 3 años respectivamente. Se separó del padre hace dos años y medio y éste decidió entonces volverse a España. Rocío se quedó en la ciudad de la porcelana y ha tirado con energía para adelante con esta bonita familia.
Estudió E.G.B en el Colegio Santa Isabel de Marchena, B.U.P y C.O.U en el Instituto Isidro Arcenegui de la misma localidad. Se licenció en 2007 como veterinaria en la Facultad de Cáceres y en 2018 validó sus exámenes teóricos y prácticos del Certificado de Estudios Superiores en Ortopedia y Traumatología Veterinaria en el Ecole Nationale Vétérinaire de Toulouse, y actualmente está trabajando en sus casos clínicos para la validación de esa formación.
Aficiones tiene muchas, pero poco tiempo libre como puede parecer evidente. Nos dice que le gusta mucho todo lo que tenga que ver con la naturaleza, jardinería, le encanta cultivar su propio huerto, la ornitología y la fauna salvaje en general. Así mismo la fotografía y las manualidades.
Tiene pasión por viajar. Cuando era pequeña viajaba mucho con sus padres. Eran monitores de muchos proyectos de intercambios europeos y cada vez que tenía oportunidad viajaba con ellos. Se siente muy agradecida con ellos por haberle permitido conocer otros países, otras culturas, otras personas. Muy enriquecedor.
En 2003 pudo cursar un año en la Facultad de Veterinaria de Bari (Italia). Una experiencia para ella inolvidable. Poco más tarde, en 2006, pudo disfrutar de otra beca Erasmus en el Ecole Vétérinaire D’Alfort en Paris, lo cual le aportó muchísimo para su carrera profesional, además de permitirle aprender otro idioma puesto que nunca había estudiado francés.
Se licenció en 2007 y después se inscribió en la facultad de veterinaria de Córdoba para hacer un màster en Zootecnia y Ganadería Ecológica pero la experiencia según nos cuenta resultó muy negativa. En 2008 consiguió una beca Leonardo Da Vinci para trabajar en un proyecto de reintroducción del Visón Europeo en la región de Saarland (Alemania). Otra de las mejores experiencias de su vida.
Volvió a España en Diciembre de 2009 y en Febrero de 2009 se montó en el coche, con su perra y unas cuantas cosas y recorrió 1600 km para llegar cerca de Poitiers, para una oferta de trabajo de tres meses, pero de un trabajo le salió otro, y después otro…. y hasta hoy.
A Limoges llegó en 2012. Es una región muy tranquila, con buena calidad de vida y asequible económicamente. Hay mucha vegetación y poca aglomeración porque la gente vive muy dispersada en el campo.
Rocío opina que Francia es un país muy cosmopolita, con gran variedad de mentalidad y culturas. El clima depende de cada año. Yo he llegado -nos dice- a estar a temperaturas de -20° a principios de 2012 pero estos últimos años la temperatura no llega a bajar tanto. El verano puede ser duro a veces, pues aunque no subamos más de 35°, la humedad relativa es tan alta que es un calor insoportable. Casi prefiero los 50° al sol de mi pueblo.
Respecto a su actividad cotidiana nos comenta que ‘Los horarios de trabajo al principio me gustaban mucho, porque por lo general a las 7 de la tarde he terminado. Pero con el paso del tiempo me he acostumbrado a los horarios de aquí, sobre todo desde que tengo hijos, por lo que ya no veo ninguna ventaja con respecto a España. A las 7-8 se cierra todo en general donde yo vivo. Mis horarios de trabajo son de 8 o 9 de la mañana hasta las 7 de la tarde. Dependiendo de los días. Trabajo 4 días a la semana y un sábado de cada dos.Yo tengo un contrato por días. Pero aquí las jornadas son de 7 horas’.
Para Rocío el ocio se limita a los fines de semana, y como durante la semana ve poco a sus hijos pues intenta dedicárselo y ocuparse de la casa.
Vuelve a Sevilla al menos tres veces al año. Navidad, verano y otra vez durante alguno de los periodos de vacaciones escolares. Y es que allí, en Francia, los niños tienen muchas vacaciones. Dos semanas en Febrero, dos semanas en primavera, 8 semanas en verano, 2 semanas en Octubre y otras dos en Navidades. Y a parte de ello los miércoles no hay colegio.
Lo que más le gusta de donde vive es que su profesión ‘está mil veces más valorada de lo que pueda estar en España‘. Otro punto muy positivo -afirma- es que el gobierno francés da muchas ayudas para las familias.
Lo que menos le gusta de allí es la falta de vida social. ‘En España, especialmente en Andalucía, vivimos gran parte del tiempo entre amigos y familia. Aquí mis encuentros sociales son muy pocos‘.
Lo que más echa de menos de Sevilla es su familia. Los añora mucho, y cuanto más pasa el tiempo más pena le da estar lejos de ellos. Sus amigos también, por supuesto. Y de Sevilla el clima, la gente, la comida, la forma de vida en general.
