Redacción. La capital ha reabierto por completo al tráfico la Avenida del Greco, tras concluir los trabajos de reparación de los daños causados por el reciente temporal de lluvia y granizo en los contenedores soterrados que se encontraban recién instalados, así como las últimas intervenciones y arreglos pendientes en el asfaltado y acerado y las señalizaciones.
Todas estas actuaciones han sido ejecutadas por la empresa adjudicataria de las obras en la avenida, que aún no se encontraban recepcionadas y sin que, por tanto, hayan supuesto coste alguno adicional para la Emasesa. Se trata de un proyecto afrontado atendiendo a criterios de sostenibilidad y consensuado con residentes y comerciantes y que, en su último tramo de ejecución y con la avenida ya abierta a la circulación pendiente de concluir los remates, se vio afectado por una tromba de agua y granizo el pasado Jueves Santo.
La avenida se reabrió al tráfico el día 7 de abril a expensas de sus últimas actuaciones, debido a que se cumplían las condiciones para su reapertura al tráfico tal y como solicitaban los comerciantes y residentes, mientras se hacían intervenciones complementarias como alumbrado, contenedores o ajustes en las actuaciones en acerado y asfaltado. De esta forma, además, se garantizó además el paso de la Hermandad de San Pablo por esta vía durante la Semana Santa.
El objetivo era realizar los ajustes pendientes con el tráfico abierto y que las últimas revisiones en el asfaltado se pudieran acometer de noche sin incidencia en el tráfico o en fin de semana. No obstante, el temporal que se registró en Semana Santa causó daños en elementos recién instalados, como los contenedores soterrados, lo que obligó a una intervención de mayor envergadura.
El proyecto. El proyecto de la Avenida del Greco incluye importantes elementos de innovación ambiental. De hecho, la intervención, que fue licitada por un importe de 3,2 millones de euros, ha incluido la renovación de todas las redes para el saneamiento y abastecimiento que se encontraban deterioradas y la sustitución de todo el acerado y la calzada usando materiales sostenibles y que mejoran la eficiencia energética.
Se han generado nuevos espacios para los peatones y se ha renovado y reubicado el carril bici para mejorar la convivencia. La circulación se limita a 30 kilómetros hora y para ello se han implantado distintas medidas de calmado del tráfico. Por primera vez en la ciudad, se ha desarrollado un sistema completo de drenaje urbano sostenible que recogerá el agua de la lluvia. Los contenedores de Lipasam (26) se han soterrado para mejorar su eficiencia y el alumbrado se ha renovado por completo con un sistema de luces led. Hay también un nuevo sistema de riego y nueva señalización viaria y semafórica. También se instala un punto wifi con sensores.
Las características de este proyecto han demandado nuevos materiales y maneras distintas de construir, en la búsqueda de una mayor eficiencia, convirtiendo a una de las arterias principales del distrito San Pablo-Santa Justa en un proyecto emblemático dentro del modelo de sostenibilidad.
