Fermín Cabanillas. Lavarse todos los días la cara con agua fría y jabón de aloe vera es el secreto, según ella, para haber llegado a los 105 años de edad «con la cabeza mejor que todos nosotros», como explica a Efe Dolores, uno de los siete hijos de María del Castillo Guerrero, una vecina de Lebrija (Sevilla) que puede presumir de ser una de las más longevas de España.
Guerrero, nacida en 1913, ha llegado a esa edad con una fiesta en la que se reunió la familia que se ha creado en torno a ello, tras tener siete hijos, de los que uno falleció, 19 nietos, 20 bisnietos y un tataranieto, «y tener una memoria prodigiosa, con cosas que tiene grabadas a fuego, como las dos guerras en las que participó mi padre», explica.
Su hija señala que su madre tuvo una infancia muy feliz, sufrió algo en su madurez, y, como ella misma explica, ha llegado a la ancianidad «en la gloria, rodeada de toda su gente».
En la actualidad, aparte de que «necesita ayuda en ocasiones, como para levantarse de la cama o acostarse», mantiene una cierta autonomía en su día a día, «su cabeza está perfectamente, recuerda todo lo que pasa, y sólo tiene problemas en la vista«, explica su hija.
A la hora de comer o desenvolverse en otras cosas tiene autonomía total, aunque con los años ha dejado de hacer ganchillo y planchar, que eran sus dos grandes aficiones.
Según añade, «lo bien cuidada que está por los hijos, nueras, yernos y toda la familia le ha ayudado mucho a llevar una vida tranquila y llegar a los 105 años», en un pueblo donde una mujer de 102 años de edad es la siguiente en longevidad a María del Castillo.
Eso sí, para lo que parece que no hay secretos es para el enorme cariño que los vecinos de Lebrija tienen hacia esta mujer, que «no puede ir por la calle, porque la paran continuamente, la quieren mucho, y eso desde luego que se nota».
María del Castillo es viuda desde hace 22 años, pero el cariño de todos los que le rodean le ha hecho superar todos los problemas de la vida para seguir adelante como un ejemplo.