Ante nuestra pregunta, Rocío nos dice que ‘sí que recomendaría vivir fuera, por un lado es muy enriquecedor conocer otras culturas, costumbres, gastronomía. Permite abrir mucho la mente y escapar del conformismo español. Y por otro lado cambia la forma de mirar tu propio país, sobre todo en este tiempo en el que mi país lo pasa tan mal y en el que yo escucho el himno español o el de Andalucía y me pongo a llorar‘.
Le encantaría poder volverse algún día a su anhelada Andalucía, es casi un sueño para ella. Pero su situación personal y profesional en España le parecen en este momento inviables.
‘La profesión veterinaria en España está poco valorada‘, comenta. Sin embargo cree que los veterinarios españoles (al menos todos los cercanos a ella) son de una calidad profesional y humana inmejorables. Dedican mucho tiempo y dinero a la formación continua para dar siempre el mejor servicio. Allí en Francia el estado paga gran parte de esas formaciones, mientras que sus compañeros españoles se pagan ellos mismos una formaciones que llegan a costar mínimo 1.000 euros para un fin de semana.
‘Es por ello que me da mucha rabia, que después de tantos años de dedicación y esfuerzo sea una profesión a la que no se le da el valor que tiene. Una prueba de ello es que no se haya incluido a ningún veterinario epidemiólogo desde el principio para poder controlar esta endemoniada pandemia. Los veterinarios estamos más que acostumbrados a trabajar para controlar enfermedades infecciosas que son zoonosis en muchos de los casos’.
‘Creo que la mayor parte de mis compañeros de profesión, aunque no nos dediquemos concretamente al control de enfermedades (nosotros también tenemos nuestras diferentes especialidades), coincidiremos en que la gestión de las medidas para evitar el contagio ha sido pésima, y que deberían haberse seguido protocolos de test masivos y cuarentenas como se hace hoy en día en el mundo veterinario. Este es un clarísimo ejemplo de lo poco valorada que está nuestra profesión en España. Los países en los que la crisis del Covid-19 es gestionada por un veterinario el resultado es incontestable‘.
Se considera afortunada, porque allí trabaja actualmente junto a uno de los más conocidos cirujanos veterinarios de Francia, Dr. Frederic Sanspoux. Lo cual le está permitiendo crecer mucho profesionalmente y espera que ello pueda abrirle muchas puertas en el futuro.
Le preguntamos sobre la imagen actual de España allí, y nos dice que ‘esa pregunta, en estos últimos tiempos que corren es un poco complicada de responder, entre los problemas de política, de los independentistas, y ahora la pandemia y su mala gestión, no puedo decir que España de buena imagen a los países vecinos, más bien una imagen de inestabilidad política, social y económica. Una pena, la verdad‘.
‘De Andalucía y Sevilla, todos los comentarios son siempre positivos, claro está que siempre es desde un punto de vista turístico. Siempre me gusta oír hablar bien de su gente, su gastronomía, su belleza, su clima‘.
Le preguntamos también que cual sería una buena noticia que querría conocer. Rocío asegura que ‘la mejor noticia que podrían darme hoy sobre Sevilla es que no se da un caso más de coronavirus. He podido leer que los sevillanos han tenido un comportamiento ejemplar con la cuarentena y que es la ciudad en la que más se ha reducido el porcentaje de viandantes por sus calles. Ole esos sevillanos! Y por supuesto que no hubiera ni un caso más en el resto de España ni en el mundo’.
Rocío en Francia es feliz porque hace lo que le gusta. Aunque su objetivo no es ganar dinero, quiere disfrutar de su profesión y que también le permita vivir. En España -afirma- podría quizás disfrutar de su profesión pero le costaría mucho vivir de ello. No podría mantenerse con un salario en nuestro país sin contar con las ayudas del estado. Teniendo tres niños pequeñitos le parece simplemente imposible.
Se despide en la entrevista expresando que ‘a los sevillanos les diría que nunca se da cuenta uno de lo que tiene hasta que lo echa en falta. Que disfruten cada segundo de ella, de su gente y que sobre todo la cuiden bien‘.
2 comentarios en «La sevillana Rocío Bermúdez-Coronel, comprometida con su profesión y tres hijos pequeños en Francia»
Ha sabido aprovechar las oportunidades y se ha convertido en una gran profesional, un nivel muy superior al que estemos acostumbrados. Y ahí no tienes unos abuelos para que se queden un momento con los niños, ni unos hermanos, ni una vecina… parece que cada adversidad la ha hecho más grande hasta convertirse en una meta casi inalcanzable. Una pena que dicha joya se escape de España por no cuidar a los grandes profesionales. Mil gracias y enhorabuena!
Muchísimas gracias por estas maravillosas palabras. El mérito no es mío sino el de tener una familia que me ha apoyado y me apoya siempre incluso en la distancia. Sin ellos no hubiese conseguido nada.