Fermín Cabanillas. Con la misma pasión que Távora defendió todo lo relacionado con Sevilla, con el sur y con la cultura, su ciudad le ha despedido hoy, con una sencilla ceremonia celebrada en el Ayuntamiento, donde a primera hora se instalaba la capilla ardiente por el dramaturgo.
Gente de todas las edades, ideologías y clases sociales, se han unido para dar el último adiós a una de las referencias culturales indudables del siglo XX y parte del XXI.
La cita ha servido para reivindicar el legado de una figura que el exDefensor del Pueblo andaluz, José Chamizo, ha resumido como «Andalucía, en el sentido más profundo del término», y ha destacado de Távora su «lucha en la época del franquismo para avivar al pueblo y decirle que la resignación no es el buen camino».
«Fue un precursor». Una defensa de la cultura andaluza en la que coincide el delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que lo ha definido como un precursor, alguien que puso en valor todo lo que era la cultura andaluza, la cultura de élite, en el mejor sentido de la palabra, desde un punto de vista innovador y original».
La consejera andaluza de Cultura, Patricia del Pozo, ha llegado acompañada del alcalde, Juan Espadas, y ha dicho que con la muerte de Távora se viven «unos días muy tristes para Sevilla, Andalucía y España y creo que para el mundo entero, porque se nos ha ido uno de los grandes genios de la cultura andaluza, una persona que ha llevado a todo el mundo las raíces de esta tierra de una manera humilde».
Espadas, por su parte, ha puesto sobre la mesa la importancia «de una persona que empezó de la nada», y ha resaltado que difundía «un orgullo de sentirse andaluz que le hacía ser creíble, con una personalidad fuerte», además de ser «un creador en todo lo que emprendía, un referente para todos los andaluces y sobre todo para Sevilla».
Ha avanzado que se va a comenzar a trabajar en un homenaje a Távora de forma permanente en su barrio, el Cerro del Águila, que podría traducirse en la colocación de una estatua en su recuerdo en una plaza de la zona de Sevilla donde siempre vivió y trabajó.
El responsable de la fundación Blas Infante, Isidoro Moreno, ha subrayado que “se nos queda para siempre no sólo en el recuerdo de los que le conocimos hace ya muchas décadas, y no puede ser un mito, porque no se puede convertir en mito a las personas cuyo pensamiento y práctica son un ejemplo”.
Moreno ha dicho además que “el mejor homenaje a Salvador es que se sigan representando sus obras”,
Tras este breve acto, el cortejo fúnebre se ha dirigido al cementerio de San Fernando con dos coches, ya que la gran cantidad de coronas que se han enviado a la familia ha hecho necesario que se habilite un segundo vehículo fúnebre para transportarlas.