Redacción. Casi un siglo hace que el físico húngaro Kalman Tihanyi inventó el sistema de visión nocturna. Su trabajo se centró en un visor electrónico sensible al infrarrojo. El invento se utilizó en la defensa antiaérea británica.
A mediados de los años treinta del siglo pasado los alemanes avanzaron en su uso, estableciendo dispositivos en los carros de combate y también siendo utilizados por la propia infantería en la guerra mundial posterior.
El ejército norteamericano también dotó a su infantería de este útil que permitía tener opciones de combatir cuando la luz natural del sol se perdía en cada jornada.
Al principio los equipos individuales requerían de importantes fuentes de alimentación. El paso del tiempo permitió, ha permitido, que se haya sofisticado el sistema contando hoy en día con unos visores de una eficacia espectacular. Las gafas y prismáticos de visión nocturna son instrumentos muy comunes en la actualidad.
Es curioso que aunque, como hemos indicado, la invención y el uso de estos dispositivos estuvo vinculado hace muchos años a la gestión bélica, a nivel de gran público no haya tenido especial celebridad hasta que tuvo lugar la Guerra del Golfo de 1991. Desde entonces los ciudadanos en general son más conscientes de la existencia de estos sofisticados aparatos de visión.
Las gafas de visión nocturna de uso comercial, antecedentes de lo que hoy ofrece el mercado, fueron creadas por Vladimir K. Zworykin, de Radio Corporation of America. La idea de Zworykin surgió de un antiguo misil guiado por radio. Inicialmente no fue exitosa la irrupción en el mercado, por el coste y las dimensiones del producto. Sin embargo, desarrollos posteriores y sucesivos han conseguido una eficiencia y una eficacia para este tipo de instrumentos extraordinarias.
Se cuenta en el mercado tanto con monoculares como con binoculares que satisfacen las expectativas más exigentes. La alta tecnología, la robustez y versatilidad consiguen en muchos casos ofrecer un gran rendimiento a precios razonables. La función de los mismos es medir la temperatura y amplificar la luz. El uso de estos dispositivos tiene distintos perfiles de legalidad según los países que se consideren. En España es competencia de la comunidades autónomas.
Es común la utilización de estos dispositivos entre los profesionales de sector policial y de seguridad. Un mercado institucional muy importante en el que ya se ha hecho imprescindible la visión nocturna. Lo usual es que los visores puedan llevarse en la mano o montarse sobre la cabeza o sobre un casco.
Las monturas especializadas permiten usar el monocular con un rifle. También pueden tener la capacidad de acoplar el monocular a la campana de la videocámara o de la cámara, de modo que pueden permitir de forma efectiva el sacar las fotografías nocturnas.
Las estructuras básicas de estos dispositivos suelen complementarse con una variedad de lentes compatibles que permiten llevar la sesiones de vídeo por la noche a largas distancias instantáneamente. Los equipos estándar suelen posibilitar ensamblajes con unos tubos intensificadores de imagen alto rendimiento de fósforo verde o de fósforo blanco.